Reflexiones introductorias:
La producción agrícola en general, y por la lógica impuesta, implica grandes disturbios ecológicos. El concepto de actividad antrópica. Vivimos inmersos en el concepto de “producir a cualquier costo”, hacer que la tierra produzca bienes de interés económicos implica un altísimo costo medioambiental. Sobran los ejemplos de “holocaustos biológicos” en pos de hacer producir la tierra.
La mecánica actual es la de modificar destruyendo los escenarios naturales, implantando monocultivos, y generalmente con variedades exóticas para el lugar. Consecuentemente y por la cultura de atomizar el análisis de los problemas de plagas y enfermedades, se aplican supuestas soluciones generalmente con químicos de síntesis. Es decir, se destruye un equilibrio muy complejo que demandó miles de años en formarse; esto genera plagas como las hormigas cortadoras y después se pretende controlarlas con soluciones específicas. Sin tener en cuenta que hasta los ambientes modificados son una complejidad escasamente comprendida.
Mucho se ha estudiado acerca de las técnicas y productos químicos para plagas específicas. Y los resultados a corto plazo fueron muy satisfactorios. Durante décadas, a pocos les importó los efectos “colaterales” de la utilización de estos productos y técnicas. Todavía hoy, quienes trabajamos en algún aspecto de la supresión de productos de síntesis, caemos en la lógica de utilizar algún controlador biológico u orgánico para controlar plagas. Es común olvidar que aunque tengan menor impacto en el medioambiente, la solución es a corto plazo. Un manejo más racional y amigable implica una visión más amplia de la problemática generada por la modificación hecha a la biodiversidad nativa.
Las hormigas son seres que existen en nuestro planeta desde miles de años antes que nuestra especie. Es decir, han demostrado ser muy eficientes para adaptarse y expandirse. Han demostrado que tienen una inteligencia colectiva que en muchos aspectos supera a la nuestra. En la actualidad, han desarrollado mecanismos de defensas que entre otras cosas, le permite defenderse de productos químicos que son una maravilla de la ingenieria. Si trasladáramos imaginariamente esta adaptación a nuestra especie, solo se podría comparar con que los Seres Humanos fuésemos capaces de sobrevivir a un ataque diseñado por una inteligencia más compleja. Pues las hormigas lo han logrado. Esto dicho a los efectos de iniciar nuestros análisis con una cuota de humildad y respeto hacia las capacidades de otros seres vivos.
Es inevitable el replanteo de la visión respecto del manejo de plagas como las hormigas cortadoras. Las iniciativas de estudio al respecto generalmente, parten desde una postura que no contempla el actuar con la naturaleza a favor. Y si, se hace desde una óptica de destruir específicamente aquello que es perjudicial en términos productivos. Generando más caos. Que a su vez, implica más problemas. Estableciendo así un círculo vicioso que nos ha traído hasta donde actualmente nos encontramos.
Es esta lógica errónea la que actualmente determina que inclusive quienes estudian y ensayan controladores biológicos, a veces utilizan especies exóticas también. En concreto, antagónicos de cepas foráneas en el caso de microorganismos. Insectos foráneos que son introducidos para controlar plagas, etc. Es decir, se continua con una estructura que es tan o más peligrosa que la generada por los agroquímicos. Huelga mencionar, que reemplazar químicos contaminantes por seres vivos que se introducen en ambientes ya modificados, puede ser la puerta de entrada a una situación de descontrol más grave aún. Será necesario entonces, tener mucho cuidado respecto de no creer que por que se utilizan controladores biológicos, estos están exentos de riesgos y consecuencias. Será entonces cuando sea necesario, estudiar con mas detenimiento las posibilidades que existen con controladores biológicos nativos. Se complica cuando por lógica, es difícil encontrar nativos que puedan controlar exóticos.
Un ejemplo de esto, es lo que ocurre respecto de encontrar controladores biológicos para la presencia de áfidos en plantaciones de Yerba Mate (Illex paraguriensis). Una línea de estudios determina que quienes podrían controlar a estos áfidos, son de la familia de los Syrfidos . Pero estos últimos dependen en gran medida de la presencia de plantas con flores actinomorfas. Y en un primer relevamiento, las que están disponibles en cantidades y con ciclos conocidos, son de especies vegetales exóticas. De las nativas con flores de estas características se conocen algunas, y observando en la naturaleza local, son de escasa presencia en el equilibrio silvestre. Es decir, habría que implantar plantas exóticas o bien sobrecargar de una nativa para generar mayor presencia de un controlador para una plaga especifica. Este ejemplo es solo a los efectos de refrendar el concepto que el control biológico está aún en los albores de su desarrollo. Y sobre todo para afirmar la idea que si lo vemos desde esta óptica, lejos estamos de considerar el continuar con la utilización de agroquímicos.
Este trabajo fue realizado en el concepto de encontrar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Con la utilización de microorganismos exóticos, nativos y químicos obtenidos de vegetales autóctonos. En la intención de detener el accionar perjudicial de las hormigas cortadoras, pero a sabiendas que las soluciones perdurables son la consecuencia de estudios, inversiones y ensayos mucho más complejos.
Introducción:
La presencia de las hormigas cortadoras (Atta y Acromyrmex) en la Provincia de Misiones ha alcanzado ribetes de pandemia. Esta problemática es de gran importancia por el impacto negativo, no solo a nivel económico, sino también en lo social. Ya que la escasa o nula capacidad de control de parte de los productores minifundistas, en algunos casos es un factor que confluye para incrementar el abandono de la actividad, acentuando así el éxodo rural. Y en el caso de las familias que aún persisten en los campos, se suma a los factores que determinan la continua expansión de la frontera agrícola en detrimento de la masa boscosa nativa. El problema de la hormiga cortadora es de tal magnitud que se estima que ya son miles de hectáreas otrora productivas las que fueran abandonadas, con la consiguiente consecuencia para la familia agrícola y la sociedad toda.
Breve fundamentación bibliográfica:
El 27 de julio de 1909, la ley nacional 4.863 estableció como plagas a las hormigas cortadoras por su color (coloradas y negras) sin determinar qué especies eran. Los tiempos cambiaron y ahora se sabe que el estatus de plaga de este tipo de hormigas es independiente del color.
En la Argentina existen, al menos, 20 especies de hormigas cortadoras de hojas, aunque seis de ellas aún poseen estatus taxonómico incierto. De las 14 especies restantes, sólo cuatro son consideradas plagas importantes (Atta vollenweideri, Atta sexdens, Acromyrmex landolti y Acromyrmex lundi) y se encuentran distribuidas principalmente en el centro y norte del país.
“La simplificación de los agro ecosistemas, comparados con los ecosistemas naturales, se considera como uno de los factores de mayor importancia de causa de aparición de plagas. De esta causa primaria se derivan otras, que no por eso son menos importantes. La agricultura implica la simplificación de la biodiversidad y ésta alcanza una forma extrema en los monocultivos; los ambientes simplificados ofrecen, a la vez, un hábitat altamente favorable para el desarrollo de plagas y desfavorable para los enemigos naturales de éstas. El uso de pesticidas y fertilizantes químicos en monocultivos lleva implícito la modificación de determinados factores y hace que algunos mecanismos naturales dejen de funcionar, contribuyendo al espiral negativo de los pesticidas. Para que se entiendan bien las relaciones entre práctica de cultivo, factor modificado y mecanismo de regulación natural, en el caso de un insecto plaga, si se analiza la interacción de competencia, puede verse que el recurso alimento (el cultivo) se encuentra disponible en grandes cantidades. El tiempo de búsqueda del alimento por las plagas es menor, por tanto, el peligro de encuentro con depredadores o parasitoides también disminuye y las poblaciones de los organismos para los cuales ese recurso es esencial experimentan un aumento en su tasa de crecimiento. (Nicholls Estrada Control biológico de insectos: un enfoque agroecológico 2008) “
Para refrendar esto compartimos este esquema, que muestra a las claras lo importante de la cadena trófica. Restituirla o al menos favorecer este proceso es el objetivo final para el control de la hormiga minera.
Si destruimos la biodiversidad en el suelo, por modificar sus propiedades físicas, químicas sometiéndolo a stress, destruimos las posibilidades que existan los enemigos naturales de las hormigas entre otros insectos perjudiciales a los cultivos. Teniendo en cuenta que dependiendo de la zona, toda esa complejidad se da en escasos cinco centímetros del horizonte suelo. Lo que resulta de la remoción de suelos, contaminación con agentes químicos o sometimiento a erosión, los cuidados que se deben tener en cuenta son extremos.
Situación de un paisaje estándar con presencia de hormigas cortadoras.
Fases del ensayo:
Primera Fase:
En una primera instancia se planteó el controlar a las hormigas cortadoras mediante la inoculación de hongos antagónicos Beauveria bassiana y Trichoderma harzianum. Ambos de presentaciones comerciales. Esto en base a revisión bibliográfica especifica.
“En Brasil, Da Silva y Diehl (1988), en estudios realizados en condiciones de laboratorio con diferentes líneas de entomopatógenos (B. bassiana y M. anisopliae), constataron patogenicidad y un rápido crecimiento y esporulación de estos hongos sobre los insectos muertos.” (Dr. Rubén P. Pérez Alvarez.Laboratorio de Manejo de Plagas, INISAV Calle 110 y 5ta B # 514 Playa Ciudad de la Habana)
En esa etapa y después de penar mucho para conseguir ambos hongos, se estableció una hipótesis de trabajo a partir de mezclar ambos polvos comerciales con un vector de talco industrial y aplicarlos directamente sobre el hormiguero mediante bomba insufladora.
El primer “caso” al que se accedió fue un hormiguero que presentaba una superficie de tierra removida en un ejido cercano a los d10 Mt2.Habíamos calculado que con unos 400 grs de preparado alcanzaría. Ya que se pretendía insuflar el preparado hasta que el excedente salga por alguno de los respiraderos característicos. Resulto ser que ese hormiguero era tan profundo que pusimos más de 800 grs y se demoró más de una hora en observar que el polvo salía por algún respiradero.
Se procedió a hacer la revisión de los resultados iniciales a los cuatro días de aplicado, y la actividad era nula. Por dichos del dueño del campo, la actividad había disminuido a las 24 horas y a las 48 de la aplicación había cesado.
Ese mismo año, y en ese mismo campo, se ensayaron aspersiones de un preparado comercial en base a aceite de Neem (Azadirachta indica), esto también basado en recopilación de trabajos publicados.
“La azadiractina parece que actúa bloqueando la producción de ecdisona, de esta forma altera el delicado equilibrio hormonal de los insectos, afectando a su metamorfosis. Las malformaciones producidas en cualquiera de los estadios o los daños morfogenéticos en adultos, como alas, aparato bucal mal desarrollado entre otros, provoca que los daños que puedan producir estos insectos se reduzcan ya que su actividad alimenticia se ve afectada, no pueden volar, son estériles, muriendo rápidamente. Estos efectos se producen de forma combinada y con diferente grado de acción, dependiendo de la especie de insecto, de su estado de desarrollo, del proceso de extracción y de la concentración del preparado” (ACEITE DE Neem UN INSECTICIDA ECOLÓGICO PARA LA AGRICULTURA Raúl Ramos Sánchez Ingeniero Técnico Experto en Agricultura Ecológica)
Nuestra hipótesis de trabajo era únicamente la de recabar datos, ya que no esperábamos que existiera un control efectivo, puesto que sabíamos que el matar a las obreras, de nada sirve. Si no se extermina a la reina, todo es estéril. Aun así, lo aplicamos directamente sobre el “carrero” donde transitaban las hormigas. El resultado después de media hora de observación, era nulo. La actividad, parecía normal. Sabíamos que entre las probables acciones podría ocurrir que las hormigas perdieran la capacidad de comunicarse, de alimentarse y eventualmente de volver a organizarse. Pero eso era teoría. Cuando se fue a observar este “carrero” a los cuatro días, costó trabajo identificar nítidamente donde había estado ese trazado. Si bien había llovido, en los días previos, también había desaparecido todo rastro de las hormigas. Es claro que no buscamos al hormiguero de donde provenían las mismas. Por ende, nunca supimos las posibles causas de la desaparición de ese trazado. De todos modos, en esos tiempos, nos movía la urgencia de controlar a la plaga, más que la recopilación de datos técnicos.
Durante todo ese año, nos dedicamos a exterminar y experimentar con diversas dosis, distintos horarios de aplicación pero al notar que ambos métodos, hongos y aceite de Neem eran efectivos, continuamos haciéndolo. Y por supuesto, albergando la esperanza de que los resultados se mantengan en el tiempo, ya que en ese momento, el dueño de ese campo, nos había expresado que estaba a punto de vender su campo y emigrar. Porque la presencia de la hormiga había llegado a tal punto que se hacía imposible sembrar ni plantar nada. Estos ensayos fueron en 2004, y hace algunos meses, me encontré casualmente con el campesino dueño de aquel campo, todavía lo tiene y lo produce.
Segunda fase:
Durante los años 2005 -2007, habíamos hecho contacto con representantes de EMRO (Efficient Microorganism Research Organization) en Argentina, y con biofabricas de antagónicos en Brasil. Nuestra intención era la de combinar manejo de suelos, aplicación de controladores biológicos y orgánicos. En función de haber observado una correlación entre suelos degradados y presencia de hormigas. Por eso, apuntamos a restaurar suelos mediante la utilización de los EM.
En este punto, se tomó la decisión de desarrollar la técnica de cubiertas verdes y abonos secos. Esta modalidad se planteó con la hipótesis de recuperar biodiversidad en los suelos, en la expectativa de generar los microambientes propicios para los antagónicos de las hormigas.
Paralelamente a estas acciones se investigó asuntos relacionado a la utilización de metabolitos secundarios de Trichoderma harzianum, Beauveria bassiana, entre otros. En la intención de usarlos como enmiendas en los procesos de recuperación de biodiversidad de suelos. Para esto, se hacían cultivos en medios sólidos, y después se promovía un caldo de cultivo en medio acuoso. Obviamente el asunto de la contaminación de estos caldos fue un factor determinante para re-direccionar nuestras investigaciones.
Fue en esta etapa, y en parte debido a las críticas que habíamos recibido de los “profesionales” que nos vimos en la obligación de rever las implicancias que podían tener la utilización de microorganismos exóticos. Que conjuntamente con lo aprendido gracias a los dueños de la biofabrica de Trichoderma, nos impulsó para comenzar el camino de la utilización de microorganismos nativos.
Tercera fase y hasta la actualidad:
Teniendo en cuenta el desarrollo de nuestros trabajos, y por haber adoptado la modalidad, de experimentar sobre problemáticas concretas de los productores. A sabiendas que la tesitura de no utilizar agroquímicos, no remover el suelo y promover la biodiversidad. Eran y aún hoy son conceptos que muchos razonan como correctos pero que pocos practican. Tomamos la decisión de organizar nuestros trabajos en función de ver cada caso desde la perspectiva con acciones a corto, mediano y largo plazo. Y en este punto, la problemática del control de las hormigas ya se ampliaba hacia trabajar en un sentido holístico.
A saber y como esquema flexible el planteo es :
A Corto plazo:
En escenarios productivos con presencia de plagas, en particular hormigas. Inicialmente utilizábamos antagónicos exóticos como Trichoderma y Beauveria en cebos sólidos. Mientras desarrollábamos otras alternativas de reemplazo como por ejemplo la utilización de macerados de plantas de conocido accionar insecticida. El problema de estos, es que son de corta acción y por lo general no llegan a eliminar a las reinas. No obstante nos alcanzaba con retrasar el accionar de las hormigas. Cosa que si se logra con estas técnicas e insumos. De esta situación derivó la necesidad de contar con aceites esenciales de plantas nativas. Aceites y aguas florales o hidrolatos.
A mediano plazo:
Establecer acciones concretas para recuperar la biodiversidad del suelo, es decir, dejar de contaminarlo con químicos y eliminar la remoción del suelo. Reemplazar bombas de espalda por motoguadañas. Es un esquema de trabajo que demanda como mínimo dos años. Y mientras tanto, seguir con los ensayos de insumos combinados de EM en distintas dosis para reforzar el proceso de degradación de biomasa, utilizarlos como abonos foliares y de base en las plantaciones objeto y también como insestàticos ante plagas específicas. Esto último, derivado de la experiencia de uno de los campesinos que había hecho un ensayo con altas dosis del abono mezcla de, EM nativos y lixiviados que se estaban ensayando para otras cosas. El resultado fue que logró contener un ataque de áfidos.
En esta etapa, y como consecuencia de haber establecido la necesidad de inocular EM nativos como preventivos, desarrollamos un ensayo en plantines de pinos Elliotis, se implementó que al momento del trasplante se introducían en el hoyo EM en sustrato sólido para intentar el mecanismo de “desprendimiento lento” los resultados de estos ensayos fueron muy alentadores, ya que ese lote de plantas, comparados con otros testigos sin tratamiento, demostraron un crecimiento exponencial, y un mínimo ataque a plagas, entre ellos las hormigas. Este ensayo, no se continuó ni se analizaron los resultados por lo antes expuesto. Hacemos ensayos con técnicas e insumos, no persiguiendo aplicar el método científico. Si no el de solucionar problemas concretos y cotidianos de los campesinos. Modalidad que nos genera grandes críticas, obviamente.
A largo plazo:
Se entiende por largo plazo, un trabajo articulado que demanda como mínimo dos ciclos biológicos de las plantaciones de interés comercial. Pero que en tiempo calendario, nunca es menor a los dos años.
Si bien el objetivo inicial era y es el control de hormigas cortadoras, la solución perdurable en el tiempo es propender a restablecer cierto equilibrio en las cadenas tróficas. Y esto se logra en la medida que podamos ver no solo la plantación atacada por las hormigas, sino también el suelo, el entorno y las metodologías utilizadas por los campesinos. Por más cubiertas verdes y abonos secos que implementemos en las plantaciones, si el entorno esta degradado, se tornará más difícil el control de esta o cualquier plaga.
Está generalizada la postura de reemplazar vegetación y biodiversidad autóctona por monocultivos. Cuando en realidad, si devastamos lo nativo, el grado de modificación alcanza niveles que determinarán la suerte de ese cultivo implantado. Suerte respecto de la viabilidad económica, respecto de la ecuación costos –beneficios. Y estos están estrechamente vinculados a la demanda de abonos, plaguicidas, etc. para ese cultivo. Además de la demanda energética para el propio campesino.
Restablecer la biodiversidad no es tarea sencilla. Implica un cambio de mentalidad y también de actitud. Reconocer que tenemos que jugar a favor de los procesos naturales y no en contra de ellos. Por ejemplo, aceptar que la flora nativa no es “maleza”, muy al contrario, es lo que la naturaleza nos proporciona para comenzar un proceso tendiente a cierto equilibrio.
También es cierto que ese proceso de restablecimiento de un equilibrio, implica saber que por ejemplo, la dinámica de Sucesión Vegetal establece en la mayoría de los casos una competencia por nutrientes y espacio con las plantaciones comerciales. Y por sobre todo, en la fisiología de estas nativas existe la tendencia a eliminar el monocultivo. Teniendo la enorme ventaja de ser nativas con una adaptación al clima, a los suelos y contando con una biodiversidad radicular que no siempre tienen las exóticas implantadas. Por ello, entender que tenemos que aprender a convivir con estos procesos. Pero nunca eliminarlos.
Es claro también que dependiendo de la situación inicial, se podrá o no aplicar en mayor o menor medida, técnicas de recuperación de la biodiversidad. Si partimos de un escenario de devastación absoluta, es poco lo que se puede hacer, a menos que se cuente con los recursos y el tiempo para que se den los procesos naturales. Claro está que en la inmensa mayoría de los campos de laboreo, grandes y medianos, es tan grande la presión que se ejerce, que es impensable poder dejar que la naturaleza establezca un equilibrio. Este es el argumento que da sustento a la industria de los agroquímicos. Pero también es la que continúa hipotecando la producción agrícola de escala.
En concreto y para finalizar, el control de plagas, conlleva una visión más amplia de la problemática. Teniendo en cuenta estos parámetros
1) No utilización de agroquímicos, para propender a la biodiversidad, dejar de contaminar y eliminar el riesgo de intoxicación humana.
2) No remoción de suelos. Evitando la erosión hídrica, eólica y solar. Propendiendo a conservar agua en suelo.
3) Propender a preservar y/o potenciar la recuperación de los entornos.
4) Estudiar, desarrollar y ensayar insumos en base a recursos autóctonos.
Acerca de la situación actual de los trabajos y ensayos:
En la actualidad, y como consecuencia de lo aprendido durante estos últimos años. Llegamos a establecer como metodología de trabajo, el controlar a las hormigas en distintas etapas, tal como se expresó previamente en este trabajo. La resultante es que hoy contamos con un equipo destilador por arrastre de vapor, con el doble objetivo de conseguir aceites nativos de interés comercial, y poder contar con hidrolatos que por sus características, nos ayudan a controlar plagas en general. No solos en plantaciones, si no también en huertas de autoconsumo, parásitos externos en el ganado e insectos domiciliarios molestos.
A su vez, se pretende comercializar los aceites que son de interés perfumístico y medicinal. Como un complemento a la ecuación de renta del campo.
Respecto de la obtención de los EM nativos, hemos avanzado hasta el punto de recolectarlos y cultivarlos, pero con diferencias a las técnicas difundidas. Ya que hemos aprendido, que dependiendo del tiempo de captura, la fase lunar y el momento de año en que se hagan las recolecciones, se pueden utilizar como abonos, aceleradores de compostaje o insestáticos entre otras aplicaciones.
Conclusiones de lo actuado:
Existe una correlación directa entre suelos desnudos y densidad de comunidades de hormigas.
Existe una correlación entre suelos con pasturas exóticas implantadas y presencia de comunidades de hormigas.
Existe una correlación entre utilización de agroquímicos – pobre biodiversidad de suelos y presencia de hormigas.
Se observaron colonias de hormigas en cercanías de bloques de masa boscosa nativa, renovales y distintos grados de evolución del proceso de sucesión vegetal. Es decir, no siempre que exista cercanía de bloques de biodiversidad vegetal nativa, están presentes los predadores de las hormigas. Probablemente porque los antagónicos de mayor eficiencia sean los microorganismos de suelo.
La presencia de hormigas cortadoras al ser un indicador de disturbio ambiental, en apariencias, implica la ausencia de predadores naturales, de la micro y macro fauna. Es decir, son sinónimos de biodiversidad nativa pobre.
La utilización de microorganismos nativos demostró ser más efectiva. Además de reemplazar a los exóticos. Disminuyendo las posibilidades inciertas de desequilibrios tan o más peligrosos que los generados por los agroquímicos.
Mi opinión personal:
Este trabajo, que aún continúa, no pretende ser ni original, ni tampoco establecer rivalidades con otras iniciativas o métodos de trabajo. Sé que por opción, no aplicamos el Método Científico y es por ello que carece del rigor estricto. Pero, prefiero seguir estudiando y ensayando en función de la demanda específica de cada uno de los campos en los que trabajo.
Reconozco que el poder llevar a cabo estas acciones es consecuencia de contar con tiempo, información y recursos económicos. A su vez, estas técnicas dependen de personal técnico, y un equipo interdisciplinario que actúe con una dirección clara. Producir réditos económicos en consonancia con la sustentabilidad agroecológica. Es verdad, para mí al menos, que no todos los agricultores pueden desarrollar estos procesos, es por eso que publico lo realizado.
Sé que estas modalidades son muy criticadas por técnicos y profesionales. A la vez, cuentan con adeptos con los mismos títulos y experiencias. No es mi propósito antagonizar con nadie. Porque en definitiva. Todos estamos en pos de desarrollar nuestros saberes y convicciones.