Si bien el cultivo es afectado por un número reducido de plagas insectiles a causa de su ciclo invernal, nunca se debe descuidar, ya que es posible la aparición de nuevas especies y de otras que no siendo nuevas resurgen ayudadas por algún factor climático, biológico, etc.
Una de las plagas tradicionales del trigo son los pulgones, que aparecen en distintos momentos, causando daños de importancia en ciertas ocasiones; dentro de este grupo predominan especies de regular aparición, tal es el caso de Schyaphis graminum Rond. (pulgón verde de los cereales), Metopolophium dirhodum Wlkr. (pulgón amarillo) y Sitobion avenae L. (pulgón de la espiga), otras en cambio permanecen en bajas poblaciones.
La campaña 2005 tuvo algunas diferencias respecto a las anteriores, ya que hemos detectado la presencia en cantidades importantes de la especie: Rhopalosiphum padi L. (pulgón de la avena) en lotes del sur de Santa Fe.
Para el reconocimiento de dicha especie se puede tener en cuenta la siguiente característica morfológica: cabeza verde oliváceo a pardo oscura; en ella se destacan los ojos rojo oscuro o negros, antenas más cortas que el cuerpo con sus tres últimos antenitos oscuros o negros. El resto del cuerpo es verde con algunas zonas verde amarillento o verde oliva. Posee sifones cilíndricos pardos y negros en la porción apical; el punto de inserción presenta una zona verde rojizo. Presenta patas oscuras.
A nivel de cultivo, resulta dificultoso encontrarlo ya que normalmente se ubica en la zona de vainas o en lámina aún no expandida donde busca protección, por lo tanto no está expuesto como ocurre con otras especies. Esta característica hace que pase desapercibido en los monitoreos y también dificulta el control químico o biológico (predadores, hongos, etc.).
El daño que ocasiona se observa fácilmente cuando el estado del cultivo es avanzado (espigazón). Podemos encontrar manchas en vainas foliares y base de la hoja por efecto de la picadura; hoja bandera recta acartuchada (tipo sorbete) y retorcida; no expansión de las aurículas haciendo que la espiga no salga o si lo hace aparezca en forma incompleta quedando el extremo apical (incluido las aristas) embuchado y de esa forma se la observe doblada. Podemos encontrar también plantas de menor tamaño y con posible transmisión de enfermedades.
Se puede pensar entonces que si la población de Rhopalosiphum padi L. es numerosa y aparece tempranamente, desde comienzo de macollaje, los daños ocasionados pueden ser significativos. Por lo tanto, teniendo en cuenta todas estas características y la dificultad de control, es muy importante comenzar los monitoreos anticipadamente y ni bien es detectado tomar la decisión conveniente.
Foto 1: adulto y ninfaFoto 2: colonia