CADIA - Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos 14 de mayo de 2010
Les hago llegar estas apreciaciones que nada tienen de tecnicas que no sean las consecuencias en la economia agropecuaria de nuestro pais, por supuesto que desde una vision agronomica desde adentro de una parte del negocio.
La referencia legal al desapego que tenemos en el respeto "a pie juntillas" de nuestra constitucion y como violamos su espiritu mediante el ardid de que nosotros los profesionales en la materia, somos fuente reveladora e inapelable de lo que son: el interes publico, lo que es peligroso o no para la salud publica y lo que es o no dañino para el medio ambiente, debemos replantearnos, en especial dado que la sociedad que ignora, y nos costeo a casi todos los estudios en las universidades publicas ; que en mi caso y por aquel entonces eran de excelencia; espera de nosotros que obremos con honestidad intelectual y no movidos por intereses circunstanciales.
Todos estamos enterados cómo ha sido expulsada la ganadería, de aquellos campos con aptitud agrícola, aunque más no fuera mínima. Accionaron a favor de ello, un sin número de razones, no siempre de carácter económico.
No creo que deban existir regulaciones que impidan o condicionen en forma alguna, ningún tipo de actividad productiva, que no represente un daño tangible y demostrable al medio ambiente y/o salud pública; no basta con la simple suposición, por autorizada que sea la palabra.
1 -Toda regulación que se base en presunciones, es en si misma una violación a los principios de inocencia y de la libertad consagrada en la Constitución Nacional de ejercer cualquier industria lícita. (No es poca cosa oponerse mediante una resolución o regulación, nada menos que a la Constitución Nacional y a la jurisprudencia en general. Creo que esto no es materia opinable. De no ser así, la pirámide jurídica la mandamos al Museo Nacional de Historia)
2 -Tampoco es algo bueno promover mediante subsidios del estado a aquellas actividades que no son capaces de sustentarse por si mismas, por el solo hecho de abastecer un mercado de precios “pisados”, con prohibiciones encubiertas o desembozadas, de exportar y/o de impuestos a la exportación, que deprimen sus precios.
No debemos dejar de reconocer lo que en su momento llegamos a llamar “costo argentino” constituido por tazas, diezmos, gabelas, inscripciones, registros y demás cargos instituidos desde organismos públicos, nacionales, provinciales y municipales, que obstan a la producción complicándola y encareciendo su gestión. No perdamos tampoco de vista que todo este tramiterío es mucho más gravoso para el productor pequeño que para el grande.
Los considerandos de todas las regulaciones por lo general se inician haciendo alusión al interés público y/o a la defensa de la salud pública o el medio ambiente; muchas de ellas sin fundamentaciones científicas. En muchos de esos casos, creando oficinas, departamentos, áreas, con personal extra, no ya para ir en socorro técnico de la producción, sino para exigir condiciones no pocas veces incumplibles y pensadas solamente desde una oficina con aire acondicionado.
3 – El fenómeno de desplazamiento de la ganadería es de carácter mundial.
4 – El desajuste de los emprendimientos de engorde a corral, se deben principalmente a que demandan al mercado de cría, animales, a un ritmo mayor del que esa etapa puede abastecer. De no haber ocurrido la caída de oferta de animales para consumo, el cuello de botella, tarde o temprano, se hubiese producido de todos modos. Para explicarlo mejor: Si los productores de pollos parrilleros, dependiesen de otros productores, cabañeros, para la provisión de BB, no hubiesen alcanzado el desarrollo que hoy le conocemos. Ellos mismos son los productores de sus BB. Sería equivalente a que las empresas dedicadas a los engordes a corral tuviesen sus propios establecimientos de cría para auto abastecerse de terneros y no recostarse pagando precios bajos al sector de la cría, como ocurrió en los últimos años, por la causa que sea.
5 – Hoy, por fuerza del mercado, los animales terminados poseen un precio más alto, rentable. Ya se empezó a trasladar esto a la etapa de cría, especialmente por la falta de terneros. Esto ocurrió en forma espasmódica, como es costumbre en nuestro país, en el cual, los gobernantes de turno “toquetean” las variables económicas y lo peor que lo hacen sin saber como funcionan las cosas que están “toqueteando”. A fines del año 2005 iniciaron desde el gobierno, su cruzada contra el fantasma de la antiguamente denominada “oligarquía vacuna”; hoy pagamos las consecuencias.
Para ejemplo de la intervención del estado en la actividad, demostrando, a mi juicio, la escasa idoneidad de los funcionarios, podemos observar, lo que fue el vano intento de promover el engorde de los terneros overos negros salidos del tambo; hoy se ha comenzado a engordarlos en forma privada, sin necesidad de ningún subsidio, simplemente porque HOY SÍ tienen una mejor expectativa de precio.
6 – No es necesario promover con ningún subsidio a nadie, simplemente se debe dejar trabajar a la gente en paz. Cuando se empezaron a trabar las exportaciones de carnes, con muy buen criterio se le aconsejó al gobierno que dejara libre la exportación del cuarto trasero, más valioso, para promover el negocio. El entusiasmo por producir se llama “buenos precios”. Recién ahora comienzan a andar por ese camino cuando el daño ya está hecho.
7 – El maíz y la soja, son demandados en el extranjero, para producir las carnes (de todo tipo), que nosotros debiésemos abastecer, creando una espiral virtuosa (no un círculo), capaz de crear mayor riqueza, mejor distribuida (más fuentes de trabajo). Está en nuestra inteligencia manejar esta situación, dejar de ser exportadores de comodities para exportar valor agregado.
8 – Los subproductos, también son parte del negocio, los cueros son solo zapatos y ropa sin confeccionar.
9 - La producción de terneros, además demanda personal capacitado. El manejo de hacienda demanda gente idónea que hoy se ha retirado a otras actividades, por falta de trabajo. Todo el sector sabe que en muchas zonas no hay trabajadores rurales suficientes con la baquía necesaria para “mover” hacienda, castrar, vacunar, marcar, etc. Esto es consecuencia, también del desaliento a la actividad.
10 – La agricultura, a igualdad de ingresos por hectárea, dados los avances tecnológicos, demanda muchísimo menos trabajo que la actividad ganadera, que además, requiere la presencia física en el lugar (el ojo del amo……) y no se puede desconocer que la sociedad toda, marcha en el sentido de los menores esfuerzos.
Por más vocación que posea un ganadero o un tambero, finalmente se aburre de ser manoseado.
11 – La promoción que sería útil, debiera consistir en integrar a los productores primarios a las cadenas de generación de valor, de modo de armonizar la característica de la producción en función de la cadena tal y como sigue. Esto no puede ocurrir de ningún modo si el productor de terneros no recibe parte del beneficio del engorde, el productor de animales gordos y terminados no recibe parte del beneficio de la exportación.
Sin promover ninguna forma particular de organización jurídica de unión de empresas o de actividades, entiendo que solo la armonización de intereses puede garantizar continuidad y fluidez en los negocios, de éste, el de la carne vacuna como de cualquier otro tipo.
Por inventar uno, el de la producción de maíz, soja, huevos, trigo, harina de trigo, fidelería de pastas secas y/o masitas o galletitas.
La promoción consistiría en que nuestro servicio exterior, impulsase los negocios de exportación de esos “trenes de negocios”. Quizás de ese modo, el servicio exterior podría comenzar a justificar lo que cuesta y no a representar, a mi entender, solamente “exilios dorados”.
También sería muy útil generar además una legislación ágil que permita la gestación de estos consorcios, asociaciones de producción, cooperativas multisectoriales o las formas jurídicas que pudiesen resultar apropiadas en cada caso y lugar.
En el caso de la ocupación de la tierra, en “contrato de exclusividad” con la soja; sucede que la experiencia agronómica requiere o mejor dicho, aconseja la rotación, si es posible con la actividad ganadera, para la recomposición de la fertilidad potencial en disponible.
La ciencia agronómica es más amplia e interrelaciona muchos elementos, entre ellos las cuestiones edáficas, entomológicas y fitopatológicas. Por el mismo interés de cortar las temporadas muy largas de un cultivo, a fin de no beneficiar a los parásitos más comunes, convendría suspender ese determinado cultivo durante un tiempo, para disminuir la población de parásitos y / u organismos patógenos. Esto hecho zonalmente. Luego se puede retornar a el. Es menester tener visiones más amplias y dinámicas del problema.
Además de la sana práctica de no poner todos los huevos en la misma canasta.
Estamos ante los mismos conflictos de intereses, que a principios del siglo pasado. Cada sector de la cadena, recostándose en el paso anterior, desinteresándose en lo que le pasa a su proveedor y acordándose cuando es tarde.
Salvando el tiempo y la distancia, remedan a las disputas sectoriales que llevaron al intento de asesinato del Dr. Lisandro de la Torre, que terminó trágicamente con la vida del senador Bordabere. Del valor que pagaban en Europa por nuestras carnes, a los productores argentinos les llegaba un mendrugo y el estado tampoco recibía impositivamente lo que hubiese correspondido.
Muestra de la ataxia que padecemos, es que nuestra población aumentó 5 veces desde entonces y nuestro rodeo vacuno está casi igual, más elocuente, no se que puede ser.
Ing.agr. Daniel Carlos Besso