Fertilización del cultivo de trigo en Entre Ríos

Fósforo: se recomienda agregarlo desde antes de la siembra o durante la siembra, tanto en la línea como al voleo. Una síntesis de 30 ensayos realizados en los últimos años por la AER INTA Diamante indica que la respuesta promedio del trigo al agregado de fósforo en suelos con menos de 15 ppm de P Bray fue de 663 kg de trigo por hectárea (con 20 kg de P aplicado). La probabilidad de respuesta es independiente del rendimiento, del tipo de suelos y del año.

Azufre: el principal obstáculo, en el manejo de este nutriente, es no contar con un indicador de suelos “confiable” para estimar su deficiencia. Una alternativa consiste en aplicar una dosis de mantenimiento (10 a 15 kg/ha), en cultivos en ambientes con probabilidad de respuesta. Según ensayos de la Agencia, la respuesta obtenida al agregado de azufre fue de 180 kg de trigo por hectárea.

Nitrógeno: Para ajustar la nutrición nitrogenada es necesario considerar el rendimiento alcanzable (fuertemente asociado con las lluvias entre febrero y mayo). Cuanto mayor sea el rendimiento alcanzable (al que se apunta o aspira) mayor será el nitrógeno que necesita el cultivo. La metodología utilizada en la región es la del “Nitrógeno Disponible” (ND = N_suelo + N _fertilizante). Una simplificación de este método es el propuesto por el INTA Paraná que recomienda alcanzar 100 kg/ha de ND (0-20 cm); con este umbral estaremos abasteciendo la suficiente cantidad de nitrógeno para un rendimiento de alrededor de 3500-4000 kg de trigo por hectárea. Una síntesis de 27 ensayos realizados en los últimos años por la AER INTA Diamante indica que la respuesta promedio del trigo al agregado de nitrógeno fue de 1343 kg de trigo por hectárea.

Un manejo de la nutrición debe contemplar el equilibrio entre los aspectos ambientales, económicos y sociales.