En los últimos años, las enfermedades que afectan al cultivo de trigo han incrementado su severidad debido a la difusión de cultivares de trigo susceptibles, el incremento del área de siembra directa sin rotación, uso de semilla infectadas que ayudaron a diseminar el inóculo en algunas manchas foliares y en especial a condiciones ambientales favorables a manchas foliares, hongos de suelo y de espiga que tienen el potencial de limitar los rindes y calidad del cultivo de trigo.
Entre las enfermedades con mayor impacto sobre la productividad (Tabla Nº 1 ) se destaca el grupo de las enfermedades foliares como Septoriosis de la hoja (Septoria tritici) Roya de la hoja (Puccinia recondita) y mancha amarilla (Pyrenophora tritici-repentis). Estas manchas tiene una alta incidencia en todas las regiones trigueras de la Argentina. Otra enfermedad que se datacó en las últimas campañas es el pietin de los cerales (Gaeumannomyces graminis), esta es un hongo de suelo que como no se cuenta con germoplasma resistente su manejo se basa en las rotaciones de cultivo. Otra enfermedad que ha causado alarma entre los productores es la Fusariosis de la espiga (Fusarium graminearum), la cual puede provocar importantes daños, pero dado sus estrictos requerimientos climáticos para la infección su aparición resulta ocasional (Grafico Nº 1).
Tabla Nº 1. Estimaciones de pérdidas de rendimiento de los principales patógenos en trigo.Grafico Nº 1. Severidad promedio en los cultivares de trigo de patógenos de hoja y espiga en las 6 últimas campañas en La Pampa.Manejo de las enfermedades en trigo
Una de las herramientas más importantes con que cuentan los productores de trigo para manejar las enfermedades es la aplicación de medidas preventivas. A este grupo de prácticas la podemos dividir en dos: 1. medidas adoptadas antes de la siembra del cultivo y tendientes a prevenir que la enfermedad se establezca en el cultivo o alcance niveles de daño económico y 2. medidas que se adoptan luego de que se han establecidos los patógenos en el cultivo.
Entre las primeras se destacan las siguientes:A. Siembra de cultivares de trigo de buen comportamiento a la roya de la hoja. Se debe disponer de la información generada por los criaderos y por la evaluación fitosanitaria de las estaciones del INTA. Dicha información sirve para elegir cultivares que combinen buen rendimiento con buen comportamiento frente a las enfermedades. Esta medida es de mucha importancia para patógenos obligados como las royas y oidios que no tienen capacidad de sobrevivir en los rastrojos. Se debe tener en cuenta que el uso reiterado y difundido de un mismo cultivar en una gran superficie puede causar la pérdida de esa resistencia debido a un cambio en la virulencia del patógeno. En estas últimas campañas tenemos algunos ejemplos de este problema.
B. Rotaciones de cultivos para el control de manchas foliares y pietin de los cereales. Estas mediadas afectan a un grupo de patógenos llamados necrotróficos que acumulan inóculo en los rastrojos especialmente en condiciones de monocultivo. La remoción o enterrado del rastrojo tiene un impacto directo en disminuir la cantidad del inóculo y la severidad de la enfermedad de una campaña a otra. Por el contrario, la acumulación y permanencia del rastrojo proveniente de un cultivo enfermo en el lote garantiza la presencia de la enfermedad en el cultivo.
Tabla Nº 2. Efecto del monocultivo sobre las lesiones de mancha amarilla C. Uso de fungicidas curasemillas. Algunos patógenos tienen la particularidad de asegurar su diseminación via semilla y esto constituye una excelente forma de introducción en lotes donde antes no existian.Tradicionalmente los curasemilla apuntaban a eliminar el carbón volador y caries del trigo, sin embargo el aumento de patógenos causantes de manchas foliares justifica, previo analisis de semilla, el uso de fungicidas curasemilla que controlen patógenos como mancha amarilla bajo condiciones de rotaciones
Tabla Nº 3 . Fungicidas curasemilla para controlar mancha amarilla.En caso de que el nivel de resistencia genética, o bien el tratamiento de semillas y las prácticas culturales no fueran suficientes para evitar pérdidas económicas el control químico vía pulverización en la parte aérea es una técnica rápida a pesar de que aumenta el costo de producción. Como en lasúltimas campañas la presencia de enfermedades deprimieron los potenciales de rendimiento por pérdidas de área foliar o daño en las espigas.
Sobre la base de un cuidadoso seguimiento durante los diferentes períodos de crecimiento y desarrollo del cultivo, el productor puede oportunamente aplicar funguicidas que minimicen o anulen las posibilidades de pérdida.
Durante el período que abarca macollaje - encañazon a inicios de espigazón, es indispensable estar atento y cuantificar la presencia de enfermedades foliares como roya de la hoja y mancha amarilla. La importancia de las pérdidas por afecciones de estas enfermedades, depende de cuan temprano e intensamente se muestren los síntomas sobre la hojas del cultivo.
Tabla Nº 4: Evolución de la roya de la hoja (RH) y Mancha amarilla (MA) hasta el momento de aplicación de los fungicidas (severidad %) en el cultivar K. Pegaso.Esta tabla muestra la importancia de realizar monitoreos frecuentes en cultivares susceptibles para definir el mejor momento de aplicación.
Debido a cuestiones básicamente económicas, la decisión de una aplicación de fungicida debe ser analizada para obtener algún beneficio económico que justifique su práctica. Por tal razón, sumado al hecho que normalmente el desarrollo importante de enfermedades en las hojas superiores de la planta de trigo ocurre a partir del estado de bota, sería conveniente asumir los problemas que implican las infecciones tempranas, orientando las aplicaciones al estado de hoja bandera desarrollada (Z 39). Es importante recordar que los fungicidas para controlar enfermedades foliares no deben aplicarse preventiva ni tardíamente, sino cuando los valores de una determinada enfermedad alcancen los umbrales de daño económico.
Las siguientes tablas muestran los resultados de aplicaciones de diferentes fungicidas foliares realizados de acuerdo a la evolución de la epidemia (Tabla Nº 5 ), en el cultivar K. Pegaso (susceptible a roya de la hoja y moderadamente susceptible a mancha amarilla)
Tabla Nº 5: Descripción de los tratamientosTabla Nº 6 : Efectos de la aplicación de diferentes fungicidas sobre el rendimiento de grano y peso de 1000 granos Tratamiento Rendimiento de grano*Medias en columnas seguidas por la misma letra no difieren entre sí. Test de diferencias mínimas significativas al 5%.
El incremento por la aplicación de un funguicida en el estado Z 39, y con la severidad de roya de la hoja y mancha amarilla mostrada arriba estuvo entre 800 y 1600 kg/ha. Todos los tratamientos respondieron significativamente a las aplicaciones de funguicidas. El testigo sin aplicar disminuyó significativamente el peso de 1000 granos.
Tabla Nº 7: Severidad de roya de la hoja (RH) y mancha amarilla (MA) en los distintos tratamientos 19 días después de la aplicación de fungicidas. Estado de grano acuoso.Esta tabla muestra la efectividad de los productos aplicados donde se muestra claramente una marcada disminución del progreso de la epidemia en los tratamientos con funguicidas. En el testigo solamente quedó el 50% de la superficie de la hoja bandera con clorofila para realizar fotosíntesis.
Bibliografía