El control de la mosca, plaga milenaria que en determinadas producciones como Tambos, Lecherias, feed-lots, criaderos de cerdos y aves, etc., resulta una plaga de proporciones para la población humana de las cercanías y ademas suponen una fuente de estrés y de disconfort para los animales provocando una situación de irritación y nerviosismo generalizado que les lleva a reducir el consumo de alimento, provocando retraso en el crecimiento y mermas en las producciones.
Esta situación es aún más acusada cuando se trata de moscas picadoras (moscas de los establos), llegando, incluso, a provocar anemia e hipersensibilidad. Tampoco nos podemos olvidar de las molestias que pueden causar al propio personal de la granja.
Las moscas son insectos que pertenecen al Orden Diptera (que significa con dos alas), siendo las especies más abundantes en establecimientos pecuarios de producción avícola, porcina y de engorde a corral, los que generan residuos que favorecen el desarrollo de importantes poblaciones de moscas, perjudiciales para la salud humana y la producción.
La mosca doméstica es una de las especies más comunes de insectos que se encuentran asociados a la producción lechera en tambos o establos.
Mosca doméstica (Musca domestica). Mide 6-7 mm de longitud. La cabeza está dominada por dos grandes ojos compuestos, de color marrón púrpura, entre ellos se hallan tres ojos simples (ocelos) y próximos a ellos se sitúa el único par de antenas (estructuras sensoriales que les sirven para detectar los movimientos del aire y los olores). Por debajo de las mismas se proyecta la trompa o probóscide, al final de la cual se encuentra el succionador oral.
El tórax posee cuatro bandas longitudinales de color gris oscuro de igual anchura que el dorso. En él se encuentran las dos alas, prácticamente transparentes y los tres pares de patas de color marrón negruzco.
Respecto al abdomen, éste presenta costados amarillentos en la mitad basal; la parte posterior es de color negro marronáceo, y una línea longitudinal oscura se extiende a lo largo del límite medio del dorso.
El ciclo biológico de la mosca tiene cuatro estadíos hasta convertirse en adulto: huevo, larva, pupa y adulto. Durante los meses de frío las moscas permanecerán dormidas, en sus formas de resistencia, que son los huevos y las pupas, hasta que se eleve la temperatura ambiente, momento en el que comienzan a multiplicarse rápidamente, convirtiéndose en una verdadera plaga por su elevada población.
La mosca puede llegar a poner hasta 180 huevos en una oviposición, efectuando de 5 a6 a lo largo de su vida (30 días).
La velocidad de desarrollo larvario depende de la temperatura ambiente, dentro de los límites aptos para la supervivencia
Su poblacion llega a ser extremadamente abundante en primavera-verano, dado que puede completar su ciclo biológico en un período de 12 a 15 días cuando la
temperatura ambiental es alta. Si logramos evitar de alguna manera que la mosca cumpla su ciclo biologico estaremos haciendo el trabajo correcto.
En cuanto a la reproducción, las moscas son monógamas, es decir, normalmente se aparean una sola vez. La hembra produce una feromona sexual capaz de atraer a los machos.
Tras el apareamiento, los espermatozoides se dirigen hacia la espermateca donde se almacenaran y quedan disponibles para la fecundación de los huevos durante su trayectoria descendente por el oviducto.
Por lo tanto, una hembra puede poner varios lotes de huevos fecundados tras una sola cópula finalizada con éxito. La hembra se aparea y comienza a poner huevos a los 3-4 días de su transformación en individuo adulto.
La presencia de moscas puede convertirse en una verdadera plaga, con importantes consecuencias económicas y sanitarias, cuando las condiciones ambientales de las granjas favorecen el crecimiento y multiplicación de los individuos, al no existir factores limitantes.
En el interior de las instalaciones se dan estas condiciones ideales de temperatura y humedad para el desarrollo del ciclo biológico de las moscas. Además la acumulación de deyecciones en los corrales o en los fosos, constituye un sustrato ideal para la cría de las moscas, a causa de la fermentación y de la consiguiente elevación de la temperatura.
El tambo o establo lechero produce una gran cantidad de desechos como estiércol, orina, leche derramada y restos de alimento que constituyen un ambiente muy adecuado para la alimentación y reproducción de la mosca. De este modo, dependiendo del volumen y contenido proteínico de estos desechos, bajo condiciones de alta temperatura, las moscas pueden convertirse en un problema importante, no solo para el productor sino para todos los habitantes de la zona provocando molestias a los vecinos que viven en el radio de acción de las moscas, ya que éstas tienen la capacidad de desplazarse volando a varios kilómetros desde su lugar de origen. Ningún programa de prevención de enfermedades puede obviar el control de uno de los principales vectores de transmisión de enfermedades como lo son las moscas.
Tanto los adultos como las larvas de la mosca doméstica se alimentan de los nutrientes que se encuentran disueltos en la mezcla de los desechos acumulados en las instalaciones pecuarias. Ocasionalmente, los adultos disuelven con saliva algunos nutrientes sólidos. Se ha estimado que un kilo de estiércol fresco puede servir como alimento para unas 4 mil larvas de moscas.
En su cuerpo pueden ser transportados múltiples especies de gérmenes, algunos de los cuales son potenciales generadores de enfermedades, algunas muy contagiosas.
Aquellas bacterias que causan enfermedades son referidas con el nombre de patógenos. Dentro de los patógenos que causan mastitis, los más comúnes se pueden encontrar en la parte exterior de la ubre (patógenos contagiosos) o en el medio ambiente en el que la vaca se encuentra (patógenos ambientales) como: el estiércol,
barro, tierra, el material de acolchonamiento en los establos (paja, aserrín, tierra). Los patógenos que contagian la mastitis (Staphilococcus aureus, Streptococcus agalactae) se esparcen facilmente. La mastitis desde las ubres infectadas hacia ubres sanas puede pasar no solo durante el ordeño por medio de las manos del ordeñador, toallas de papel usadas para secar la ubre de una o más vacas sino tambien por moscas que lleven estas bacterias.
Por lo anterior, su presencia está asociada a focos insalubres y contaminación de la producción de leche y alimento del ganado. Su presencia induce a la utilización de insecticidas de todo tipo, lo que genera un impacto económico sobre los costos. Del mismo modo tiene un impacto ambiental por el riesgo de producirse contaminaciones del suelo o aguas y, en cierta medida, riesgo de intoxicaciones agudas o crónicas en animales y en los trabajadores que los manipulan.
La aplicación indiscriminada de los insecticidas sintéticos clásicos para control de plagas, además de impactar sobre el medio ambiente, ha provocado la aparición de poblaciones de insectos resistentes a esos productos.
Con la creciente demanda de productos agrícolas libres de residuos de agroquímicos, se profundizó la necesidad de prácticas agronómicas que no agredan al medio ambiente.
El empleo de la lucha química tiene el inconveniente de las resistencias, de manera que con el paso del tiempo, una determinada sustancia puede resultar inofensiva para las moscas. Por ello es aconsejable el uso combinado de varios productos.
La mosca es uno de los insectos con mayor capacidad para desarrollar resistencias a los insecticidas, siendo esta resistencia un proceso evolutivo.
El tratamiento periódico, indiscriminado y ampliamente difundido con insecticidas residuales en las explotaciones ganaderas conduce a un rápido desarrollo de las resistencias.
La utilización de cebos naturales y trampas ha sido la estrategia más popular que se ha usado en los ultimos años para reducir las poblaciones de moscas en las lecherías y explotaciones agricolo-ganaderas. Esta técnica ha mostrado ser válida y muy efectiva. Los insectos no han desarrollado resistencia como ocurria con los insecticidas sin generar preocupación por uso excesivo.
Las medidas a tomar sobre los focos de desarrollo y su control.
Desde el primer momento del diseño de las instalaciones ya hay que tener en cuenta el problema de las moscas. Las medidas preventivas han de adaptarse al manejo de los animales, a las instalaciones y a los métodos de gestión de los purines.
Estas medidas, junto al control y monitorización de la población de las moscas son primordiales para mantener dicha población en límites tolerables y que no se transforme en una verdadera plaga.
La identificación de focos es importante porque se pueden realizar acciones específicas de manejo o control en esos sectores. El monitoreo tiene el valor de señalarnos la validez y la mejor oportunidad para ejecutar una acción de control, como su efectividad después de haberla realizado.
Una forma de monitorear es el recuento de moscas en reposo: para ello designamos determinadas superficies de las paredes, techos, pilares o comederos y se cuentan el número de moscas posadas en ellas. También pueden contarse el número de moscas posadas sobre los animales o sobre una determinada parte de ellos.
Una forma simple de estimar indirectamente la población de moscas puede lograrse contando las marcas que dejan las moscas al pararse sobre un trozo de cartulina de 10 x 10 cm, que debe ser dispuesto en el sector que se quiere monitorear, en cantidad igual o superior a 10 repeticiones y contar las marcas diariamente en cada uno de ellos y graficar el promedio.
Mosqueras con cebo: Hoy en día es la mejor solución para controlar la mosca, son trampas que contienen en su interior un cebo para que atraiga a las moscas, donde luego morirán. De esta manera, puede apreciarse el número de moscas e identificar su especie. El uso de cebos es una alternativa muy efectiva para reducir las poblaciones de moscas adultas que logran reproducirse, aún con manejo del estiércol. Existen formulaciones comerciales de cebos específicos para mosca doméstica debiendo siempre tomar las precauciones de manipulación señaladas en las etiquetas en cada caso. Estos cebos deben ser dispuestos en contenedores o trampas en lugares seguros y que sean frecuentados por las moscas.
Las medidas a tomar sobre los focos de desarrollo de huevos y larvas de las moscas son múltiples. La fumigacion del estiercol solo trata las capas superiores. La mas efectiva pero no siempre posible es la deshidratación rápida de residuos húmedos que se acumulan en los diferentes sectores de la lechería como: camas y desechos de las vacas, sobre todo a la salida y entrada de la sala de odeñe, corrales, cercanias a bebederos, grietas , bordes , zanjas. El sol es una gran solucion. La sombra mantiene la humedad por mas tiempo por lo que es aconsejable mover los desechos hacia zonas iluminadas por el sol.
Sólo el fracaso en el uso de sistemas respetuosos del medio ambiente justifican las aspersiones de insecticidas sobre zonas humedas y sobre las vacas mismas u otros sectores infestados. Estos productos deben cumplir los requisitos para este uso y deben tener una efectividad comprobada. El mal manejo de los productos y sus proporciones puede hasta producir la muerte de numerosas vacas. Por lo anterior, el uso y manejo de estos productos debe hacerse bajo un rigido y estricto protocolo de fumigacion y aconsejo que sea solo a manos de un profesional.
Dependiendo de la dedicación y la rigurosidad con que se realicen las acciones complementarias de manejo, podremos observar notables disminuciones en los niveles poblacionales de moscas. Toda actividad y posibles aplicaciones de los conocimientos y la experiencia pueden contribuir a aumentar y modificar las alternativas de manejo de plagas actualmente en uso, teniendo siempre como resultado final una mejor preservación del ambiente y un mejoramiento de la produccion.