INTRODUCCIÓN
El término “sustrato” se aplica en horticultura a todo material sólido distinto del suelo in situ, natural, de síntesis o residual, mineral u orgánico, que colocado en un contenedor, en forma pura o en mezcla, permita el anclaje del sistema radicular, desempeñando, por lo tanto, un papel de soporte para la planta (Abad et al., 2004). En el cultivo de plantas ornamentales en macetas se emplea una gran variedad de sustratos formulados con diferentes materiales. Entre los materiales más utilizados en Argentina se encuentra, principalmente, el suelo, continuando por la turba subtropical, mantillo, pinocha, turba sphagnum, compost, arenas, perlita, vermiculita entre otros (Barbaro et al., 2008).
En el análisis de las ventajas y desventajas que ofrecen éstos materiales, se llega a la conclusión de que si bien algunos de estos materiales aportan buenas propiedades en la formulación de sustratos, otros presentan baja calidad, costo elevado y propiedades no adecuadas para el desarrollo de la planta. Además, materiales como el suelo y la turba, son recursos no renovables a corto plazo (Abad et al., 2001; Abad et al., 2004). En consecuencia, nos situamos frente a la necesidad de buscar materiales alternativos que permitan elaborar sustratos con propiedades favorables sin que tengan un impacto negativo sobre el ambiente (Burés, 1997). En esta búsqueda el compost cobra importancia, siendo el producto final de la trasformación biológica de los residuos en condiciones controladas (Soliva Torrentó et al., 2008). Existe una gran variedad de residuos que pueden ser compostados, los ganaderos (estiércoles y purines), agrícolas (restos de cosecha y de proceso), agroindustriales y urbanos (Bernal Calderón et al., 2008). Entre estos últimos, se encuentran además de los lodos de depuradora, los residuos sólidos urbanos (RSU) que incluyen a los residuos domésticos, limpieza urbana y finalmente los de parques y jardines, también llamados restos de poda (Bernal Calderón & Gondar Bouzada, 2008). El compost de restos de poda es un material viable para ser utilizado como componente de sustratos (Barbaro et al., 2009; Masaguer et al., 2003). Pero este material u otros antes de usarlos solos o en mezcla con otros materiales deben ser analizados para confirmar que posee las características apropiadas para lograr plantas de calidad (Abad et al., 1993).
Las principales propiedades físicas que requiere un sustrato son densidad adecuada, para que resulte fácil su manejo, transporte y para permitir el anclaje de la planta (Fonteno, 1999), y una distribución equilibrada del tamaño de las partículas, la cual definirá el porcentaje que contendrá de poros con aire y agua (Raviv & Lieth, 2008). Una correcta aireación aportará oxígeno al sistema radicular y una adecuada capacidad para retener agua permitirá a la planta obtener el agua y nutrientes necesarios para su desarrollo (Lemaire et al., 2005).
Entre las principales propiedades químicas responsables de la calidad del sustrato se mencionan al pH y la conductividad eléctrica (Handreck & Black, 2002). Es recomendable que el sustrato posea un pH ligeramente ácido, para que los nutrientes se encuentren disponibles, y una baja conductividad eléctrica, para que no existan problemas de toxicidad por sales y el productor pueda manejar la fertilización (Landis et al., 2000).
Una vez producido un sustrato y luego de analizar sus propiedades físicas y químicas se debería corregir los valores que se desvían de los rangos estándares u óptimos, por ejemplo, mediante compostaje, lixiviación, corrección de pH o incorporación de otro componente a la mezcla (Abad et al., 1993). Cumplidas estas etapas se puede considerar que el sustrato está en condiciones de ser utilizado y se debería pasar a una segunda etapa de evaluación para confirmar su capacidad de producir plantas mediante ensayos de crecimiento vegetal (Abad et al., 1993).
En este trabajo, se evaluaron las propiedades de los compost de restos de poda de fresno (Fraxinus americana L.), mora (Morus alba L.), cedro (Cedrus spp.) y la mezcla de las especies mencionadas, para utilizarlos como sustrato en forma pura y en mezcla con compost de corteza de pino.
MATERIALES Y METODOLOGÍA
Componentes y sustratos utilizados
Compost de restos de poda: Los compost (C) utilizados fueron elaborados en las Instalaciones del Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local de la localidad de Moreno, con los restos de poda pertenecientes al arbolado urbano. Los compost utilizados fueron de restos de poda de mora, fresno, cedro y un cuarto compost cuya materia prima fue una mezcla de restos de poda de las especies mencionadas. Los valores de N03/NH4 e índice de germinación del compost de mora, fresno, cedro y mezcla fueron >3,65 y 111%, >11,1 y 99%, >10,8 y 99%, >11,1 y 120% respectivamente. Se necesitaron 18 litros de cada compost.
Compost de corteza de pino (C. C. de pino): Elaborado en la empresa Terrafertil S.A., se utilizó un compost con tamaño de partículas menor a 5 mm. El volumen necesario fue de 20 litros.
Sustratos formulados: 100% C. de mora, 50% C. mora + 50% C. C. de pino, 30% C. mora + 70% C. C. de pino, 100% C. de fresno, 50% C. fresno + 50% C. C. de pino, 30% C. fresno + 70% C. C. de pino, 100% C. de cedro, 50% C. cedro + 50% C. C. de pino, 30% C. cedro + 70% C. C. de pino, 100% C. mezcla, 50% C. mezcla + 50% C. C. de pino y 30% C. mezcla + 70% C. C. de pino.
Análisis de los compost y sustratos
Se realizaron en el Laboratorio de Sustratos y Aguas del Instituto de Floricultura del INTA. Los análisis y metodologías fueron los siguientes:
Densidad aparente: Método Hofmann (Fermino, 2003).
Espacio poroso total, capacidad de retención de agua y poros con aire: Método de De Boodt mediante los lechos de arena (De Boodt et al., 1974).
Análisis de pH y conductividad eléctrica (CE): La relación de volumen empleada es 1/5, 1 parte de sustrato por 5 partes de agua destilada (Metodología desarrollada en 1995 por ex técnicos del CETEFFHO-JICA y actual Instituto de Floricultura).
Acondicionamiento de los sustratos a evaluar
Aquellos sustratos con valores de pH superiores al óptimo (5,0 – 6,8) y con valores de CE mayores a 1dS m -1, fueron acondicionados mediante azufre micronizado para bajar el pH y lavados con agua de ósmosis inversa para disminuir la CE.
Para la corrección de pH se incorporó 2g de azufre micronizado por litro de sustrato, se mezcló semanalmente durante un mes y medio, momento en que se estabilizó el pH. Finalmente se midió el pH y CE de cada sustrato corregido.
El lavado consistió en cargar macetas (Nº13) con el sustrato correspondiente, regarlas para humedecer el sustrato y luego se aplicó agua de ósmosis inversa en una cantidad igual al doble del volumen de cada maceta. Se tomaron tres macetas por sustrato lavado y se analizó el pH y CE.
Análisis estadísticos
Se realizaron análisis de varianza y la prueba de Tukey (p ≤ 0,05) para comparación de medias mediante un software estadístico Infostat Profesional versión 2009.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La densidad aparente (Tabla 1) de todos los sustratos se encontró por debajo de 400 Kg m-3, valor máximo recomendado para los sustratos utilizados en macetas (Ansorena Miner, 1994). Debido a que los sustrato y los contenedores se trasportan durante su manejo y manipulación, el peso debe ser tenido en cuenta y una densidad baja como la obtenida en los sustratos evaluados es positiva.
El espacio poroso total (Tabla 1) de todos los sustratos supera el 80%, valor mínimo recomendado (Ansorena Miner, 1994; Bures, 1997). Esta es una variable que distingue a los sustratos de los suelos minerales, ya que un sustrato tiene mayor porosidad y poros de mayor tamaño (Bures, 1997). El compost de cedro y fresno tuvieron mayor espacio poroso total y se diferenciaron de los demás sustratos. Pero como la alta porosidad total no indica por si misma si es buena la textura y/o estructura del sustrato, es importante conocer la relación entre los poros con aire y con agua (Abad et al., 2004). Esta relación debe ser equilibrada, ya que un correcta aireación aportará oxígeno para las raíces y la capacidad de retener agua permitirá a la planta obtener el agua y los nutrientes necesarios (Abad et al., 2004). En este sentido, Barbaro (2011) recomienda valores de porosidad de aireación menor al 50% y de retención de agua superiores a 35%. Todos los sustratos cumplen con este requisito (Tabla 1). En todas las variables los sustratos evaluados tuvieron diferencias significativas entre los mismos, pero en base a los resultados obtenidos presentaron propiedades físicas adecuadas.
Tabla 1. Materia orgánica (MO), poros con aire (PA), capacidad de retención de agua (CRA) y espacio porosos total (EPT) de los sustratos analizados.
La gran mayoría de las especies cultivadas en sustratos se desarrollan en rangos de pH entre 5 y 6,8 (Bures, 1997), en este rango, los nutrientes se encuentran disponibles para la planta. En general los compost tienen valores de pH alcalinos, por lo tanto, deben ser corregidos para poder utilizarlos como sustrato (Raviv & Lieth, 2008). Este fue el caso de los sustratos con 100% de cada uno de los compost de poda y los mezclados con 50% de compost de corteza de pino (Tabla 2). El compost de corteza de pino se caracteriza por presentar pH ácido, pero con solo un 50% en la mezcla no alcanzó para llevar el pH a los valores óptimos. Los sustratos mencionados debieron ser corregidos con azufre micronizado para disminuir el pH. Los restantes sustratos formulados se encontraron en el rango óptimo, en estos últimos la incorporación de un 70% de corteza de pino logro bajar el pH manteniendo las propiedades físicas en los valores adecuados.
La conductividad eléctrica (Tabla 2) de todos los sustratos (antes de corregir el pH) fue menor a 1dS m-1, estos valores fueron óptimos ya que una baja salinidad evita problemas de toxicidad en las plantas y un mejor manejo nutricional (Abad et al., 2004).
La incorporación de azufre micronizado a los sustratos con 100% y 50% de compost de mora, cedro, fresno y mezcla permitió que los valores de pH bajen a los valores recomendados, pero la CE se incrementó a valores superiores a 1dS m-1. En ensayos realizados por Barbaro et al. (2010) al corregir el pH del compost de poda con azufre micronizado también observaron un incremento de la CE con la disminución del pH, concluyendo que el calcio y el magnesio solubles fueron unos de los nutrientes que incrementó su disponibilidad.
Para disminuir la concentración de sales de los sustratos cuyos valores de pH fueron corregidos, se procedió al lavado de sales, logrando disminuir la CE a valores cercanos a 1dS m-1 (Tabla 2).
Tabla 2. pH y conductividad eléctrica (CE) de cada sustrato antes y después de corregir el pH, y luego de realizar el lavado de sales.
CONCLUSION
Todos los sustratos formulados con 100%, 50% y 30% de compost de restos de poda de mora, fresno, cedro y mezcla de estas especies tuvieron propiedades físicas adecuadas. En cambio, el pH y la CE de los sustratos formulados con 100% y 50% de cada compost debieron ser corregidos. Una vez realizada las correcciones, todos los sustratos tuvieron las propiedades adecuadas.
Los compost de resto de poda de mora, fresno, cedro y la mezcla de los mismos podrían ser materiales viables para utilizarlos en forma pura o como componentes de sustratos para plantas.
Antes de utilizar los sustratos propuestos se recomienda pasar a una segunda etapa, que consiste en evaluar estos sustratos con plantas de diferentes especies.
AGRADECIMIENTO
Al Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local de Moreno (IMDEL) por otorgarnos los compost de restos de poda.
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