Como actores activos en la cadena de producción avícola, el mercado nos brinda la oportunidad de esforzarnos cada vez más para presentar productos de carne y huevo de mejor calidad. Sin embargo, con el fenómeno de la globalización y, en consecuencia, con la apretura de nuevos mercados, los negocios avícolas tienen diversos desafíos económicos y las utilidades pertinentes en la producción son menores cada año. Esto genera la necesidad de una mayor productividad para que el negocio sea rentable.
En un estudio aleatorio sobre la cadena avícola, publicado en el 2013, Zili observó que los parámetros que impactan significativamente la rentabilidad de un negocio están en la eficiencia productiva; siendo la conversión alimenticia el parámetro más importante de todos. Siguen la profesionalización de los trabajadores agropecuarios, su constante actualización de conocimientos y, por último, el precio de compra y venta de la cama de pollo.
Para mejorar la eficiencia alimenticia se requiere tener en cuenta que el manejo y la nutrición de las reproductoras son capaces de impactar directamente el coeficiente de la conversión alimenticia de los pollos de engorde. Así, cualquier inversión realizada en granjas de producción de reproductoras que busque un menor estrés fisiológico (un mejor ambiente) puede impactar hasta en un 25% el código genético del pollo. Por otro lado, en el 2007 Walzen y colaboradores publicaron que el efecto impronta en las reproductoras puede impactar hasta el 25% del mapa genético del pollo.
Desde el primer día de producción las aves de corte deben ser manejadas con esmero y buscándose obtener el máximo peso genético en la primera semana de vida. En el 2006 la investigadora Nadja Leandro demostró en su tesis de maestría que el peso del pollito a los 7 días de vida presenta un coeficiente de correlación referente al peso vivo a los 42 días de edad de R2= 0.97. Es decir, que toda la inversión en manejo, nutrición y ambiente en la primera semana de vida para mejorar el peso del pollo a los 7 días de edad causa un alto impacto en el peso del pollo a los 42 días de vida, representando directamente de 12 a 14% –en hembras y machos respectivamente– en la rentabilidad de un sistema de producción avícola.
Otro factor importante en la búsqueda de mejores índices en la eficiencia alimenticia está en el desarrollo de un programa de control de compra, recibo y almacenamiento de granos utilizados en las dietas. El enfoque principal es el desarrollo de un programa de nutrición de precisión donde las deficiencias nutricionales de un grano puedan ser corregidas inmediatamente en el momento en el que el grano entra en la planta de alimentos, respaldado por un programa integral de control de micotoxinas, el uso del NIRS y un programa de formulación no lineal. En conjunto, estas estrategias pueden impactar en la rentabilidad de un negocio en hasta 25% de las utilidades por pollo producido. Además, el uso estratégico de complejos enzimáticos y los programas econométricos vinculados a un programa de formulación repercuten significativamente en los ahorros de una empresa. El manejo consciente de estas herramientas puede agregar un valor competitivo a la planta de alimentos y a la nutrición, llevando a ahorros significativos de hasta 30 dólares por tonelada de alimento.
Finalmente, un programa de bioseguridad completo se presenta como uno de los controles más importantes en la producción; junto a la nutrición. En el 2012, un grupo de investigadores de Finlandia con el afán de comprender mejor el impacto económico de un programa de bioseguridad para granjas avícolas (en conjunto con productores locales) finalizaron un levantamiento total de los costos de un programa de bioseguridad completo dentro del sistema de producción avícola del propio país. El resultado fue que la mano de obra puede representar hasta un 8% del tiempo utilizado por los empleados involucrados directamente en la producción, resultando un control más eficiente de factores de riesgos que pueden causar impactos negativos en la producción por la entrada de agentes exógenos. El costo para priorizar estas iniciativas puede ser de hasta 3 centavos de euro por cada pollo producido ó 2% del costo total de la producción; pero esta inversión económica y de tiempo es invaluable para una empresa que adopta seriamente este tipo de programa de prevención. La entrada de enfermedades ajenas a un proceso de producción controlado puede representar la perdida de hasta cientos de millones de dólares, además del perjuicio de una marca reconocida en el mercado y del quiebre de contractos de venta o exportación de esta carne.
Es importante que la empresa avícola pueda identificar claramente y de forma ordenada los puntos más relevantes que puedan cambiar rápidamente sus índices de eficiencia acuerdo a su realidad y a sus desafíos específicos. Cada empresa se presenta como un modelo económico diferente por lo que las estrategias corporativas deben ser tomadas teniendo en consideración que no todo ahorro significa reducción de costo directo; sino que para lograr mayor rentabilidad, los ahorros se pueden obtener mediante la adopción de sistemas de prevención e inversión hacia el futuro.