INTRODUCCIÓN
En el mundo, la producción avícola ha tenido un fuerte crecimiento sostenido a través del tiempo conforme se orientó las preferencias de los consumidores hacia la carne de aves (pollo, principalmente) en desmedro de las carnes rojas. En los países en vía de desarrollo se justificó esta acción por la presunta despoblación de ganado vacuno, justificación utilizada en los países en vías de desarrollo como el nuestro. No obstante, en el mundo desarrollado se generó una campaña muy fuerte para indicar que el consumo en exceso de carnes rojas podría ser perjudicial para la salud, siendo convenientes las blancas (gallináceas, pavo, etc.)
De operaciones que manejaban algunos cientos de aves, paulatinamente se pasó a manejar miles y luego cientos de miles; en el Perú los galpones estándar de las granjas albergan de diez a doce mil pollos y en otros países los galpones pueden ser de mucha más capacidad, lo que se ha logrado con la automatización de la distribución de alimento y climatización. Sin embargo, la elevada densidad de crianza genera una interacción muy íntima entre las aves y acumulación de deyecciones, propiciando la generación de condiciones para la presentación de alteraciones sanitarias que afectan la salud de los pollos en forma subclínica y la obtención de rendimientos poco eficientes (técnica y económicamente).
A mediados del siglo XX, conforme las densidades de crianza se incrementaban en los países desarrollados, los productores empezaron a utilizar antibióticos en el alimento, con la finalidad de controlar los problemas subclínicos de salud. Se asumió que determinados antibióticos tendrían efectos focalizados (tracto gastrointestinal) y que no se absorberían por el organismo. En algún momento se determinó que, aún en condiciones ambientales perfectas, los antibióticos (denominados Promotores del Crecimiento, APC) permitían mejor absorción de nutrientes y mejores rendimientos de los animales. Esto propició un boom en la industria farmacéutica destinada al uso animal, no sólo en cantidades sino también en tipos de antibióticos. La industria farmacéutica lanzó un agresivo programa de propaganda en la que indicó que los APC no eran nocivos para la salud de las personas y que permitían mejores rendimientos y economía en las operaciones productivas.
El empleo de los APC generó un cierto abandono del buen manejo dentro de las granjas, descuidándose las condiciones sanitarias. De repente, se empezó a utilizar dos y hasta tres APC distintos en las raciones de los pollos desde los primeros días de crianza. Con la menor inversión (mano de obra, equipos, desinfectantes, etc.) sanitaria esta se reorientó hacia otros rubros productivos. A finales del siglo XX algunos investigadores europeos indicaron que el empleo de APC era uno de los responsables de la resistencia a los antibióticos observada en diferentes bacterias causantes de problemas de salud en humanos.
Así, un simple resfriado causado por un neumococo comensal que antaño se podía controlar con una cucharada de un jarabe con un antibiótico simple, hogaño no se podía ni con combinaciones de antibióticos.
Una teoría propuso que el uso frecuente de APC en los animales de interés zootécnico ocasiona que las bacterias, moradoras habituales de su tracto gastrointestinal (TGI), adquieran resistencia y que esta capacidad era transmitida, de alguna manera aún no bien determinada, a las bacterias del organismo humano. De esta manera, los APC pasaron al “banquillo de los acusados” y para los primeros años del siglo XXI los países desarrollados prohibieron completamente su empleo en la alimentación animal; aunque en los países en vías de desarrollo todavía se continúe con su empleo.
La industria de la producción animal se vio enfrentada a una problemática de pérdida de eficiencia productiva que lindaba con la quiebra económica de las operaciones comerciales; generándose un fuerte esfuerzo en busca de reemplazantes de los APC que puedan controlar bacterias en el TGI sin generar resistencia y permitir la mayor eficiencia productiva.
Frente a esta gran problemática empezó a resaltarse la trascendencia de prebióticos, probióticos, aceites esenciales, ácidos orgánicos, etc., como posibles reemplazantes de los APC, utilizándose solos o en combinaciones. Un rubro importante lo constituye el empleo de ciertas plantas (especias, verduras, etc.) portadoras de sustancias que mostraron actividad frente a diferentes especies microbianas (bacterias, protozoos, hongos) y por lo que se les denomina Fitobióticos; entre otras acciones. Es el caso del orégano, una de las hierbas especias más investigadas en el mundo por su acción fitobiótica, la que debe ser comprobada y mostrada en nuestro medio para evidenciar ante los productores la posibilidad de reemplazo de los APC en el camino de la producción de alimentos inocuos de la mejor calidad nutricional.
Dentro de las diferentes especies bacterianas que pueblan el tracto gastrointestinal distal Escherichia coli es una de las más comunes y un crecimiento en su población se refleja rápidamente en la condición del pollo; es una especie que se utiliza para reflejar el accionar de un antimicrobiano intestinal.
En la presente investigación se planteó el siguiente problema: ¿ejercerá el orégano, suministrado a través de la dieta, algún efecto sobre el conteo de E. coli cecal de pollos de carne de 21 y 42 días de edad?
Se asumió como hipótesis que la inclusión de orégano en la dieta de pollos de carne de 21 y 42 días de edad permitirá determinar si ejerce efecto sobre el conteo cecal de E. coli.
Se consideró los siguientes objetivos:
Objetivo general
Analizar si la inclusión de orégano ejerce efecto sobre el conteo de E. coli en el ciego de pollos de carne.
Objetivos específicos
1. Determinar y evaluar el conteo de E. coli en el ciego de pollos de carne de 21 días de edad.
2. Determinar y evaluar el conteo de E. coli en el ciego de pollos de carne de 42 días de edad.
CONCLUSIONES
En esta investigación se llegó a las siguientes:
1. No se rechazó la hipótesis; el orégano si ejerció acción de control sobre E. coli.
2. Existe diferencia significativa (P< 0.01) en la presencia de E. coli en el contenido cecal de los pollos de carne en los 21 y 42 días de edad; con cantidades significativamente mayores a los 42 días.
3. A los 21 días de edad, ni el antibiótico ni el orégano ejercieron efecto sobre la presencia de E. coli, presumiblemente por la adecuada condición sanitaria ambiental con pollos jóvenes.
4. El efecto controlador de las poblaciones de E. coli, por parte del antibiótico y del orégano, se observó a los 42 días de edad; indicativo que conforme los pollos se hacen de mayor edad se acrecienta el desafío sanitario ambiental.
5. El orégano no igualó el control de la población de E. coli como en el caso del antibiótico, aun cuando se observó efecto con respecto al tratamiento testigo negativo.
RECOMENDACIONES
1. Emplear orégano en polvo en la dieta de pollos de carne en la proporción de 0.1% con la finalidad de coadyuvar en el control de la población de E. coli en el tracto gastrointestinal.
2. Evaluar mayores proporciones de orégano en polvo en la dieta.
3. Investigar el efecto sobre carácterísticas de la carcasa tanto del orégano, tal cual, como de de sus extractos o productos sintéticos.
4. Considerar la evaluación en otras especies animales sarcopoyéticas de interés zootécnico.