Oswaldo. Las vacunas deben estimular a las aves para que produzcan anticuerpos activos, causando poco o ningún efecto secundario indeseable. La mayoría de las vacunas se debe almacenar en refrigeración (entre 2 y 8° C) y un programa básico de vacunación para aves de longevas (como son las ponedoras y las reproductoras) se inicia con el uso de vacunas activas en varias aplicaciones, seguidas de productos inactivados, que generalmente se inyectan por la vía intramuscular y proporcionan títulos elevados y duraderos. Las vacunas elaboradas con virus activos también se pueden utilizar en aves adultas, Se debe tener cuidado durante el transporte y el almacenamiento de las vacuna, como manejo de su preparación para su utilización para evitar que pierdan su potencia y siguiendo las normas de la etiqueta, evitaremos también la aparición de reacciones posvacunales, permitiendo y garantizando el aprovechamiento óptimo de las vacunas. El Mycoplasma es una enfermedad muy diseminada en las explotaciones avícolas de postura, reproductoras y aves de carne, siendo el Mycoplasma gallisepticum y el Mycoplasma synoviae, las de mayor importancia clínica y económica y en mi granja tuve mortalidades hasta en un 90%. Su transmisión se realiza por contacto directo o por aerosoles y en forma vertical, siendo esta última la vía más importante de la infección en los planteles de reproductoras y por experiencia propia medicarlo no es una solución cuando la enfermedad ingreso al galpón.
Un saludos a todos los Foristas y Conferencistas. Excelente articulo de investigación.
Oswaldo Seclén.