Los mejoramientos en los resultados productivos tanto en reproductoras pesadas como en pollos de engorde hacen que todos los que representamos esta industria estemos orgullosos del trabajo realizado en genética, nutrición, prevención de enfermedades, condiciones ambientales, y manejo en general.
En la industria Americana, la empresa Agristats, Inc. viene documentando los progresos logrados en los últimos 15 años en desempeño, viabilidad, decomisos (aerosaculitis, etc) y días a matadero de las aves de engorde.
Los resultados de billones de aves que Agristats, Inc. ha venido colectando muestran muy claramente el efecto positivo de un buen manejo y control de ambiente en el desempeño y salud de las aves.
Ahora más que nunca la industria reconoce la importancia de proveer las mejores condiciones ambientales a las aves para que puedan expresar su potencial genético, el cual es actualmente expresado en eficiencia alimenticia, salud, bienestar animal y rentabilidad.
Desde el punto de vista de salud, el sistema respiratorio es uno de los más vulnerables a deficiencias medio ambientales ya que está involucrado en la absorción de oxígeno, producción de dióxido de carbono, termorregulación, detoxificación de ciertos químicos y ajustes rápidos en
el balance ácido- básico de las aves.
Los objetivos fundamentales del intercambio de aire dentro de la caseta son:
1. Provisión de oxígeno para cumplir con la demanda metabólica de las aves
2. Control de la humedad relativa dentro de la caseta
3. Remoción de polvo, calor excesivo, humedad y amoniaco
4. Asegurar buenas condiciones de cama
5. En casetas de túnel, reducir temperatura y prevenir stress por calor
El aire de las casetas puede contener altas cantidades de partículas de aerosoles o de polvo que producen efectos adversos en las aves ya que actúan como irritantes de los tejidos que componen el sistema respiratorio. Como consecuencia, las aves producen ruidos respiratorios o tocen como una respuesta fisiológica a pobres condiciones ambientales.
Ambientes mal manejados causan una reducción en las defensas de las aves haciéndolas más susceptibles a virus, bacterias y otros patógenos. Altos niveles de amoniaco causan daño a las membranas mucosas del sistema respiratorio aumentando la susceptibilidad de las aves a infecciones bacteriales, especialmente E.coli.
Muchas investigaciones han demostrado que niveles de amoniaco tan bajos como 10 ppm aumenta la producción de moco y afectan el tejido ciliar del sistema respiratorio. Niveles de amoniaco entre 10-40 ppm reducen la capacidad del ave de remover E.coli de los sacos aéreos, pulmones y tráqueas causando colibacilosis respiratoria y aumento en decomisos de planta.
Altos niveles de amoniaco también tienen un efecto negativo en ganancia de peso, conversión alimenticia, viabilidad, sistema inmune y decomisos. Experimentalmente, aves criadas en ambientes con concentraciones de amoniaco de 50 y 75 ppm mostraron reducciones en peso corporal del 17% y 20% respectivamente, comparado con aves mantenidas en ambientes con concentración baja de amoniaco.
Un buen intercambio de aire (ventilación) es crítico ya que no solo provee aire fresco a las aves sino que también ayuda a remover CO2, amoniaco y vapores de agua previniendo problemas respiratorios, metabólicos (ascitis) y mala calidad de cama.
Ya todos conocemos el impacto que una cama húmeda tiene en lesiones podales (pododermatitis), salud intestinal (coccidiosis) y producción excesiva de amoniaco (problemas respiratorios, cataratas y ceguera).
Aves de engorde criadas en climas cálidos requieren de alta velocidad de aire a través de la caseta que les ayude a mantener una sensación térmica fresca previniendo así estrés por calor, mortalidad, bajos consumos y pobres desempeños.
En climas cálidos, una mala ventilación conduce a muerte súbita y el estrés originado por el calor incrementa la susceptibilidad de las aves a infecciones secundarias como E.coli y Pneumovirus.
Es de gran importancia para la industria mundial que sigamos educando a los manejadores de Aves acerca de esta conexión tan crítica entre ambiente y salud respiratoria y que en aquellos eventos de estrés respiratorio nuestra reacción inmediata sea la de corregir condiciones de ventilación, intercambio de aire y manejo en lugar de reaccionar con mayor adición de vacunas y abuso de antibióticos.