Dado que el sistema de producción cambió debimos adaptar también el uso y manejo de los agroquímicos.
La producción agropecuaria argentina requiere de los agroquímicos para lograr los niveles de rendimiento actuales. Hoy parece inconcebible producir sin ellos y hasta se plantea como necesario aumentar su uso para lograr mayor producción.
Si bien esto es cierto, también lo es que este aumento de producción de alimentos debe ser sostenido y sustentable en el tiempo. Esto significa que debemos mantener y aumentar los niveles de producción a lo largo del tiempo sin comprometer el resto de los recursos, y entiéndase como recursos todo lo que rodea al sistema productivo. En otras palabras, incorporando al medio ambiente y al ser humano.
Es aquí donde comienza a tener peso la palabra responsable en el uso y manejo de agroquímicos.
Lo primero que se tiene en cuenta en el momento de la decisión respecto de qué producto usar es la relación costo/beneficio, o sea, si el producto elegido va a controlar la plaga que tenemos en nuestro cultivo a un costo razonable. Pero este concepto se ha mal interpretado y ha sido simplificado hasta considerar lo más barato como lo que otorga mayor beneficio.
Esta situación ha llevado a que se utilizaran productos muy baratos, con muy agresivos controles sobre las plagas, pero sin buenos beneficios; tal fue el caso del monocrotofós, para evitar langostas y tucuras, pero con sus conocidos perjuicios sobre los aguiluchos langosteros.
A su vez, cambios tecnológicos como la siembra directa y la biotecnología simplificaron el uso de algunos fitosanitarios, básicamente el uso de herbicidas, pero no el de otros, como es el caso de los insecticidas y funguicidas. Dado que el sistema de producción cambió, también lo hizo el espectro de plagas por lo que debimos adaptar también el uso y manejo de los agroquímicos.
Acompañando estos cambios las empresas proveedoras de insumos fueron incorporando al mercado importante cantidad de nuevos productos y combinaciones de ellos, haciendo difícil para el público en general poder absorber la avalancha de nuevos conocimientos.
Es aquí donde comienza a cobrar importancia el asesoramiento por parte de profesionales idóneos, más precisamente de los ingenieros agrónomos. Quienes nos desempeñamos en esta especialidad no sólo hemos sido capacitados por las universidades, sino que además estamos en todos los pasos referidos al manejo de agroquímicos, desde la investigación y desarrollo, hasta la fabricación, venta y aplicación.
El proceso no se limita a determinar técnicamente qué fitoterápico es conveniente usar para controlar una plaga, sino que además hay que tener en cuenta las disposiciones legales que rigen el uso y manejo de agroquímicos.
En la provincia de Santa Fe, está vigente la ley 11273 de Productos Fitosanitarios, la cual estipula condiciones para la fabricación, comercialización, aplicación y demás actividades relacionadas con su manejo.
Dentro de las principales características la normativa exige:
- comercialización bajo la supervisión de un ingeniero agrónomo,
- aplicación de productos bajo receta agronómica, expedida por el profesional matriculado y habilitado para tal fin,
- aplicación autorizada de determinados productos en función de su clase toxicológica delimitando áreas urbanas y rurales por parte de las Comunas y Municipios
En síntesis: teniendo en cuenta estos parámetros, y con el asesoramiento de un ingeniero agrónomo matriculado y habilitado, es posible realizar un uso y manejo responsable de los agroquímicos, sin necesidad de comprometer el medio ambiente como tampoco afectar la rentabilidad de la producción en general.