Introducción
Salmonella spp. es la segunda causa de toxiinfección alimentaria en Europa según los datos publicados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y es responsable de 94.625 casos en el último año (EFSA, 2016). S. Enteritidis (47,5%) y S. Typhimurium (15,8%) son los principales serotipos responsables de estos brotes. Desde el 2007, Salmonella spp. está sometida a un plan de control y erradicación a nivel de campo en la avicultura europea.
Numerosos estudios han puesto en evidencia que medidas de control como la limpieza y desinfección, la vacunación o la bioseguridad, disminuyen la presencia de Salmonella en los lotes de aves, pero no la eliminan completamente (Christensen et al., 1997; Rose et al., 1999; Cardinale et al., 2004; Marín et al., 2011). De hecho, los últimos datos registrados en el 2015 han reflejado un aumento de la prevalencia de Salmonella del 1,9% con respecto al año 2014 (EFSA, 2016). La principal fuente de infección humana es el consumo de carne de pollo poco cocinada, los huevos y la contaminación cruzada, entre estos y otros alimentos, por unas malas prácticas de higiene (EFSA, 2016).
En explotaciones donde se han implantado medidas de bioseguridad y prácticas de higiene optimizadas se han observado resultados positivos, reduciendo la colonización de los animales por Salmonella. Sin embargo, a pesar de los resultados tan positivos obtenidos en el campo, gran número de casos de salmonelosis humana siguen teniendo lugar cada año. Por ello, en los últimos años se han estado realizando diversos estudios para encontrar nuevas técnicas que ayuden a controlar la prevalencia de la bacteria a nivel de campo, como es el empleo de aditivos, ácidos orgánicos, prebióticos y probióticos (Cheng et al., 2014) así como el empleo de bacteriófagos como medida preventiva y de control (García et al., 2008; Meunier et al., 2016).
Los bacteriófagos son una herramienta con un excelente potencial, sin embargo, es necesario su estudio para poder demostrar y optimizar su efectividad y estabilidad en el ambiente. Estudios preliminares indican que podrían ser una nueva herramienta para el control de patógenos de importancia en avicultura(Ahmadi et al., 2016).
En este contexto, el objetivo de este estudio fue evaluar el efecto, in vitro, de un “cocktail” comercial de bacteriófagos, frente a 3 cepas diferentes de Salmonella Enteritidis procedentes de granjas comerciales de gallinas ponedoras.
Material y Métodos
Las cepas empleadas provinieron de una explotación de gallinas ponedoras y fueron previamente aisladas según la ISO 6579:2002 (recomendaciones anexo D). Tras el aislamiento, se tomó una colonia aislada de cada una de las cepas (SE32, SE33 y SE36) y se realizarondiluciones seriadas en agua de peptona tamponada al 2,5% (BPW, Oxoid Madrid, España) hasta alcanzar la concentración deseada de 105 ufc/mL. A continuación, 100 μL de cada uno de los inóculos se sembraron en tres puntos equidistantes en placas de Rappaport Vassiliadis semi-sólido modificado (MSRV, bioMerieux, Barcelona, España) y se enfrentaron a 100 μL del producto comercial de bacteriófagos a 107 ufp/mL. A continuación, las placas se incubaron a 41,5±1°C durante 24-48 horas y se evaluó la inhibición del crecimiento de las colonias. Para poder comparar el efecto del bacteriófago sobre la cepa, se empleó un grupo control para cada cepa.
Resultados y Discusión
En la Tabla 1, se puede observar que tras las primeras 24h de incubación el crecimiento bacteriano de las cepas SE32 y SE33 se inhibió completamente. Sin embargo, la cepa SE36 no fue inhibida por los bacteriófagos. Este resultado se mantuvo tras las 48h de incubación, tal y como se muestra en la Figura 1.
Tabla 1. Resultados obtenidos tras las 24/48 h de aplicación.
+: crecimiento bacteriano; -: no crecimiento bacteriano; h: horas; SE32, SE33 y SE36: cepas de S. Enteritidis
Figura 1. Efecto del “cocktail” de bacteriófagos sobre distintas cepas S. Enteritidis tras las 48 horas de su aplicación en placas de MSRV. (a) Inhibición del crecimiento bacteriano en la cepa SE32. (b) Inhibición del crecimiento bacteriano en la cepa SE33. (c) Crecimiento bacteriano de la cepa SE36.
Los bacteriófagos, o fagos, son virus que infectan exclusivamente a las bacterias (células procariotas), produciendo su lisis (García et al., 2008). Son bactericidas naturales distribuidos ampliamente por todo el mundo. Se trata de agentes ubicuos (Loc-Carrillo et al., 2005) y se estima que existe una población global de bacteriófagos en el ambiente de 1030 a 1032 (Hendrix, 2003; Abedon, 2011). Son agentes poco inmunógenos y de replicación autolimitante, ya que eliminan su acción cuando no queda bacteria huésped (Sereno, 2013). El poder controlar la prevalencia de la bacteria a nivel de campo está alentando la búsqueda de nuevas terapias, como es el caso de los bacteriófagos (Ahmadi et al., 2016). Varios estudios han puesto en evidencia reducciones significativas de Salmonella spp. en animales que han sido tratados con bacteriófagos (Atterbury et al., 2007; Borie et al., 2008; Ahmadi et al., 2016). Un estudio realizado por Hungaro et al. (2013) comparó el efecto de agentes químicos, como el ácido láctico, y un “cocktail” de bacteriófagos contra S. Entertidis, y observó que el efecto que estos últimos tenían sobre la reducción de Salmonella en las canales de pollo era comparable a la reducción logarítmica de la bacteria producida por distintos productos químicos.
Asímismo, otros estudios realizados para controlar patógenos de importancia en avicultura como es el caso de Clostridium perfringens han demostrados reducciones significativas en la mortalidad de pollos a los cuales se les había administrado un “cocktail” bacteriófagos frente a este agente, reducciones muy por encima de las que había conseguido tras aplicar una vacuna frente a esta bacteria (Miller et al., 2010). Por todo ello, los bacteriófagos podrían emplearse como tratamiento profiláctico en forma de aditivo tecnológico o para la higienización de las instalaciones.
Este estudio demuestra que dos de las tres cepas de S. Enteritidis fueron totalmente inhibidas tras la aplicación de los bacteriófagos. Este hecho pone de manifiesto que los bacteriófagos son una herramienta prometedora de aplicación a nivel de campo para luchar contra la bacteria. Sin embargo, también se ha observado que una de las cepas no fue inhibida por los bacteriófagos. Una de las posibles razones es que esta última cepa fuera resistente frente al bacteriófago comercial, sugiriendo que esta estaba fuera del espectro de acción del “cocktail” comercial ensayado. Estudios han puesto en evidencia la importancia de controlar las mutaciones o cambios del genoma bacteriano, ya que se ha visto que esto puede afectar al comportamiento lítico del bacteriófago frente a un mismo serotipo de Salmonella Enteritidis (Sillankorva et al., 2009).
Por todo ello, los resultados de este trabajo ponen de manifiesto que se deben seguir realizando estudios tanto in vitro como in vivo para poder desarrollar nuevos “cocktails” de bacteriófagos con mayor espectro de acción y adaptados a la casuística de cada una de las explotaciones. Así, la fagoterapia puede constituir una nueva y prometedora herramienta para el control de Salmonella en avicultura.
Trabajo presentado en el LIV Symposium Científico de Avicultura, celebrado en León (España) los días 27-29 de septiembre, 2017