El hongo Aspergillus flavus causa pérdidas millonarias cuando infecta al cultivo de maíz. La razón es que libera una micotoxina altamente tóxica para humanos lo que impide su comercialización, además de podrir los granos.
Para controlar ese patógeno, se suelen emplear costosos fungicidas químicos que contaminan el medio ambiente. Pero investigadores de Córdoba están cerca de lograr una solución natural.
Aspergillus flavus posee dos tipos de cepas: las toxigénicas, que producen micotoxinas cuando infectan a los cultivos; y las atoxigénicas, que no producen micotoxinas.
“Una estrategia exitosa que se probó en otros países fue poblar cultivos de maíz con cepas no tóxicas. Estos microorganismos compiten con las cepas tóxicas y reducen la contaminación que provocan”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir Boris Camiletti, investigador del Instituto de Patología Vegetal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Ipave-Inta), en Córdoba.
La propuesta apunta a ser considerada rápidamente por la industria del maíz.
Camiletti es becario posdoctoral del Conicet en el laboratorio de María de la Paz Giménez Pecci. El trabajo fue publicado en la revista científica Phytopathology En Estados Unidos existen dos productos comerciales registrados y en África hay uno más. Pero estas formulaciones no sirven para Argentina.
María de la Paz Giménez Pecci, jefa del laboratorio del Inta donde se realizó el estudio, da una charla a agricultores sobre las enfermedades de maíz en la región central del país. (INTA)
“Los agentes de biocontrol deben ser seleccionados a partir de la población nativa de Aspergillus flavus, ya que se consideran mejor adaptados al lugar donde se van a aplicar”, indicó Camiletti, quien también es profesor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Los científicos lograron seleccionar dos cepas no tóxicas de ese hongo a partir muestras de espigas de maíz cultivadas en la región maicera centro-norte de Argentina, principalmente norte de Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero.
El primer autor del estudio, Boris Camiletti, es becario posdoctoral del Conicet en el Instituto de Patología Vegetal del Inta, en Córdoba. (INTA)
Efectos
El suministro de maíz contaminado con ese hongo a los animales resulta en la acumulación de micotoxinas en carne y leche que no pueden ser destruidas a temperaturas normales de cocción.
“Son potentes agentes que producen efectos adversos sobre la salud humana. También son tóxicas para los animales en altas concentraciones, lo que genera complicaciones en la producción ganadera y de granja”, indicó Giménez Pecci.
Parte de los estudios se realizaron durante la estadía de Camiletti en el laboratorio de Themis Michailides en la Universidad de California-Davis, en Estados Unidos con apoyo del programa BEC.AR en conjunto con la comisión Fulbright.
Otros autores de trabajo fueron Ada Torrico, del Ipave-Inta, además de Claudia Asensio y Enrique Lucini, de la UNC.