El dinamismo del sector obliga a analizar muchos indicadores para poder elaborar la mejor estrategia en planteos productivos. Sin ir más lejos, en el caso del maíz, el panorama ha cambiado y mucho. Muchos productores planean sembrar maíz temprano. Para esta situación el Ing Daniel Germinara, especialista en nutrición de Yara, brinda algunos consejos para alcanzar mejores rendimientos y rentabilidad.

Venimos de una campaña donde la sequía castigó a los maíces tempranos y los precios no fueron tan alentadores. Sin embargo el panorama es distinto para esta campaña que comienza. Si bien el bolsillo del productor no mejoró de golpe, sí lo han hecho, y de forma muy significativa, el precio del grano, la perspectiva climática y la apertura del mercado de 15 millones de Tn. Este escenario genera un cambio de perspectiva respecto de este cultivo para la campaña 2012/13.
Gracias al pronóstico climático y haciendo ?los números?, el margen bruto de un maíz temprano promete muy buena rentabilidad, incluso mejor que el de la soja en muchas zonas, lo que nos invita a reconsiderar las superficies destinadas al maíz también considerando su aporte en la rotación de los lotes. Por otra parte también hay una excelente relación insumo (fertilizante)/producto (grano de maíz), situación favorable, siendo que la nutrición es una herramienta clave para el desarrollo del cultivo y su posibilidad de aprovechar recursos como la radiación, el agua y el potencial genético.
Arrancando por el análisis de suelo: Para comenzar con cualquier planteo sobre fertilización, la base es el análisis de suelo. Solo así se puede definir cuánto nutriente hay en el suelo, qué nutriente aplicar y en qué dosis. El mejor momento para hacer el muestreo de suelo es el cercano al momento de la siembra, pero se debe tener en cuenta los tiempos necesarios para poder abastecernos del fertilizante. Medir bien el suelo es muy importante, por lo tanto se debe invertir tiempo en un buen muestreo para que el resultado refleje lo que sucede en el lote. Para ello se debe seleccionar no más de 1 a 3 ha por sub-muestras en superficies de 20 a 50 has. dependiendo de su variabilidad. Si tuviéramos ambientes contrastantes se podría hacer un muestreo en cada uno, para manejar la fertilización de manera independiente. Si bien esto no es agricultura de precisión propiamente dicha, estaríamos mucho más cerca de llevarla a cabo con un manejo uniforme del lote. Otro tema a considerar es el tiempo de envío de la muestra al laboratorio, el cual debería ser lo más rápido posible para que los valores, sobre todo el de nitrógeno, sean fidedignos.
Una vez que contamos con la información del análisis de suelo, se deberá realizar la recomendación de los nutrientes a aplicar y en qué dosis. A nivel orientativo, en el caso del fósforo (P), el valor umbral de respuesta económica que cita la bibliografía es de entre 14 a 16 ppm Bray-1. Es decir que si el lote tuviera un valor por debajo de este umbral la fertilización fosfatada resultaría muy rentable. Esto no significa que si el lote tuviera un valor superior no se debería fertilizar con fósforo, ya que se ha comprobado, sobre todo en maíces tempranos, el beneficioso efecto arrancador de una dosis moderada de fertilizante fosfatado. También se debe tener en cuenta un criterio de fertilización de reposición del lote. Si el análisis arrojara valores muy bajos, adicionalmente a la reposición, se debería considerar la reconstrucción de los niveles de fósforo aplicando un poco más de lo extraído. Lo mismo para el nitrógeno (N), por el valor de N-Nitratos.
Además existen métodos como el de balance o de umbral. Un ejemplo es el de 170 ? X para zona núcleo. Estos métodos ayudan a tomar la decisión de qué dosis aplicar e incluso hay métodos que predicen el valor de mineralización. La otra pregunta es: ¿cuándo lo aplico? El nitrógeno, a diferencia del fósforo, sí puede aplicase en diferentes momentos, en dosis completa o fraccionada. En general, es preferible esperar a estar seguros de un buen stand de plantas, pasar el riesgo de heladas tardías para así tener más certeza de la aplicación de este nutriente. El nitrógeno, es un nutriente móvil en el suelo y en años llovedores, con texturas livianas o perfiles sin impedancias sub-superficiales (Ej. B2T o tosca) una aplicación muy temprana (pre-siembra o a la siembra), lejos de la máxima demanda del cultivo (a partir de V4-6) resultaría muy riesgoso ya que el nitrógeno se podría lixiviar a capas profundas del suelo y ?escaparse? de la zona de absorción de la raíces. Las aplicaciones en V4-6 suelen ser las más eficientes y seguras, sobre todo en años más con humedad.

Otros dos nutrientes que generalmente presentan respuesta son el azufre (S) y un micronutriente que ya hace varios años los maíces lo piden: el zinc (Zn). Seguramente, hayan visto en lotes de maíces tempranos y, en sus primeros estadios, un rayado color verde claro-amarillento en hojas jóvenes. Esto, es un claro síntoma de deficiencia de zinc, que tal vez más adelante desaparezca, pero en ese momento ya ha dañado el cultivo e hipotecado parte de su rendimiento futuro. Formas de aplicación de este micronutriente hay muchas: aplicación a la semilla, foliar, con el fertilizante arrancador en mezcla química o en mezcla física o líquidas al suelo. Pero, para hacer la mejor elección hay que tener en cuenta que la planta lo necesita ?bien temprano? ya que el zinc interviene en la síntesis de una vital hormona de crecimiento, la auxina y, por otra parte, se trata de un nutriente de muy baja movilidad en el suelo, por lo tanto se debería aplicar muy cerca de las raíces o ser movilizado desde las hojas en una aplicación foliar.
Por su lado, el azufre, es un nutriente de comprobada deficiencia en la mayoría de los lotes y que además tiene un efecto muy importante sobre el nitrógeno mejorando su eficiencia, sobre todo cuando se fertiliza con dosis bajas a medias.