Nos detendremos a explicar que el virus de influenza aviar (IA) es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta tanto a las aves domésticas como a las silvestres. Aunque el virus de la influenza aviar del tipo A por lo general no causa infecciones en humanos, se han reportado casos muy esporádicos de infecciones en seres humanos por este virus.
La pregunta que muchos se deben estar haciendo es ¿Cómo llegó a nuestro país? En los meses de setiembre, octubre y noviembre inicia la migración transcontinental de aves acuáticas silvestres que se trasladan desde el norte Ártico, EEUU, Canadá. Es en estos meses donde las condiciones ya empiezan a no ser las adecuadas para su apareamiento y alimentación migrando al sur. Hay cuatro rutas migratorias que recorren todo el continente de norte a sur: Pacífico, centro, Mississippi y Atlántico. Como se ve a continuación cada una de estas rutas cubre parte de Norteamérica.
Es a través de estas rutas como llegan a Sudamérica en países como Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú, Brasil, Chile y Argentina principalmente. Luego en los meses de marzo y abril inician el regreso hacia el norte.
Según la cepa del virus y la especie de ave, el virus de IA puede resultar inofensivo o fatal para el ave silvestre. Cuando las aves tienen pocos o ningún síntoma del virus, pueden propagarlo entre países vecinos o a través de largas distancias, acompañando sus rutas migratorias. Por tanto, el riesgo es al llegar del norte y a su retorno, por este motivo no debemos descuidar los meses de retorno de migración como marzo y abril debido a que muchas de estas aves silvestres acuáticas son asintomáticas.
Las lecciones que nos dejará la llegada del virus de IA a países latinoamericanos como el nuestro es que en factores de Bioseguridad tenemos muchos puntos a mejorar, en ocasiones escuchaba la frase “Dios es peruano, colombiano o ecuatoriano”. Ahora que conocemos más de cerca el impacto que la IA tiene en la economía, ambiente, comercio internacional, salud animal y salud humana es momento de reflexionar y tomar acción en las medidas de Bioseguridad como:
- El enmallado de los galpones o galeras, el cual no va permitir el ingreso de aves silvestres.
- Delimitar las zona limpias y sucias dentro de la granja de aves.
- El uso de uniformes y botas exclusivos de la granja, inclusive exclusivos de los galpones.
- Las capacitaciones de bioseguridad a toda la integración desde el área administrativa al área de producción.
- Restricción de visitas. Sólo ingreso de personal externo de la granja si es urgente y necesario.
- Auditorías externas de bioseguridad, entiéndase como externo al auditor como un ente transversal al área de producción y debe ser dirigido por la jefatura o gerencia de sanidad.
- El uso del compost de la mortalidad normal de las aves y el destino de la pollinaza o gallinaza. De esta manera no ingresan empresas terceras sin control, a retirar la camada diseminando las enfermedades.
- Gran oportunidad para aumentar la cantidad de aves beneficiadas. Eliminando el factor de ingreso de vehículos externos y sin control en la compra de pollos, gallinas o pavos.
- El uso correcto de arcos de desinfección en vehículos que ingresan a nuestras granjas.
Recordemos que ante toda crisis hay oportunidades, y en esta ocasión tenemos la oportunidad de mejorar nuestras integraciones a futuro. Sigamos el monitoreo y vigilancia de IA como lo viene haciendo la FMV-UNMSM y el NAMRU desde el 2006. Por último y no menos importante es el trabajo en EQUIPO entre las empresas privadas y el sector Estatal o gubernamental, dentro del cual tenemos que incluir diferentes profesionales como veterinarios, Biólogos, Ing. Forestales, agrónomos, médicos, etc; siempre trabajando para el bien del país, actuando oportunamente siendo eficaz y eficiente.