Cada vez que algunas personas oyen hablar de biotecnología sienten que algo “no anda bien”. Y
esto se debe a que es probable que el entorno y la desinformación hayan contribuido a crear
una resistencia frente al tema que, sin duda alguna, es el resultado de la adolescencia de unos
argumentos sólidos.
Ante todo, hay que entender que la biotecnología es –sencillamente– la utilización o manipulación
de organismos vivos, o sus compuestos o partes, para la obtención de productos de valor
para los seres humanos.
Los primeros experimentos apuntaron al empleo de microorganismos como bacterias y hongos,
pero posteriormente se utilizaron plantas y más recientemente animales. A pesar, que desde
hace un buen tiempo, los procesos para la elaboración de la cerveza o el queso han empleado
técnicas que podríamos denominar como de biotecnología, sólo es hasta hace muy poco que el
término ha venido afincándose en la cultura popular. Hoy, la biotecnología moderna emplea organismos
modificados genéticamente para obtener beneficios aún mayores.
Algunas de las críticas que se le formulan a esta ciencia fundan sus argumentos en la potencial
incapacidad de predecir lo que pudiera ocurrir al introducir organismos modificados genéticamente
en el medio ambiente o en la dieta alimenticia. No obstante, también hay quienes consideran que la
ingeniería genética aporta mayor precisión, en comparación con los movimientos de genes que se
producen cotidianamente a través del mejoramiento convencional de cultivos y que los riesgos que
se atribuyen a esta tecnología son los mismos que los producidos por las técnicas convencionales.
Entre tanto, es de señalar que los alimentos modificados genéticamente son sometidos a una
serie de rigurosos análisis y estudios que determinan su seguridad y que son la base para permitir
su comercialización en el mercado. Además, los entidades regulatorias ejercen una especial
‘fiscalización’ de los productos en los que ha intervenido de alguna u otra forma la
biotecnología para evitar cualquier tipo de riesgo.
Así las cosas, Agro-Bio quiere invitar a través de estas páginas a una lectura crítica, pero con
mente abierta para entender el complejo mundo de la biotecnología, así como sus implicaciones
más cercanas en la vida cotidiana de los seres humanos.
Para este propósito se ha elaborado un documento muy sencillo en el que se ‘pasa revista’ a una
serie de mitos que han venido haciendo carrera en el medio y sus correspondientes ‘realidades’.
MITO: “La aplicación de la biotecnología para
producir alimentos modificados genéticamente (MG)
es diferente a los sistemas convencionales de
producción de cultivos”
REALIDAD: La biotecnología es una evolución de los métodos
agrícolas tradicionales. Durante los últimos 10.000 años, la
humanidad ha empleado rutinariamente su conocimiento
sobre las plantas para mejorar la producción de alimentos.
La biotecnología es el último desarrollo en la evolución de
los métodos agrícolas. Los agricultores han empleado las
prácticas de mejoramiento de plantas para agregar o eliminar
características genéticas específicas en una planta con el fin
de obtener mejores resultados para el beneficio de los consumidores.
Aunque ha sido necesario esperar varias estaciones
de cultivo para producir plantas que expresen el rasgo
deseado, los agricultores han sido capaces de producir cultivos
resistentes a la sequía, a las pestes de insectos o a las
enfermedades, así como también con altos rendimientos en
la producción.
En los últimos años, técnicas como la irradiación y la mutación
de semillas han permitido generar cambios en la configuración
genética de los organismos y seleccionar los rasgos
deseables. De igual manera, mediante técnicas especializadas,
los cruces entre especies distantes han sido practicados
con éxito y seguridad en millares de variedades de cosechas
sin la experimentación y el escrutinio que se vienen aplicando
a los productos de la biotecnología.
Actualmente, la modificación genética es la ruta más eficiente
y precisa para lograr los beneficios del mejoramiento de cultivos.
Al utilizar las técnicas biotecnológicas, los científicos son
capaces de identificar genes específicos, responsables de un
rasgo en particular, extraerlos y transferirlos a una planta
objetivo.
La biotecnología es –con respecto a las técnicas tradicionales–
una herramienta más segura y eficiente para el mejoramiento
de especies al eliminar gran parte del azar presente
en el mejoramiento tradicional.
MITO: “Los alimentos producidos
con biotecnología son nuevos”
REALIDAD: Los alimentos producidos al emplear técnicas de
biotecnología moderna han estado disponibles a partir de 1990.
Sin embargo, esta tecnología se encuentra relacionada con los
procesos que panaderos, cerveceros, vinicultores y productores
de quesos han utilizado durante siglos al aplicar la biología para
modificar los genes de los organismos involucrados en los procesos
mencionados.
MITO: “Los alimentos producidos con biotecnología
no han sido declarados seguros y no están
regulados de manera adecuada”
REALIDAD: No existe evidencia de que los alimentos producidos a
partir de cultivos modificados genéticamente sean menos seguros
o más que los tradicionales. Sin embargo, los alimentos
modificados genéticamente son sometidos a una serie de rigurosos
análisis y estudios que determinan su seguridad y que son
la base para permitir su comercialización. Esta situación contrasta
con lo que sucede con los alimentos producidos tradicionalmente,
incluidos los producidos por radiación y mutación, los
cuales no necesitan someterse a experimentos de esta manera.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación
de las Naciones Unidas (FAO) y la Organización
Mundial de la Salud (OMS) han establecido procedimientos
para determinar la seguridad de los productos
biotecnológicos, los cuales son tenidos en
cuenta por los diferentes sistemas regulatorios
alrededor del mundo.
Países como Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia,
Argentina, Corea y Rusia, entre otros, tienen
un sistema regulatorio que les permite determinar
la seguridad de los productos elaborados con técnicas
de biotecnología. En Colombia se cuenta con
satisfactorios procedimientos de bioseguridad para
la introducción, producción, liberación, comercialización, de
organismos modificados genéticamente de uso agrícola y producción
pecuaria.
MITO: “La biotecnología no puede aliviar
el hambre en el mundo”
REALIDAD: En los próximos 50 años se estima que la población
global será duplicada, alcanzando la cifra de 8.000 millones de
habitantes para el 2050. Con una población en crecimiento, una
mayor demanda de alimentos de calidad y con la necesidad de
mejoras nutricionales se requerirá un aumento de 250 por ciento
del actual suministro mundial de alimentos. Sin embargo, la
cantidad de tierra actualmente comprometida para la producción
de alimentos no podrá producir los volúmenes de alimentos
necesarios y, aunque las áreas de bosques pueden ser empleadas
para obtener la cantidad de acres necesarios, una mejor
alternativa sería aumentar los rendimientos de los cultivos en
las áreas actualmente empleadas para la agricultura.
La biotecnología puede incrementar la cantidad de las cosechas
al atacar los diferentes factores que tradicionalmente
afectan a los cultivos, entre ellos, las pestes, malezas y sequías,
entre otros factores e incidiendo directamente sobre la
calidad de los productos.
Los cultivos modificados genéticamente no son la panacea que
va a alimentar al mundo, pero representan una gran ayuda dado
que son parte integral de una continua búsqueda de mejoras
genéticas en los cultivos. Entre los beneficios que la
biotecnología puede generar se encuentra la posibilidad de cultivar
alimentos en ambientes extremos o en aquellos que no pueden
sostener una mayor carga de producción.
La biotecnología puede y debe jugar un rol importante en el desarrollo
de nuevos productos agrícolas –pero otros factores, incluyendo
las tecnologías tradicionales de reproducción y el mejoramiento
de las infraestructuras agrícolas y ganaderas y la distribución adecuada
de los alimentos– no son menos importantes.
MITO: "La aplicación de la biotecnología sólo
beneficia a agricultores y no a los consumidores”
REALIDAD: La biotecnología ofrece una amplia variedad de herramientas
y productos que ayudan a los agricultores a incrementar la productividad
y mejorar sus ingresos. Sin embargo, muchos de estos
beneficios también representan ventajas a los consumidores.
Los productos obtenidos mediante procesos biotecnológicos proveen
y proveerán una calidad alimenticia mejorada. Algunos de los
alimentos mejorados por la biotecnología pueden ayudar a prevenir
problemas cardíacos y algunos tipos de cáncer gracias al mayor
suministro de vitaminas en los alimentos básicos. Hasta ahora, se
han logrado grandes avances en el desarrollo del arroz dorado
(golden rice) el cual podría contribuir a las carencias de vitamina A
y hierro, asociadas a la ceguera en los niños y niñas, y anemia en
las mujeres embarazadas de las naciones en vías de desarrollo.
La biotecnología podrá mejorar la nutrición en otros sentidos como,
por ejemplo, mediante la producción de variedades de soya, arroz o
maní hipoalergénicos. Así mismo, los consumidores se beneficiarán
de la biotecnología a través de las herramientas de diagnóstico que
permiten asegurar que los alimentos estén libres de enfermedades,
pesticidas o residuos de drogas, y del desarrollo de cultivos que
puedan suministrar vacunas. Un ejemplo puede ser la vacuna contra
la hepatitis B y otras enfermedades mortales como el cólera.
MITO: “Los alimentos transgénicos
crean resistencia a los antibióticos”
REALIDAD: En la producción de algunas plantas transgénicas se han
utilizado genes que confieren resistencia a antibióticos –como la
kanamicina– para seleccionar las células vegetales y las plantas
que han incorporado el transgén. El posible uso de estas plantas
resistentes a antibióticos en la alimentación ha planteado dudas
sobre si el gen de resistencia puede ser transferido a las poblaciones
de bacterias que conviven con los seres humanos en el sistema
digestivo. No obstante, la probabilidad de que esto ocurra es
infinitamente pequeña debido a que es necesario que tengan lugar
en el estómago e intestino, una serie de sucesos altamente improbables,
como por ejemplo, que el gen de resistencia no se degrade
junto con el resto de la comida consumida y para que se incorpore
en una bacteria que lo pueda expresar correctamente.
De todas formas, conviene saber que los genes de resistencia a
antibióticos están ampliamente distribuidos en la naturaleza y así,
por ejemplo, se ha calculado que un individuo sano en un ambiente
sano ingiere diariamente 1’200.000 bacterias silvestres resistentes
a kanamicina. Por ello, sería mucho más probable que los
genes de resistencia de estas bacterias silvestres pasaran a las
bacterias del sistema digestivo humano o a otras del medio ambiente
a que lo hagan los genes de la planta transgénica.
Por otro lado, la FDA (Food and Drugs Administration) de Estados
Unidos, ha determinado que no hay evidencia de un incremento en
el riesgo de resistencia a antibióticos en humanos, producto de
los alimentos que se encuentran actualmente en el comercio y que
han sido desarrollados utilizando la biotecnología. A pesar de ello
es importante aclarar que los genes de resistencia a antibióticos
empleados para estos propósitos son los correspondientes a los
antibióticos que no se utilizan actualmente en tratamientos médicos
humanos o veterinarios o los relacionados con ellos.
Aunque, como se ha indicado, no existe ningún motivo fundado
para sospechar que el uso de genes de resistencia a antibióticos
en las plantas transgénicas sea un riesgo sanitario, en la actualidad
existen múltiples métodos de selección alternativos que están
relegando el uso de los genes de resistencia a antibióticos.
MITO: “Los alimentos transgénicos
causan alergia”
REALIDADES: Los alimentos transgénicos
no deben causar más alergia que la
que puede producir la planta original
de la que procede. La introducción de
un nuevo gen o genes en una planta,
mediante hibridación o mediante ingeniería
genética, no supone necesariamente
que la nueva planta tenga que producir alergia. De hecho,
una planta transgénica generada mediante ingeniería genética
tiene menos posibilidades de producir alergia que una nueva
planta producida por métodos convencionales de hibridación.
Esto se debe a que el número de proteínas nuevas producidas
como consecuencia de esta modificación genética es mucho menor;
de hecho en algunos casos se introduce una sola proteína.
Si el consumidor no es alérgico a los productos derivados de
una planta no transgénica es altamente improbable que sea
alérgico a los productos o derivados de la misma planta, pero
que ha sido modificada genéticamente. Por otro lado, hay que
insistir en que la modificación genética implica la adición o modificación
de un reducido número de genes que están perfectamente
identificados y caracterizados y sus efectos alergénicos
pueden ser evaluados y pre-establecidos por los comités nacionales
de bioseguridad. Hay más garantías en el consumo de una
nueva planta transgénica que en el uso de cualquier otra planta
nueva no transgénica que se pueda consumir por primera vez.
MITOS:“No se conocen los efectos a largo plazo de
los alimentos producidos mediante biotecnología”
REALIDAD: Durante años de investigación se han reconocido los
enormes beneficios que la biotecnología ofrece, sin que se haya
identificado ningún riesgo adicional. El consenso científico señala
que los riesgos de los productos alimenticios biotecnológicos
son fundamentalmente los mismos que los de los convencionales,
o incluso menores. Actualmente, la ciencia demuestra que
los productos obtenidos al emplear la biotecnología son seguros
tanto para el consumo como para el ambiente. Por esta razón,
las agencias regulatorias han determinado que estos alimentos
pueden ser incluidos dentro de la dieta alimenticia. A pesar de
esto, y teniendo en cuenta que “no hay riesgo cero para ningún
alimento”, los alimentos biotecnológicos deben cumplir con unos
estándares de bioseguridad establecidos por los gobiernos relacionados
con toxicidad, alergenicidad y contenido nutricional,
entre otros, que garantizan su seguridad. Años de investigación y
de ausencia de evidencias de daño indican que los beneficios de
la biotecnología agrícola compensan los posibles riesgos.
MITO: “Los cultivos producidos mediante
biotecnología afectarán el ambiente”
REALIDAD: La gran mayoría de los riesgos para el
ambiente atribuidos al uso de los cultivos
biotecnológicos están presentes en el uso de
los cultivos convencionales. Más aún, muchas
veces son situaciones que ocurren en forma
natural entre los seres vivos, como es el caso
de la transferencia de genes, y es precisamente
a par tir de estos hechos naturales y al avance
en el conocimiento científico de donde han
surgido las técnicas o herramientas empleadas
en los procesos de mejoramiento.
La biotecnología es un elemento clave para el
desarrollo de la agricultura sostenible. Los
beneficios incluyen reducción del uso de pesticidas,
conser vación de suelo y agua, y mayor
seguridad para trabajadores y el ecosistema.
Muchos cultivos –incluyendo tomates, maíz y
algodón– ahora tienen la habilidad interna de
repeler insectos; consecuentemente son requeridas
pocas aplicaciones de pesticidas. Entre
tanto, un tipo de maíz empleado para alimentar
cerdos reducirá el ácido fítico en los desechos
animales que causan el crecimiento de algas
en las fuentes de agua; y, finalmente, mejores
rendimientos de los cultivos biotecnológicos
reducirán la presión sobre las áreas forestales,
entre otros beneficios.
MITO: “La producción de cultivos transgénicos
genera nuevas plagas resistentes a los métodos
de control de pestes y malezas”
REALIDAD: Ningún estudio científico ha sugerido que este tipo de
escenario pueda ocurrir como resultado del cultivo de plantas
transgénicas. Sin embargo, muchos sistemas han sido implementados
como medidas de precaución para ayudar a prevenir
estos sucesos, incluyendo rotación de cultivos, rotación de
híbridos y manejo integrado de pestes.
De esta forma, el uso de plantas transgénicas no supone, en sí
mismo, ningún riesgo de generación de nuevos patógenos o plagas.
El uso de plantas resistentes a patógenos o a plagas (sean
transgénicas o no), así como el uso de cualquier producto fitosanitario
(insecticidas químicos o productos naturales, antibióticos,
y fungicidas, entre otros) puede favorecer la selección de
variantes patogénicas o de plagas que sean capaces de superar
la barrera de resistencia o el efecto del tratamiento. De este
modo, la resistencia introducida en la planta puede volverse
ineficaz al cabo del tiempo. Por otro parte, la aparición de nuevos
patógenos o plagas más resistentes no implica necesariamente
que estos nuevos organismos sean más peligrosos que
los anteriores; la diferencia estará en el deber de utilizar diferentes
métodos o plantas con nuevas resistencias para combatirlos.
Los ingenieros agrónomos que desarrollan nuevas variedades y
tratamientos saben que las resistencias y las medidas fitosanitarias,
independientemente de si proceden de una planta
transgénica o no, no son de uso indefinido. Constantemente se
están investigando nuevas fuentes de resistencia y desarrollando
nuevos métodos y tratamientos que permitan reducir al mínimo la
generación de resistencia por parte de los organismos patógenos
y plagas y los cruces entre los cultivares comerciales y las especies
silvestres.
MITO: “El maíz transgénico
mata a las mariposas monarca”
REALIDAD: Esta afirmación hace referencia al
estudio publicado en la revista Nature en mayo
de 1999 por investigadores de la Universidad
de Cornell. Sin embargo, un reporte de la Agencia
de Protección Ambiental (EPA), posterior a la
publicación, indica que el maíz modificado
genéticamente o transgénico, presenta pocos
riesgos para las mariposas monarca: El peso de
la evidencia, a partir de la información que se
ha revisado, indica que no existe un peligro
razonable para las mariposas
monarca o para otro
tipo de vida silvestre. La
investigación sugiere además,
que incluso la pequeña
cantidad de orugas que
se ven afectadas por el
polen del maíz Bt madurarán
en adultos
saludables.
MITO: “La biotecnología es responsable de los
problemas de salud de los ratones de laboratorio,
alimentados con papas transgénicas”
REALIDAD: Durante un programa de televisión en 1998, el Doctor
Arpad Pusztai, del Rower Research Institute, en Aberdeen (Escocia),
sugirió que después de alimentar cinco ratas durante un
período de 110 días con papas modificadas genéticamente,
algunas mostraban crecimiento retardado y un sistema inmune
debilitado. Las papas producto de la biotecnología, las cuales
no habían sido aprobadas, contenían lectinas, una glicoproteína
tóxica para algunos insectos.
Posterior a la publicación de
estos resultados, el experimento
del Doctor Pusztai fue
revisado por seis expertos
designados por la Royal
Society, del Reino Unido.
Estos expertos concluyeron
que el trabajo publicado presentaba
problemas relacionados con
el diseño, ejecución y análisis y
que era imposible bajo tales circunstancias
generar las conclusiones que
sugería el estudio. La Royal Society no encontró evidencia
convincente de los efectos adversos de las papas
OMG y concluyó que los resultados no justificaban llegar a
conclusiones generales con relación a si los alimentos MG
eran peligrosos para los humanos o no.
Los alimentos modificados genéticamente afectan su vida?
Siempre ha existido la incertidumbre para muchas personas acerca de cómo, eventualmente, el
consumo de los alimentos modificados genéticamente podrían afectar la vida de los individuos. A
continuación encontrará algunas cosas que usted debería conocer:
- Si usted se preocupa por la seguridad de los alimentos,
debería saber que los alimentos modificados genéticamente
presentan menores cantidades de pesticidas que las tradicionales.
- Si sufre de alergias, necesita saber que la biotecnología
puede eliminar los alergenos de los alimentos y que todos
los cultivos modificados genéticamente se prueban
exhaustivamente para asegurarse de que no se introduzcan
nuevos alergenos.
- Si el cáncer es una preocupación para usted, debería saber
que el 99,99 por ciento de los cancerígenos en su dieta
alimentaria son sustancias consumidas por el hombre durante
miles de años. Sin embargo, la tecnología de la modificación
genética suministra los medios para aumentar los
niveles de fitoestrógenos, isoflavones, carotenos y otros
antioxidantes conocidos para prevenir el cáncer.
- Si usted es mujer y se preocupa por obtener suficiente
hierro, debería saber que la modificación genética puede
aumentar el contenido de hierro de los cereales y ha eliminado
sustancias (ácido fítico), que no permiten la absorción
férrica.
- Si usted duda sobre la aprobación por parte del gobierno de
los cultivos MG necesita estar informado de las pruebas
exhaustivas y el largo proceso de aprobación que acompañan
cada cultivo MG que se introduce al mercado.
- Si usted se preocupa por el ambiente debería tener en cuenta
que los alimentos MG pueden hacer una contribución
significativa para reducir el impacto negativo de la agricultura
sobre el medio ambiente.
- Finalmente, si valora las mariposas, necesita saber que los
pesticidas empleados en la agricultura convencional, son de
mayor impacto que los cultivos modificados genéticamente
para las mariposas.