Sinopsis
El tema convocante es una exploración para viabilizar una sociedad-mundo, desde una perspectiva diferente. Se trata de incorporar el ordenamiento glocal como un enfoque de interacción dialéctica entre los niveles local y global. Dicho criterio se presenta como un razonamiento universal y transversal, para los procesos de desarrollo. Los aspectos éticos y culturales se acreditan para vertebrar esta idea, dentro de un ambiente de convivencia democrática. Se incluye un amplio espectro de contexto, diagnóstico y distintas alternativas en marcha. Tienen centralidad el complejo agroalimentario, la escala productiva y la sostenibilidad sistémica. La localización y relativa autonomía producción-consumo resultan inherentes al paisaje. Las transformaciones radicales contienen rasgos de relocalización, desconcentración y descentralización de componentes humanos, políticos y económicos. Tambien se describe un caso real, para ejemplificar el contenido multiescalar de los emprendimientos locales. El escrito incluye objetivos de cooperación y libertad, con seguridad alimentaria y ambiental.
Del Prólogo
Es un trabajo que, usando el lenguaje de Deleuze y Guattari, está compuesto de múltiples mesetas y líneas de fuga, donde de todas formas es posible encontrar un camino y una orientación. Cada reflexión y cada capítulo se abren en diversas posibilidades, transfiriendo de alguna manera una gran responsabilidad al lector.
Es un libro críticamente optimista, que no deja de reconocer los esfuerzos ya presentes que de una u otra forma se multiplican. Trata de generar una agenda compartida para comprometer y empoderar a todos los actores locales. Significa, asimismo, un esfuerzo por territorializar los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU. Finalmente, enfatiza que las transformaciones estructurales, sean radicales, graduales o continuas, están inexorablemente unidas a los procesos de democratización de las sociedades.
Ampliación de los contenidos
No es una utopía terminada lo que debemos desear, sino un mundo donde la imaginación y la esperanza estén vivas y activas. Bertrand Russell
La humanidad está transitando una época muy crítica, de carácter existencial, que se caracteriza por conflictos geopolíticos, guerras y terrorismo, con pérdidas crecientes de institucionalidad democrática. Paralelamente, el cambio climático está haciendo estragos y se requiere gestiones locales y globales -en armonía- para lograr resiliencia y futuro.
El cambio global en marcha, perfila dos procesos íntimamente relacionados y vinculantes a un metabolismo social1 profundamente insostenible. Ellos son el desequilibrio ecológico y la polarización social. La gran desigualdad e inseguridad social, ambiental y alimentaria imperante, se puede designar como una Metacrisis mundial (Loewy y López, 2024).
Lanzado desde Bahía Blanca (Rueda,2023), en Argentina, el libro surge como un intento de superar la atomización y fragmentación, a través de un enfoque sistémico y de complejidad. La propuesta, aporta a muchos movimientos -ya presentes- en diversas partes del mundo.
En la introducción…
«Si bien hay una fuerte base en la disciplina sociología y filosofía, se incluyen aportes antropológicos, de la economía ecológica, de la agronomía, la geografía y la psicología. La problemática crucial que enfrenta el mundo, ya no podrá prescindir de un enfoque transdisciplinario».
«la invitación es a pensar y dialogar juntos para el diseño de sistemas alternativos de ver y de cambiar nuestra casa común. Cada uno desde su lugar en el mundo, pero dentro de propósitos de vida, individuales y colectivos, para nosotros y las generaciones futuras».
La directora ejecutiva del Cippec2 (Pomaraes, 2018), analizando los desafíos actuales, ya nos había dicho que «En muchos aspectos, distinguir entre política interior y exterior quedó obsoleto». Esta afirmación es consistente con la tesis del libro, en términos de integrar lo local y lo global en forma biunivoca, dialéctica y sinérgica. Esta visión requiere incorporar sostenibilidad a los sistemas vigentes, ya no como una opción sino como una norma vital. La otra condición, para materializar estos objetivos estructurales y transversales, es el desarrollo de altos niveles institucionales de convivencia. Asumiendo el planeta como un sistema, la democracia real funciona como una condición necesaria para ser incubadora de la creatividad humana, primero, y como gestora de una gobernanza glocal, después.
En la solapa…
«Es imperativo bajar drásticamente la huella ecológica mundial para disminuir el sobregiro que se inició en 1970. Un aporte sustantivo consiste en instrumentar coordenadas de equidad y localización agroalimentaria a escala humana: todo dentro de una táctica glocal y de sostenibilidad sistémica».
Sistema, territorio y lugar
En definitiva, tener conciencia y paciencia para construir presente y futuro es una tarea de todos los ciudadanos. Y es a partir de la vigencia de sistemas democráticos, con educación y justicia, como se puede avanzar en la dirección correcta. Nada menos que rediseñar nuestra relación, con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza.
Esto implica reemplazar el poder económico, como forma de dominación, y transitar un ordenamiento territorial, centrado en la localización y en las comunidades. Tambien dar la contienda cultural, para instalar nuevas agendas, demandas y agencias, superando la polarización, la inseguridad y el negacionismo vigente, por acción y omisión.
Algunas líneas posibles se esbozan, como disparadores de nuevas ideas. Ya está en marcha una profundización del «ordenamiento glocal», en una segunda parte. Pero siempre es necesario bajar a tierra y ejemplificar un caso, de un sitio local, para explicitar una estrategia. El libro contiene ese punto, Colonia Lapin, mencionada como «un lugar en el mundo».
Se trata de una colonización, iniciada en 1919 y ubicada en el partido de Adolfo Alsina de la provincia de Buenos Aires (Argentina). Con mucho sacrificio, sin infraestructura ni servicios, ayudándose entre todos, lograron progresar. La base fundamental fue el cooperativismo y el espíritu cultural y comunitario que atesoraban las familias de inmigrantes.
La siguiente foto ilustra, más que muchas palabras, como eran aquellos tiempos.
Padres y abuelos del autor, recién llegados a Colonia Lapin desde Alemania (1939)
La sostenibilidad será glocal o no será
Interesa conectar lo global con lo local en una forma inescindible, desmitificando cualquier asomo de dicotomía. Es decir, no es posible interpretar o planificar ningún proyecto humano eludiendo esa conexión; entre otras cosas, porque ello sería un enfoque asistémico y esencialmente no sostenible.
«Al respecto, se ha comprendido que la Sostenibilidad exige planteamientos holísticos, globales; exige tomar en consideración la totalidad de problemas interconectados a los que la humanidad ha de hacer frente y que solo es posible a escala planetaria, porque los problemas son glocales». Vilches y Gil Perez (2015. p.45)
Lo «glocal» amplía el concepto de ciudadanía, con innegables connotaciones educativas y pedagógicas. Así, la ciudadanía planetaria se presenta como una respuesta de la sociedad global frente a los graves problemas socioecológicos (Murga-Menoyo y Novo, 2017).