Una alta producción de cereales, oleaginosas y pasturas, supone una gran exportación de nutrientes y agua a partir del suelo. Investigaciones realizadas, han determinado que, por ejemplo para obtener 110 qq/ha de maíz, en la región pampeana, se necesitan similares cantidades de nitrógeno (N), y potasio (K) , en el orden de unos 261 kg/ha, 111 kg. de fósforo (P), 64 kg. de magnesio (Mg) y 33 kg. de azufre (S). En el caso del trigo, para la misma región y para un rendimiento de 50 qq/ha, es preciso contar con una provisión de 157 kg. de N, 57 kg. de P, 169 kg. de K, 25 kg. de Mg y 21 kg. de S. Para mantener en el tiempo altos rendimientos, es fundamental la reposición de los nutrientes extraídos, mediante la fertilización. La determinación analítica de las propiedades del suelo, relacionadas con la fertilidad, la dinámica del agua y la degradación, es la primera, más rentable e importante inversión al iniciar una producción agropecuaria. Los análisis de suelos, permiten conocer el suelo, identificar las principales limitantes y potencialidades, implementar técnicas de producion, conservacion y mitigación, establecer necesidades de fertilización y ajustar dosis de aplicación. La Fertilización En este aspecto es importante considerar especialmente, tanto como la dosis, la oportunidad de aplicar esta tecnología, pues los requerimientos de nutrientes de cada cultivo varían a lo largo de su ciclo vital. Un cultivo de maíz, por ejemplo, para una productividad de 120 qq/ha tiene mayores necesidades de N, P y K entre los 30-35 y hasta los 60-65 días, por lo que en este período, la planta debe contar con los nutrientes. La aplicación de fertilizantes en otro momento es menos provechosa y, en el caso del nitrógeno, se pierde, con el agravante de la contaminación de suelos y aguas. Si la dosis de fertilizante aplicado no cubre las necesidades del cultivo los rendimientos bajan; si las exceden el suelo se acidifica y el exceso del agroquímico contamina las napas freáticas. Por ello, antes de fertilizar, es conveniente realizar un análisis del suelo. El Riego Suplementario En muchas regiones del país, la alternativa para producir granos y pasturas con riego suplementario genera un incremento significativo en los rendimientos, potenciando los beneficios del resto de las prácticas tecnológicas utilizadas. En este aspecto, antes de diseñar un programa de riego es indispensable conocer la calidad del agua con la que se va a regar, para prevenir potenciales daños al suelo, además de monitorear periódicamente el sodio intercambiable (PSI) y propiedades físicas del suelo. El Muestreo de Suelos Es oportuno recordar que la toma de muestras en forma correcta, facilita la interpretación de los análisis, información básica para un buen diagnóstico. En esta tarea es recomendable tener algunas precauciones: Muestrear lejos de alambrados, aguadas, galpones, montes, sectores de carga de fertilizante, etc. Utilizar los elementos de extracción y las bolsas limpias La tarjeta de identificación de las muestras, no debe ser colocada en contacto directo con la tierra dentro de la bolsa