El modelo de la agricultura convencional cada día es menos sostenible, debido a la gran cantidad de gastos producto de las reparaciones de externalidades y a los efectos detrimentales directos sobre los ecosistemas. Es por ello que el modelo de la revolución verde está muy cuestionado, por lo que surgen cambios hacia una agricultura "siempreverde" y de un nuevo modelo conocido como Sistema de Agricultura Sostenible o Sustentable (Macek, K y McAllister, 1970).
Agricultura sustentable
A pesar de las dificultades para llegar a un consenso sobre lo que es agricultura sostenible, este modelo ha sido muy difundido en el ámbito mundial, y considera los siguientes aspectos:
Aumento o mantenimiento de la biodiversidad. Los Bioproductos (biofertilizantes, bioestimuladores y bioplaguicidas) son componentes vitales de los sistemas sustentables, ya que constituyen medios económicamente atractivos y ecológicamente aceptables para reducir los insumos externos y mejorar la cantidad y calidad de los recursos internos, mediante la utilización de microorganismos debidamente seleccionados por su alta eficiencia e inocuidad, además pueden ser generados a partir de recursos locales y tener carácter endógeno.
El uso de bioproductos constituye hoy día una necesidad económica y ecológica obligada, convirtiéndolo en insumo atractivo a los productores del campo. La Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela establece una política de Estado orientada hacia la soberanía alimentaría, lo que implica la introducción expresa del uso de agricultura sustentable y la adquisición de mayor conciencia ambiental de la población, produciendo un viraje muy marcado hacia el uso de bioproductos. La tendencia actual del sector agrícola indica con seguridad, que la utilización de estos bioproductos, pasará a ser parte normal de los insumos de la agricultura contemporánea en Venezuela; sin embargo, su disponibilidad es muy baja, sugiriendo que la producción masiva de bioproductos es una necesidad perentoria.
En las últimas décadas, se ha notado una contracción en el desarrollo agrícola de la Mesa de Guanipa (Centrosur del Estado Anzoátegui), y uno de los factores con mayor impacto ha sido el aumento del precio de los agroquímicos, lo que refleja una reducción progresiva de la superficie cultivada y un consecuente incremento del desempleo y abandono en el sector agrícola. Es por esto, entre otras causas, que la agricultura de altos insumos per se, ha sido incapaz de mantener una continuidad en el tiempo y el espacio de su producción.
Para que la agricultura en la Mesa de Guanipa se convierta en realidad y pueda servir de catapulta al incremento de la producción agropecuaria, es necesario transformarla en sustentable. Este tipo de desarrollo agrícola es posible evitando los sistemas de producción intensivos y monoculturales, utilizando tecnologías blandas no dilapidadoras de energía, y que sean asequibles a toda la población.
Los bioproductos pertenecen a la categoría de estas tecnologías capaces de resolver en parte estos problemas. Estos productos son uno de los puntales de la agricultura sustentable, y en la actualidad, su producción comercial se ha extendido considerablemente a nivel mundial. Existe una amplia gama de productos, tanto en fase de investigación como comercial. Los bioproductos son elementos claves en el manejo integrado de los cultivos, siendo el control biológico una herramienta que utiliza recursos naturales para mantener las poblaciones de especies dañinas en cultivos por debajo de niveles que causen daños económicos.
En los medios de control biológico se pueden mencionar: 1) Parasitoides: que son individuos que se alimentan de un huésped de la misma clase taxonómica siendo su fase activa el estado larval, y pueden atacar huevos (Trichogramma y Telenomus) larvas (Cotesia flavipes) o pupas (Spalangia cameroni); 2) Depredadores: insectos polífagos que se alimentan de diferentes estados biológicos de sus presas que generalmente son otros insectos (Polistes erythrocephalus y Chrysoperla carnea); 3) Entomopatógenos: microorganismos que enferman al insecto causándole la muerte y pueden estar formados por hongos (Bauveria bassiana), virus (Baculovirus) o bacterias (Bacillus thurigiensis); 4) Hongos antagonistas o micopatógenos: son reguladores naturales que impiden el desarrollo de ciertos hongos o nemátodos (Trichoderma); y, 5) Bacterias antagonistas.
Bioproductos en desarrollo por el INIA-Anzoátegui para la agricultura en la Mesa de Guanipa El INIA-Anzoátegui inaugurará próximamente, un laboratorio de producción de Bioinsumos con el fin de solventar, en cierta medida, el déficit de este tipo insumos agrícolas en esta región.
Trichogramma spp Trichogramma spp es una avispa que parasita huevos de varias especies de Lepidoptera. En los huevos parasitazos, se detiene el desarrollo de las larvas del hospedero, siendo reemplazados por la formación de nuevos adultos de los benéficos, que al multiplicarse en el campo incrementan los porcentajes de parasitismo natural (Garcia et al., 2004; Amaya, 1998).
Trichoderma spp Trichoderma spp es un hongo antagonista, que actúa como organismo benéfico impidiendo el desarrollo de hongos o nemátodos causantes de enfermedades en las plantas. Este hongo anaerobio se encuentra naturalmente en el suelo y se caracteriza por no tener un estado sexual determinado. Generalmente se ubica en sitos que contienen materia orgánica o desechos vegetales en descomposición, como residuos de cultivos, especialmente en aquellos que son atacados por hongos fitopatógenos. Su importancia radica principalmente en que ataca, parasita y desplaza otros hongos que producen enfermedades en las plantas. Por otro lado su acción como biofungicida se ve complementada por su acción estimulante en el crecimiento de raíces lo que induce en la planta mayor resistencia a los ataques de plagas y enfermedades (Arias, 2004).
Hongos entomopatógenos Existen alrededor de 400 especies de hongos reportados atacando insectos de importancia médica y agrícola. La idea de usar hongos entomopatógenos surgió en 1874, pero no fue sino hasta finales del siglo pasado, cuando creció la importancia por este tema debido al efecto de resistencia creado por los insecticidas en los insectos de importancia agrícola (Hall y Papierok, 1982). Una de las ventajas de los hongos entomopatógenos con respecto a otros enemigos biológicos es que pueden penetrar por las aberturas naturales del insecto (boca, ano, espiráculos) y la barrera cuticular del insecto, por lo que no necesitan ser ingeridos para causar infección (Pérez, 1989).
En Venezuela, existen algunas experiencias sobre la producción de hongos entomopatógenos, siendo los estados Lara y Yaracuy pioneros en esta actividad. En 1988, la empresa PROBIAGRO S.A. comenzó con la producción del insecticida biológico COBICAN, basado en el hongo entomopatógeno Metarhizium anisopliae.
Biofertilizantes
Los biofertilizantes o abonos biológicos están basados en microorganismos, que promueven y benefician la nutrición y el crecimiento de las plantas. Se trata de microorganismos del suelo, generalmente hongos y bacterias, que se asocian de manera natural a las raíces de las plantas de una forma más o menos íntima. Los microorganismos promotores del crecimiento y nutrición vegetal facilitan, de manera directa o indirecta, la disponibilidad de determinados nutrientes para las plantas, tales como el nitrógeno, el fósforo o el agua, aunque también los hay que producen sustancias (fitohormonas) promotoras del crecimiento vegetal. Además, algunos de estos microbios pueden combinarse, resultando en efectos sinérgicos cuando se aplican de manera conjunta.
Desde el punto de vista de una agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente, el uso de biofertilizantes representa una importante alternativa para limitar el uso de abonos químicos, reduciendo su negativo impacto ambiental y económico, y mejorando la productividad de los cultivos. A su vez, los biofertilizantes pueden ser de gran utilidad en la recuperación de terrenos marginales para su aprovechamiento agrícola y forestal. El uso de biofertilizantes constituye una forma de aumentar la productividad de los cultivos, reduciendo al mismo tiempo los efectos perversos de la fertilización química sobre el medio ambiente y la salud. La integración de esfuerzos y conocimientos entre distintos especialistas de la comunidad iberoamericana debe servir para el adecuado desarrollo de biofertilizantes, dirigidos a solventar problemas propios de la región.
Los biofertilizantes que se producirán son: Biofertilizantes a base de Azotobacter chroococcum, bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, capaces de sustituir entre 30 a 40 % el fertilizante nitrogenado y de incrementar los rendimientos, porque aumentan el número de flores y frutos en los distintos cultivos por la acción de las sustancias activas que son capaces de sintetizar.
Biofertilizantes a base de la bacteria Bacillus megatherium var. phosphaticum, bacterias solubilizadoras del fósforo del suelo, capaces de sustituir hasta 70% del fertilizante fosfórico, porque ponen a disposición de las plantas el fósforo almacenado y fijado en el suelo, que en suelos tropicales presentan altos niveles.
Biofertilizantes mixtos a base de bacterias de Azotobacter chroococcum y Azospirillum brasilense, ambas fijadoras del nitrógeno atmosférico y estimuladoras del rendimiento, capaces de sustituir hasta un 50% del fertilizante nitrogenado en las gramíneas, y de incrementar los rendimientos por la acción de las sustancias activas que son capaces de sintetizar.
Beneficios que se obtienen con la aplicación de estos bioproductos