1. Importancia del hígado en las aves
El hígado es la glándula más voluminosa presente en el organismo de los animales y una de las que realiza mayor número de funciones metabólicas diferentes. Juega un papel fundamental tanto en la digestión de nutrientes, a través de la producción de bilis y enzimas hepáticos, como en el metabolismo del azúcar, las proteínas y las grasas. El 90% de los nutrientes del organismo que proceden de los intestinos pasan por el hígado.
Este órgano aporta al animal la energía que necesita a través de la transformación de aminoácidos, lactato y glicerol, que provienen de la dieta, en glucosa por medio de la gluconeogénesis. A través de la glucogénesis el hígado transforma la glucosa en glucógeno, acumulándolo a nivel hepático. Cuando los diferentes tejidos del organismo necesitan energía, el hígado transforma el glucógeno en glucosa, la cual es liberada a la sangre y utilizada como fuente de energía.
Asimismo, los aminoácidos de la dieta son transformados y acumulados a nivel hepático en forma de triglicéridos, que pueden en caso de necesidad ser transformados en energía a través del ciclo de Krebs.
A nivel hepático también es producido el colesterol, componente fundamental de las membranas celulares y determinadas hormonas, entre ellas las sexuales.
De vital importancia es la función detoxificadora hepática, tanto de sustancias originadas a través del metabolismo normal del organismo, por ejemplo la urea, como de sustancias nocivas, sobre todo fármacos y toxinas.
El hígado incluso está involucrado en el sistema inmunitario y su buen funcionamiento es crucial para una buena respuesta a las vacunas y enfermedades.
Todo esto nos indica la importancia de preservar la funcionalidad hepática a un nivel óptimo, para que las aves puedan expresar su máximo potencial genético, ya sea en el caso de broilers, ponedoras o reproductoras.
2. Situaciones en las que se ve comprometida la funcionalidad hepática
En avicultura hay muchas situaciones en las cuales el tejido hepático se ve gravemente amenazado, sobre todo en el caso de las micotoxicosis, hepatitis virales y en las infiltraciones grasas. En todas estas situaciones es conveniente utilizar un protector hepático.
Las micotoxinas se pueden encontrar como contaminantes naturales en los cereales y subproductos, harinas de oleaginosas (algodón, cacahuetes, colza, coco, girasol y soja) y mandioca. Las principales micotoxinas que afectan a las aves a nivel hepático son las aflatoxinas, que producen un síndrome hepatotóxico pudiendo causar también infiltración grasa e inmunosupresión. Las ocratoxinas causan degeneración de los hepatocitos e inmunosupresión también, las rubratoxinas hemorragias hepáticas y las fumonisinas hepatotoxicidad. Pueden verse afectados tanto broilers como ponedoras/reproductoras, observándose disminuciones del crecimiento, aumento de la mortalidad y disminución de la puesta.
Foto 1 (izquierda): hígado de ponedoras afectado por micotoxinas. Foto 2 (derecha): Granja afectada en la que las aves mostraban apatía, y bajada importante de la producción de huevos. Fotos del autor.
Las hepatitis víricas son frecuentes en algunos países afectando a broilers, reproductoras y ponedoras. A nivel clínico suele observarse un ligero aumento de la mortalidad, disminución de los rendimientos productivos, retraso en la madurez y fallo en alcanzar elpico de producción de huevos, pudiendo disminuir dicha producción en un 20%. Las aves afectadas suelen mostrar palidez de las crestas y barbillas, depresión, anorexia e incluso algún tipo de diarrea. Debido a que el hígado está implicado en la formación de células sanguíneas, a nivel histológico se observan eritrocitos alterados así como trombocitos, con presencia de una coagulación retardada en los animales afectados. El hígado está incrementado de tamaño, con presencia de hemorragias subcapsulares y focos de necrosis.
Foto 3 (izquierda): hígado de broiler de 3 semanas de edad afectado por hepatitis vírica. Se puede observar palidez hepática y focos de necrosis o degeneración hepática. Foto 4 (derecha): los broilers tenían inmunosupresión con lo que padecían otros problemas como coccidiosis (fotos del autor).
El "Síndrome hemorrágico del hígado graso", ocurre principalmente en ponedoras comerciales mantenidas en jaulas y, en menor frecuencia, en piso. Se observa sobre todo en épocas de calor (verano) y en animales alimentados con dietas altamente energéticas. La deficiencia en la dieta de factores lipotrópicos como colina y metionina también pueden favorecer la aparición de este síndrome. A nivel hepático se produce una deposición excesiva de lípidos (ácidos grasos), lo que altera la estructura vascular del hígado, produciéndose roturas con las consiguientes hemorragias y aumento de mortalidad. Los animales afectados muestran palidez y disminución repentina de la producción. En la necropsia se suelen observar coágulos de sangre en el abdomen y el hígado incrementado de tamaño, pálido y friable. Además, es característica la presencia de gran cantidad de grasa a nivel abdominal y alrededor de las vísceras.
En los broilers el hígado también se encuentra infiltrado de grasas en el "Síndrome renal y del hígado graso", asociado a dietas con alta cantidad en proteína y grasa, y deficiencias de biotina. Los signos clínicos asociados son reducción del crecimiento e infiltraciones grasas en el hígado, riñón y corazón. La deficiencia de biotina causa una disminución de la gluconeogénesis, derivándose el metabolismo hepático hacia una transformación del piruvato en ácidos grasos. La acumulación excesiva de estos ácidos grasos puede ser causa de una alteración de la funcionalidad hepática en caso de existir deficiencia de factores lipotrópicos.
3. Importancia de la aplicación de factores lipotrópicos
En el caso de problemas de infiltración grasa del hígado, es muy importante la administración a las aves de factores lipotrópicos, los cuales evitan la acumulación de grasa hepática al transformar los ácidos grasos en energía a través del ciclo de krebs. Así, la administración de colina, metionina o betaína es beneficiosa, aunque estas moléculas son en realidad precursoras del principal factor lipotrópico que es la Carnitina. La administración de factores lipotrópicos durante los últimos días antes del matadero puede ayudar a disminuir la presencia de decomisos hepáticos y mejorar los resultados zootécnicos.
No hay que olvidar que el hígado es el encargado de detoxificar al organismo de medicamentos y sustancias nocivas, eliminándolas principalmente a través de la bilis. Todos los fármacos que se administran a los animales de granja, en menor o mayor proporción son metabolizados a nivel hepático. Es importante evitar la acumulación excesiva de sustancias tóxicas a nivel hepático, para evitar intoxicaciones que conducirían a una alteración del tejido hepático, como las descritas en el caso de niveles excesivos de sulfamidas, ionóforos, nicarbazina o metales pesados.
4. Protector hepático
Para proteger el hígado en todas estas situaciones antes descritas, se pueden utilizar productos en el agua de bebida, cuya composición es a base de sorbitol, sulfato de magnesio, carnitina, metionina y cloruro de colina.
El sorbitol y el sulfato de magnesio son sustancias colagogas, es decir que estimulan la secreción de bilis, y tonificantes del tránsito intestinal por efecto osmótico. Así van a mejorar la digestión y absorción de nutrientes, sobre todo grasas, con lo que el ave va a disponer de mayor cantidad de energía, que puede ser utilizada para mejorar las producciones.
Ambas sustancias ayudan también a la eliminación de toxinas, que se encuentren tanto a nivel hepático como a nivel intestinal, y evitan las retenciones alimentarias que pueden favorecer el crecimiento de micoorganismos. El sorbitol y el sulfato de magnesio, por su efecto sobre el peristaltismo intestinal, también ejercen un efecto de estimulación del apetito. Además, el sorbitol en sí mismo es un azúcar que puede proporcionar energía a nivel hepático al transformarse en fructosa y luego en glucógeno.
La carnitina es un aminoácido sintetizado a partir de la lisina y metionina, principalmente a nivel del hígado y riñones. La carnitina es el factor lipotrópico más importante que existe. Permite el transporte de los ácidos grasos de cadena larga a través de la membrana mitocondrial para que puedan ser transformados en energía a través del ciclo de Krebs; de ese modo evita la acumulación de los mismos y la infiltración grasa.
La metionina y la lisina, además de ser aminoácidos esenciales, son los precursores de la molécula de carnitina, considerándose también factores lipotrópicos. La metionina está involucrada en la síntesis del glucagón, molécula antioxidante que se une a las toxinas lipofílicas a nivel hepático, eliminándose junto a ellas a través de la bilis. La molécula de glucagón en el caso de micotoxicosis forma un complejo con la aflatoxina B1, eliminándola a través de la bilis.
Por último la colina forma parte de las vitaminas del grupo B y es un precursor de la carnitina (efecto lipotrópico) y de la molécula del glucagón (efecto de detoxificación hepática).
Un protector hepático compuesto por sustancias lipotrópicas, detoxificantes hepáticos, colagogos y tónicos intestinales. Puede ser utilizado en cualquier situación en la que el hígado esté amenazado o sometido a una intensa actividad.
En este artículo se ha tratado de expresar la importancia que tiene el hígado para las aves, y las situaciones más frecuentes en las cuales dicho órgano se ve amenazado, siendo necesaria la aplicación de protectores hepáticos.
Al igual que en un coche el motor debe estar en perfecto estado para un buen funcionamiento, el hígado del ave también debe trabajar correctamente para obtener buenas producciones.