Hoy, en el cultivo de trigo, la estrategia sigue siendo apuntar a la máxima
productividad. En consecuencia, las herramientas de manejo que permitan
optimizar las condiciones de crecimiento y desarrollo del cultivo de trigo deben
ser ajustadas al máximo. Le adelantamos las cuestiones prácticas a considerar
para lograr alta productividad en trigo…
El factor clave para alcanzar mejores resultados en la agricultura de secano es tratar de
maximizar el uso del agua de lluvia por parte de los cultivos.
La acumulación de agua en el suelo no sólo depende de la capacidad de retención que es
característica de cada tipo de suelo, sino también de la velocidad de infiltración del agua
de lluvia. El sistema de siembra directa tiene un impacto directo sobre la capacidad de
infiltración del suelo, debido a que modifica favorablemente algunos factores que actúan
sobre ella, como son la permanente cobertura con rastrojos y la acumulación de residuos
orgánicos en los primeros centímetros de suelo.
El aporte de rastrojos
En este sentido, el cultivo de trigo realiza un importante aporte a la cobertura de suelo
con sus residuos de cosecha. La cantidad de rastrojo que aporta el cultivo de trigo,
depende más del rendimiento obtenido que de la variedad. El rastrojo de trigo queda
distribuido en forma homogénea, dada la escasa separación entre líneas de siembra.
A ello hay que sumarle que la posibilidad de cosecha con cabezales stripper mejora aún
más la distribución ya que prácticamente no entra rastrojo a la cosechadora, quedando
en el suelo en el lugar donde estaba antes de la cosecha.Otro punto positivo del trigo en
la rotación es la calidad de su rastrojo, el cual presenta una relación carbono/nitrógeno
elevada, lo cual hace que su descomposición sea lenta, aún en condiciones ambientales
de elevada temperatura. Esta situación se observa claramente cuando los lotes de
trigo/soja son antecesores de maíz en la rotación.
Partiendo con un lote bien provisto de agua
La acumulación de agua en el perfil de suelo en el momento de la siembra es importante
para todos los cultivos, pero especialmente en el caso del trigo por la baja ocurrencia de
lluvias durante gran parte de su ciclo. El trigo puede alcanzar elevadas eficiencias en el
uso del agua acumulada en el suelo, cuando se inicia con una buena implantación.
Partiendo de adecuados niveles de agua acumulada, un cultivo de trigo bien implantado
puede afrontar el período invernal normalmente seco durante el cual transcurren
importantes etapas de desarrollo como son el macollaje y gran parte del encañado.
Posteriormente en el momento de espigazón, que eligiendo adecuadamente la variedad y
época de siembra debería ocurrir inmediatamente pasado el riesgo de heladas tardías, la
probabilidad de lluvia aumenta y la disponibilidad hídrica generalmente resulta suficiente
para abastecer el llenado de grano.
Como ejemplos de consumo de agua por parte del cultivo de trigo se pueden mencionar
las mediciones realizadas durante tres años en varios ensayos de variedades en siembra
directa en campos de productores del sudeste de Córdoba y que muestran eficiencias de
uso de agua entre 10 y 13 kg de grano por cada mm de agua consumida.
Cultivo antecesor
El cultivo anterior influirá en la acumulación de agua en el suelo, y por lo tanto en la
disponibilidad hídrica inicial del cultivo. Esta situación es especialmente importante en la
región central norte triguera donde el antecesor maíz o sorgo, comparado con los lotes
que provienen de soja de primera y segunda siembra, permiten alcanzar una mayor
acumulación de agua en el suelo antes de la siembra de trigo. Sin embargo, se debe
aclarar que las variedades de soja precoces de siembra temprana que maduran durante
el mes de marzo, también resultaron un buen antecesor de trigo siempre que los
rastrojos alcancen un mínimo de cobertura. Se debe recordar que las pérdidas de
humedad de suelo posteriores a la madurez fisiológica del cultivo antecesor, dependerán
del manejo realizado en cada situación y es aquí donde adquiere gran importancia
ajustar debidamente la técnica de barbecho químico.
Al respecto, es importante llegar a la siembra del trigo con un lote limpio, para lo cual es
recomendable el haber realizado algún tratamiento durante el barbecho que incluya un
herbicida total como glifosato con el agregado de residuales para el control de malezas
de hoja ancha (ej. metsulfurón).
La elección de variedades
Para lograr un buen cultivo, es de sum importancia la elección de y el uso de semilla
sana, curada y con adecuado desarrollo de grano. Las pautas antes mencionadas junto a
una buena siembra, permitirán alcanzar el nivel de plantas logradas recomendado para
cada variedad y época de siembra, garantizando una buena implantación y una mayor
eficiencia en el consumo del agua. Con respecto a la elección de variedades de trigo para
siembra directa la sugerencia es tratar de caracterizar previamente cual será el ambiente
de producción. Si bien sigue observándose buena adaptación de las variedades que
permiten una siembra temprana, en los buenos ambientes se alcanzan iguales
rendimientos con variedades de siembra más tardía (Fraschina, 2000). Esto es así
porque debido a las condiciones ambientales para la producción de trigo que prevalecen
en gran parte del área triguera argentina, la siembra temprana presenta ventajas frente
a la siembra más tardía.
En condiciones de cultivo de secano con baja ocurrencia de lluvias durante el invierno, la
siembra temprana de trigo asegura una mejor implantación y ofrece condiciones más
favorables en las primeras etapas de desarrollo, y por lo tanto un mejor uso del agua
almacenada en el suelo. Cuando los ambientes de producción de trigo mejoran las
diferencias desaparecen y prevalece el potencial de rendimiento de la variedad. Un
adecuado potencial de rendimiento puede ser la cualidad de una variedad tanto de ciclo
largo como de ciclo más corto.
Para la elección de variedades de trigo adaptadas a siembra directa, además del buen
potencial de rendimiento, se deberá prestar especial atención a su comportamiento
frente a enfermedades producidas por parásitos necrotróficos, es decir los que tienen
posibilidades de transmisión a través de los rastrojos como son la 'septoriosis de la hoja',
la 'mancha amarilla' y la fusariosis de la espiga' (Galich, M. T. Villar de y Galich, A.
2000). Como luego del trigo, la estrategia más utilizada es sembrar soja de segunda la
variedad de trigo elegida debe culminar su ciclo fines de noviembre. Así se permitirá una
siembra temprana de soja. En este sentido otra característica de las variedades de trigo
a la que también debe prestarse atención en siembra directa es el tipo de rastrojo que
deja para el cultivo siguiente. Algunas de las variedades difundidas tienen tendencia a
vuelco en condiciones favorables. Esta situación origina pérdidas de rendimiento antes y
durante la cosecha ocasionando dificultades y demoras para la siembra de soja.