La problemática de los malos olores
El desarrollo de sistemas de producción avícola a gran escala ha permitido suplir gran parte de las necesidades de la alta demanda de alimentos por parte de la creciente población mundial; sin embargo este aumento de la producción ha llevado también a producir una gran cantidad de desechos, que acumulados en las naves de producción son una fuente generadora de gran cantidad de olores desagradables que afectan directamente a la producción e indirectamente a la calidad de vida de las personas que habitan en el área circundante de los diferentes sistemas productivos.
La cantidad de olor emitido por un sistema de producción en particular está relacionado en función al tipo de alojamiento, al almacenamiento y métodos de manejo del estiércol, al tamaño de las fuentes del olor y la implementación de las estrategias de control de los olores producidos.
En la actualidad se encuentran diversidad de estrategias y tecnologías innovadoras para el control de los malos olores que van desde métodos físicos, químicos y biológicos; algunos son aplicables directamente para desechos líquidos en lagunas de oxidación, plantas de tratamiento de aguas residuales, mientras que otras son igualmente efectivas para el manejo de los desechos líquidos y sólidos.
En los sistema de producción avícola la generación de olores es causada principalmente por la emanación de gases provenientes de la descomposición de los desechos sólidos (estiércol) producido a diario por los animales; algunos de los componentes de esos gases tales como el amoniaco, constituyen una fuente de enfermedad para los animales, para las personas que trabajan en los sistemas de producción y a menudo se convierte en una verdadera molestia para la comunidad.
Producción de gases amoniacales en la producción avícola
La formación de gases amoniacales en los sistemas de producción avícola ha sido atribuida a la descomposición del ácido úrico presente en las excretas. La relación entre la volatilización del amoníaco y la concentración amoniacal resultante depende de factores tales como el contenido de humedad de las camas, su pH, la temperatura ambiente y la velocidad del viento.
Se ha demostrado que los efectos de los gases amoniacales en las aves actúan negativamente sobre el crecimiento, la asimilación de los alimentos, la producción de huevos y el aparato respiratorio; aumentando la susceptibilidad de los animales a las enfermedades.
Por estas razones se recomienda que los niveles amoniacales no superen las 25 ppm; sin embargo en una instalación avícola promedio, las aves generalmente están expuestas a niveles amoniacales superiores; que van desde las 50 ppm a los 200 ppm. El humano puede reconocer niveles de amoniaco a partir de las 50 ppm. Una exposición a niveles mayores de 100 ppm por un período que supere las 8 horas, puede deteriorar significativamente la salud.
El amoniaco
El amoníaco es un elemento penetrante y siempre presente en la atmósfera de los establecimientos avícolas, se crea por la descomposición del exceso de proteínas y del ácido úrico excretados por las aves.
Elevados niveles de amoníaco pueden ser no solo dañinos, si no fatales, para los animales.
Cualquier efecto adverso en la salud de las aves, por pequeño que este sea, puede deteriorar su capacidad para alimentarse, reduciendo así la ganancia de peso máxima que debiera obtenerse durante el ciclo de crecimiento así como también la producción de huevos.
Históricamente, el amoníaco atmosférico en los criaderos se ha controlado a través del uso de sistemas de ventilación y de cortinas laterales ajustables, cuando las concentraciones del amoníaco aumentan, se bajan las cortinas y se conectan los sistemas de ventilación para hacer ingresar aire del exterior, forzando al aire cargado de amoniaco a salir. En el invierno, este proceso también expulsa el aire cálido del interior con el consecuente costo de volver a tener que calentar todo el ambiente.
La formación de amoníaco a partir de la descomposición de las proteínas y del ácido úrico es un proceso biológico llevado a cabo principalmente por microorganismos. Los microorganismos presentes en los desechos, derivan energía y material de la célula a partir de la ruptura de las proteínas a sus aminoácidos constitutivos; pasa el nitrógeno a través de una cadena bioquímica de urea a amoníaco, luego a nitrito y finalmente, nitrato. Cuando la mayor parte del nitrógeno en los desechos toma la forma del nitrato, el estiércol se estabiliza y ya no crea un problema serio de emanaciones de amoníaco.
La proporción que limita parte de esta ecuación está en la conversión de urea y amoníaco a nitrito y nitrato. Cuando los niveles de humedad son altos, y el pH del estiércol excede 7.2 - 7.4, la urea está hidrolizada en amoníaco en un ritmo más rápido del que el amoníaco puede convertirse en nitritos/nitratos. La consecuencia es un aumento en los niveles de amoniaco atmosférico. Para controlar la liberación del amoníaco en las instalaciones avícolas, el acercamiento lógico es controlar la fuente. Los microorganismos "crean" el amoníaco durante el proceso de descomposición, y son los microorganismos los que deben encargarse de reducirlo. Este control puede lograrse inoculando los residuos del establecimiento con microorganismos específicos, especialmente aquellos anaeróbicos, con una capacidad conocida de acelerar y estabilizar la proporción de la descomposición de las proteínas por medio de la descomposición fermentativa de los desechos; esta descomposición fermentativa evita la producción de gases ofensivos tales como: ácido butílico, metano, amoníaco, gas sulfhídrico; más bien generan durante el proceso de descomposición fermentativa de los desechos: aminoácidos, vitaminas, enzimas y antioxidantes; liberando de esta manera la problemática de los malos olores en las instalaciones avícolas.
Control de olores con Microorganismos Benéficos y beneficios esperados
Los microorganismos benéficos pueden aplicarse por varias vías en los sistemas de producción avícola entre las cuales las más utilizadas son: como probiótico adicionado al agua de bebida de las aves, como probiótico agregado al alimento de las aves por medio de la fermentación del alimento, como aditivo en los nebulizadores sanitarios al momento de limpiar las instalaciones, como inoculante de las camas, como un tratamiento acelerador al proceso de manejo de las excretas de los animales.
Control de gases amoniacales, malos olores y moscas
La utilización de los microorganismos benéficos permite el control de los gases amoniacales en las instalaciones avícolas, pues aceleran la descomposición de las excretas por medio de la descomposición fermentativa generando sustancias bioactivas durante el proceso que permite el desarrollo productivo sin complicaciones.
Se han demostrado en instalaciones de pollos en lotes de 20.000 animales la efectividad de los microorganismos benéficos en el control de los gases amoniacales, agregando a estos en el agua de bebida de los animales a razón de 1 litro de microorganismos benéficos por cada 1000 litros de agua de bebida a utilizar durante el día en las naves de producción.
Al reducir los niveles de amoniaco, esto también permite la reducción de malos olores molestosos, la presencia de las moscas pues ya no habrá un ambiente adecuado ni atractivo para estos animales; se ha demostrado que con la utilización de los microorganismos benéficos en las camas de los animales, se logro un control biológico de los huevos y larvas de mosca común, puesto que el proceso de descomposición fermentativa se realiza anaeróbicamente por medio de las levaduras y bacterias acido lácticas presentes entre los microorganismos benéficos, cuya principal actividad es acidificar el medio para combatir los agentes patógenos presentes en el estiércol por medio del acido láctico. Al reducir el pH del estiércol; aunque la mosca común oviposite, los huevos no eclosionarían pues no hay un ambiente propicio para el efecto.
El control de los gases amoniacales en las instalaciones ha llevado a la reducción principalmente de las enfermedades respiratorias y posteriormente a obtener mejores resultados en producción, puesto que los animales se desarrollan en un ambiente libre de la emanación constante del amoniaco.
Prevención de enfermedades
El alto grado de confinamiento y el elevado número de aves en las instalaciones avícolas hacen que la aparición de algunas enfermedades signifique en la mayoría de los casos una gran mortandad de animales en poco tiempo; esto hace que sea altamente necesaria la aplicación de medidas preventivas que aseguren la bioseguridad del sistema.
El uso de los microorganismos benéficos en las instalaciones avícolas lo convierte en una medida preventiva pues su capacidad de controlar el equilibrio ambiental en las instalaciones ayuda a evitar la proliferación de enfermedades, su capacidad de reducir agentes patógenos por su alto contenido de bacterias acido lácticas, productoras de acido láctico conocido supresor de agentes patógeno hace que los microorganismos benéficos sea una alternativa para evitar la presencia de enfermedades respiratorias crónicas, diarreas causadas principalmente por bacteriosis tales como: coccidiosis, enteritis por E. Coli, salmonelosis entre otras.
El control que ejerce los microorganismos benéficos sobre la producción de amoniaco ayuda eficazmente a evitar las enfermedades respiratorias crónicas pues las aves se desarrollan en un ambiente equilibrado libre del gas amoniacal.
El uso continuo de los microorganismos benéficos en las instalaciones avícolas reduce significativamente la utilización de antibióticos, coccidiostáticos y otros tratamientos para la prevención de enfermedades, puesto que al equilibrar la flora microbiana intestinal se evitara la proliferación de microorganismos patógenos. Los microorganismos benéficos neutralizan el medio, evitando la proliferación de estos microorganismos patógenos, mejorando considerablemente la salud general de los animales por el efecto de la competencia con la microflora patógena presente en el tracto digestivo.
La colonización de las bacterias lácticas en el tracto intestinal de las aves ejerce un efectivo control de la población de microorganismos patógenos; debido a que la bacteria acido láctica produce significativos aumentos de sustancias inhibitorias como el Reuterin que tiene un amplio espectro antimicrobial impidiendo el desarrollo de bacterias, hongos y protozoos nocivos a nivel intestinal.
Mejoras en el rendimiento de las aves tratadas
El mayor rendimiento de las aves se logra debido al mantenimiento de un medio ambiente sano para los animales por medio de la utilización integral de los microorganismos benéficos en los sistemas de producción.
Experiencias han demostrado que con el uso de los microorganismos benéficos en el agua de bebida se ha mejorado el peso promedio de toda la parvada que consume agua inoculada con microorganismos benéficos, como consecuencia se ha generado una rápida terminación homogénea, disminuyendo significativamente el número de aves que no cumplían las especificaciones del mercado; además se logro reducir el tiempo de terminación pues la respuesta al consumo de alimento se vio mejorada debido al aumento de la conversión de alimento por parte de los animales.
Con relación a los huevos y a su calidad, estudios hechos en Japón en 30.000 pollos adultos y 20.000 jóvenes sobre los que se utilizó los microorganismos benéficos durante dos años, mostraron que las ponedoras mejoraron los valores en los siguientes rubros: peso promedio de los huevos, fortaleza de la cáscara, grosor de la cáscara, altura de la albúmina y color de la yema.
Uso de los microorganismos benéficos como probióticos en Animales
En la producción animal se persigue siempre conseguir una buena situación sanitaria y un buen rendimiento en productos como carne y huevos para obtener resultados económicos rentables.
Se sabe que hay una relación directa entre el funcionamiento del tracto intestinal y la tasa de crecimiento, índice de conversión y diversas enfermedades. Para evitar las enfermedades, se somete a los animales a tratamientos de antibióticos o quimioterapéuticos, capaces de eliminar no solo a los elementos patógenos sino también a la flora bacteriana necesaria para el buen funcionamiento del aparato digestivo.
La solución más adecuada para asegurar el rendimiento de la alimentación, con la consecuente ganancia de peso y aumento de la inmunología natural del animal, es la prevención de las variaciones de la flora, asegurando la presencia de un número suficiente de bacterias beneficiosas capaces de dominar el medio e inhibir el desarrollo de los patógenos.
Una flora bacteriana uniforme y sana en el intestino, garantiza el óptimo aprovechamiento de las mezclas correctamente balanceadas para la alimentación animal. Variaciones en la calidad de la flora intestinal pueden producir variaciones en el índice de conversión de hasta el 10%.
¿Cómo funcionan los microorganismos benéficos como probióticos?
Ingerido por el animal y debido a su alta concentración, los microorganismos contenidos en el probiótico se ocupan de colonizar el intestino creando el ambiente necesario de flora útil y homogénea. Estas bacterias son fundamentalmente productoras de ácido láctico, garantizando en el intestino un pH suficientemente bajo, en el cuál los patógenos (coliformes, salmonellas, estáfilococos y Gram negativos en general) no tienen capacidad de desarrollarse.
Por la competencia biológica y por la capacidad de acidificar el medio, las bacterias presentes en el probiótico, primero desalojan y luego impiden una nueva implantación de patógenos. La presencia masiva de cualquiera de estos patógenos tiene como efectos perniciosos los siguientes:
Aumentan el pH del intestino y generan el "tránsito acelerado" de los alimentos, con lo cual los mismos son evacuados sin estar totalmente absorbidos sus nutrientes.
Así se pierde rendimiento del alimento formulado y además se debilita la capacidad inmunológica del animal carente de nutrientes suficiente. El animal se vuelve susceptible a la aparición de enfermedades pulmonares.
El "tránsito acelerado" que en principio es difícil de observar porque solo se manifiesta en un incremento de peso no optimizado, deriva finalmente, cuando los patógenos son masivos en diarreas que deben ser frenadas con el uso de antibióticos. Estos antibióticos que eliminan la flora intestinal, sin discriminar la beneficiosa y necesaria de la patógena, provocan un debilitamiento general del animal por los mismos motivos expuestos y esta caída es difícil de levantar sobre todo si hay otros enfermos próximos que provocan la repetición del ciclo.
Ventajas de utilizar los Probióticos
Por todo lo expuesto, se consiguen entre otros los siguientes beneficios con la administración constante del producto:
- Prevención de las diarreas por inhibición de la flora causante.
- Disminución de la mortalidad que estas diarreas provocan en animales de corta edad.
- Prevención de las enfermedades en general y principalmente pulmonares, anorexias, etc, ligadas al estado sanitario deficiente del animal con tránsito intestinal acelerado o que ha padecido diarreas.
- Mejor absorción de los nutrientes de los formulados alimenticios con el consiguiente aumento del índice de conversión y su significado económico en ganancia de peso.
- Control higiénico ambiental de las naves de producción. Esto se debe a que al ser las heces provenientes de intestinos no contaminados, se evita el reciclado permanente de bacterias nocivas entre animales. Además, al realizarse correctas fermentaciones intestinales, se logra homogeneizar y mejorar la textura y olor de las heces siendo estas de muy buena calidad como fertilizantes.
- La mejora general en los lotes de animales se observa muy rápidamente, en términos de 3 o 4 días.
- Al mejorar la resistencia inmunológica del animal, se disminuye la utilización abusiva de antibióticos, su costo y dificultad de administración.
- Particularmente en el tratamiento de aves ponedoras, se evita la transmisión de salmonelosis a través de los huevos.
- También en aves ponedoras se verifica rápidamente un engrosamiento en la pared de los huevos contra su espesor habitual, debido al incremento de calcificación del animal mejor nutrido.
- Se ha comprobado que el intestino de los animales nacidos de madres tratadas con probióticos están libres de patógenos, lo que optimiza la capacidad de supervivencia en las primeras 72 horas de vida.
Uso ocasional
Además de la ventaja de la aplicación permanente en los lotes de animales, los mismos son también recomendados para ser utilizados en dosis altas durante la primera semana posterior al tratamiento de los animales con antibióticos. Se garantiza de esta manera la pronta recuperación, se evitan los reciclados de bacterias alojadas en los intestinos en el caso de diarreas y se evita el recontagio de enfermedades pulmonares a animales débiles.
Tratamiento recomendado
Se considera conveniente comenzar el tratamiento con los pollos recién nacidos ya que esto permitirá establecer una población de microorganismos benéficos que nos asegurará tener el control de las especies patógenas desde el comienzo de la vida del animal.
Las tres primeras semanas de vida son la más críticas para el pollo, pues de ellas depende su desarrollo futuro y su rendimiento.
Se ha determinado que el suministro de los microorganismos benéficos a las aves trae un aumento significativo en su rendimiento general. El agregado óptimo de microorganismos benéficos en el agua de bebida es de 1:1000 (1 litro de producto activado por cada 1000 litros de agua de bebida), desde sus primeros días de vida y durante el resto de su vida.
Efectos adversos provocados por su uso
Las pruebas clínicas en humanos, a largo plazo, indican que el consumo de Probióticos en la dieta no produce efectos adversos de ningún tipo. Extensos estudios (histológicos, hematológicos, química sanguínea, peso de órganos y el resto de análisis sanitarios), realizados en modelos animales, usando dosis 10 veces superiores a las recomendadas, demuestran que no hay reacciones adversas.
Bibliografia Consultada
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