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Severidad de miopatías de pechuga y su relación con indicadores de bienestar productivos, fisiológicos y de comportamiento en pollos de engorde

Publicado: 9 de marzo de 2025
Por: Rebeca Zamora Sanabria, Jorge Elizondo-Salazar, Jorge Camacho-Sandoval (Universidad de Costa Rica); Alma Vásquez-Delgado y María del Pilar Castañeda-Serrano (Universidad Nacional Autónoma de México - UNAM)
Resumen

El objetivo de este experimento fue evaluar la relación entre diferentes grados de severidad de las miopatías de pechuga, conocidas como pechuga de madera (PM) y estrías blancas (EB), con indicadores de bienestar fisiológicos, productivos y de comportamiento en pollos de engorde. Un total de 570 pollos de engorde Ross 308 fueron criados bajo condiciones comerciales por 13 semanas. Previo al sacrificio, de la semana 7 a la 13, la pechuga de 35 pollos fue analizada al azar, y de acuerdo con su consistencia, fue clasificada en suave, intermedia y firme. Un total de 15 muestras de sangre de los 35 pollos fue obtenida para determinar la relación heterófilo­linfocito, proteína C reactiva y el perfil hematológico. Se realizó semanalmente la observación del comportamiento del grupo por observación continua. Se registró el peso vivo, el peso de la pechuga, el peso en canal caliente y de la canal fría. Antes del sacrificio, cada pechuga se clasificó según el grado de severidad de lesiones de EB y PM en normales, leves, moderadas y severas; mientras que las pechugas procesadas se palparon y se clasificaron en suave, intermedia y firme. A cada una se le midió la fuerza y la energía de corte. No se encontró una correlación entre los indicadores fisiológicos y la severidad de las lesiones para ambas miopatías. La severidad de las lesiones aumentó y estuvo correlacionada significativamente (p < 0.01) con la edad, el peso vivo y el peso de la pechuga. La palpación de la pechuga de los pollos vivos estuvo altamente correlacionada con la palpación de la pechuga procesada (p < 0.01). Por tanto, la palpación en vivo puede ser utilizada como un indicador no invasivo de la consistencia y severidad de las lesiones de ambas miopatías. Se requiere evaluar más indicadores fisiológicos, de comportamiento y de dolor en pollos que presenten EB y PM.

Palabras clave: pechuga de madera, estrías blancas, perfil hematológico, proteína C reactiva


 

Introducción
Las miopatías afectan varios parámetros de la calidad de la carne en pollos de engorde, como el color, la apariencia y la suavidad de la carne cruda y cocida. Las estrías blancas (EB) y la pechuga de madera (PM) son las miopatías más comúnmente reportadas en pollos (Kuttappan et al., 2013a) y causan importantes pérdidas económicas en Brasil, Italia, Finlandia, Estados Unidos y el Reino Unido (Tijare et al., 2016). La presentación de estriaciones blancas paralelas a las fibras musculares son conocidas como EB. Los filetes con textura rígida, crudos o cocidos, con consecuencias negativas en el valor nutricional, apariencia, aceptación visual, en el procesamiento, marinado y tenderización de las pechugas, se conocen como PM (Kuttappan et al., 2013a; Lorenzi et al., 2014).
La selección genética de los últimos 50 años ha resultado en un incremento en la tasa de crecimiento y del rendimiento de la pechuga (Kuttappan et al., 2016). Petracci et al., (2019) reportan un aumento de un 5 % en el tamaño de la pechuga de los pollos de engorde en los últimos 10 años, lo que constituye una quinta parte del peso del ave. Este incremento se ha asociado con la presentación de ambas miopatías (Kuttappan et al., 2013a). Las miopatías de pechuga tienen una etiología compleja, varios factores están involucrados en su progreso, aunque la causa no ha sido todavía completamente identificada, se han señalado factores de estrés en el retículo sarcoplásmico e hipoxia como los desencadenantes de una cascada de eventos que resultan en el desarrollo de las miopatías (Soglia et al., 2021). Factores de estrés sobre el retículo sarcoplásmico inducen la formación de proteínas disfuncionales que exacerban fenómenos como la deposición de lípidos ectópicos y la alteración de la homeostasis del calcio (Sihvo et al., 2014). Al mismo tiempo el crecimiento hipertrófico de la pechuga, inducido por la selección genética de los pollos para altos rendimientos de pechuga, está asociado a una vascularización reducida que predispone a condiciones de hipoxia (MacRae et al., 2006). La hipoxia a su vez desencadena otra secuencia de eventos como flebitis, estrés oxidativo y alteración de la homeostasis del calcio, resultando en modificaciones del metabolismo energético, inflamación, degeneración y regeneración del músculo (Soglia et al., 2021).
Pocos estudios investigan la relación entre las miopatías y el bienestar de los pollos de engorde. La ausencia de biomarcadores que ayuden en la identificación de las miopatías en aves vivas también ha sido identificada como un importante desafío en la investigación de las miopatías (Tijare et al., 2016). Los indicadores para evaluar el bienestar de las aves se dividen en dos grupos: 1) indicadores basados en el animal, y 2) indicadores basados en recursos o en resultados (Manteca, 2016). Dentro de los indicadores basados en el animal se encuentran los fisiológicos, productivos y de comportamiento. Algunos indicadores fisiológicos como la expresión de proteínas de la fase aguda de la inflamación se han sugerido como biomarcadores de bienestar animal (Marques, 2016). Estas proteínas se han observado en diferentes niveles de estrés e inflamación en animales domésticos (Eckersall y Bell, 2020). Otros biomarcadores como la relación heterófilo­linfocito (H/L), se han utilizado como indicadores de bienestar en pollos de engorde (Davis et al., 2008). La H/L se considera un indicador de estrés crónico, debido a que elevados niveles de corticosterona en aves, estimulan la producción de heterófilos inmaduros de la médula ósea a la sangre periférica, y disminuyen la concentración linfocitos en sangre (Shini et al., 2008, Cotter, 2015). El comportamiento de las aves también ha sido considerado como un indicador de bienestar por varios autores (Costa et al., 2012, Dawkins, 1999). El comportamiento de locomoción de los pollos de engorde es modificado por el tamaño de la pechuga, ya que los pollos modernos poseen pechugas más grandes que representan el 20 % del peso corporal, comparada con el 11.6 % de los pollos de líneas genéticas de crecimiento lento (Bokkers, 2004). La presencia de miopatías se relaciona con la presentación de cojeras y con problemas para caminar en pollos de engorde (Norring et al., 2016).
El objetivo de este experimento fue evaluar la relación entre diferentes grados de severidad de PM y de EB con indicadores de bienestar fisiológicos, productivos y de comportamiento.

Materiales y Métodos
El experimento se realizó en el Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Avícola (CEIEPAV) de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México, de abril a junio del 2018.
Se utilizaron 570 pollos de engorde criados desde un día hasta las 13 semanas de edad, bajo condiciones similares a las comerciales, en un corral de 5.0 m de ancho x 6.5 m de largo (17.5 pollos por m2). Los pollos se alimentaron de acuerdo con los requerimientos de la casa genética para el pollo de engorde Ross 308 y se procesaron de acuerdo con los protocolos de la planta de proceso experimental y del comité de cuidado y uso de los animales del CEIEPAV. Desde los 7 hasta los 13 días de edad, se seleccionaron semanalmente al azar 35 pollos a los que se les realizó palpación de la pechuga en vivo y se clasificó la consistencia de la pechuga en: suave (1), intermedia (2) y firme (3).
Previo al sacrificio, antes del ayuno y traslado a la planta de proceso, 15 muestras de sangre se tomaron al azar de los 35 pollos evaluados, mediante punción en la vena alar. Cada muestra de sangre fue dividida en dos partes, una parte se colocó en microtubos tipo microtainer® de 250­500 microlitros con EDTA como anticoagulante y la otra en tubos tipo Eppendorf® de 1.5 cc para posterior centrifugación y obtención de suero. Las muestras se trasladaron a los laboratorios de bioquímica y hematología del departamento de patología clínica de la FMVZ. Para la obtención de la concentración sérica de proteína C reactiva (mg/ml) se utilizó un kit de la marca DiAgam CRP XL (Ghislenghien, Belgium). Los hemogramas se realizaron por el método de conteo manual mediante técnicas manuales estándar (Harvey, 2001). La relación heterófilo­linfocito se obtuvo dividiendo el número de heterófilos entre el número de linfocitos (Gross y Siegel, 1983).
Cada semana, antes del sacrificio se registró el peso vivo de cada uno de los 35 pollos seleccionados. Los pollos se insensibilizaron por el método eléctrico, se sacrificaron y desangraron manualmente, se escaldaron a 53 °C y se desplumaron siguiendo la línea automática del proceso. Las canales se lavaron y evisceraron en forma manual. Posteriormente se enfriaron por 90 min a 1 °C en un tanque de inmersión con agitación manual a intervalos regulares y se almacenaron a 4 °C, 24 horas, hasta el deshuese. Se registró el peso de las canales calientes y frías. Las pechugas se deshuesaron, se pesaron, se palparon y se clasificaron en 1) suave: para pechugas flexibles o con ausencia de endurecimiento; 2) intermedia: cuando presentaron dureza evidente en la región craneal y 3) severas: para pechugas de dureza extrema a lo largo de todo el músculo con presencia de abultamientos en la región caudal (Kuttappan et al., 2012, Tijare et al., 2016). Las pechugas sin estriaciones aparentes se clasificaron como normales, se clasificaron como leves cuando presentaron estriaciones menores a 1 mm, moderadas cuando presentaron estriaciones entre 1 y 3 mm de grosor y severas cuando mostraron estriaciones mayores a 3 mm (Kuttappan et al., 2012, Tijare et al., 2016).
La identificación de las lesiones de pechuga de madera se realizó mediante evaluación táctil y se clasificaron en 1) normal: para pechugas flexibles, 2) leves: para pechugas firmes en la parte craneal y flexibles en la región caudal, 3) moderadas: para pechugas firmes en la parte craneal y algún grado de dureza caudal y 4) severas: para pechugas con algún grado de dureza a lo largo de toda la pechuga (Tijare et al., 2016).
Posteriormente los filetes de pechuga se colocaron en charolas de aluminio, se cubrieron con papel del mismo material y se cocinaron en un horno de convección marca Coriat, modelo HC­35­C (Ciudad de México, México) por 30 min hasta alcanzar una temperatura interna de 76 °C (Cavitt et al., 2004). Luego se dejaron enfriar a temperatura ambiente (24 °C), se envolvieron en papel aluminio y se colocaron durante 24 horas en una cámara fría a 4 °C. Posteriormente los filetes de pechuga se sometieron a fuerza de compresión (newtons, N) y a la prueba de energía total (newtons/m, N*mm) (Cavitt et al., 2004, Lee et al., 2008), utilizando un texturómetro marca Stable Micro System, modelo TA­HD plus (Surrey, Reino Unido). Se empleó la técnica conocida como MORS (Meullenet® Owens Razor Shear) (Cavitt et al., 2004) para medir la suavidad de los filetes sin marinar. Se realizaron cuatro cortes perpendiculares al eje longitudinal de las fibras musculares con una navaja de 0.5 mm de espesor, 8.9 mm de ancho y 30 mm de alto, y la profundidad del corte fue de 20 mm (Lee et al., 2008).
Desde 7 hasta 12 semanas de edad, se observó el comportamiento de grupo de los pollos mediante observaciones contínuas.El comportamiento se registró mediante fotos y videos con una cámara (Canon Power Shot, modelo Sx 420 IS, Amstelveen, Países Bajos). Los cambios en el comportamiento de los pollos se registraron por períodos de 10 minutos, cuatro veces por semana. Se otorgó un período de acostumbramiento de 5 minutos, de los pollos al observador, antes de cada observación. Los comportamientos se agruparon en 5 clasificaciones: activos, confortables, comiendo, bebiendo y levantados. Comportamientos de baño de arena, forrajear y batir las alas se clasificaron como activos. Acicalarse, dormir y acostarse de lado se incluyeron en la categoría de confortables. Al inicio de cada observación se registró la temperatura ambiental, la humedad relativa y la iluminación mediante un medidor (Spercientific, modelo 850070, Arizona, Estados Unidos de América). Cada grupo de comportamientos se reportó como porcentaje del total de observaciones de acuerdo con el método reportado por Shields et al., (2005).

Análisis estadístico
Todos los datos se analizaron mediante la prueba de normalidad de Shapiro­ Wilk y mediante la prueba de residuos estandarizados. Se realizó un análisis de correlación de los datos y se utilizó la prueba de Anova de un factor (Welch's) para comparar los indicadores productivos y fisiológicos de acuerdo con los grados de lesión para ambas miopatías. Se aplicó la prueba de equidad de varianzas de Levene's y la prueba de Games­Howell para diferencias entre medias con varianzas desiguales y tamaños de muestra desiguales. Se realizó un análisis de regresión logística multinomial para conocer el grado de asociación de los indicadores con la presentación de los grados de lesión para EB y PM. Se utilizó la clasificación de normales como la categoría de referencia. Para los datos de palpación de la pechuga en vivo y palpación de la pechuga en canal se aplicó la prueba de independencia de Chi­cuadrado y la prueba de V de Cramer para conocer el grado de asociación entre los dos tipos de palpación. Se realizó la prueba de Anova de un factor para comparar la fuerza y energía de corte con los diferentes grados de consistencia a la palpación en vivo. Se realizó análisis de regresión logística multinomial para conocer el grado de asociación entre la palpación en vivo y en canal con el peso vivo. Los datos de comportamiento se analizaron en forma descriptiva. Para todos los análisis se utilizó el programa estadístico The jamovi project (2022) Jamovi (Version 2.25).

Resultados y Discusión
En el cuadro 1 se presenta el porcentaje de lesiones observadas de acuerdo con el grado de severidad para EB y PM. Las lesiones por EB presentaron un mayor porcentaje de lesiones leves y menor porcentaje de lesiones severas (p < 0.01). Las lesiones por PM presentaron un mayor porcentaje de lesiones normales y menor porcentaje de lesiones severas. Algunos pollos presentaron lesiones de ambos tipos de miopatías, otros solo de un tipo de miopatía; resultados similares fueron reportados por Kuttappan et al.(2012) y Tijare et al.(2016). Se considera que ambas miopatías pueden ocurrir en forma conjunta, que forman parte del mismo espectro de enfermedades y que juntas representan la mayor parte de lesiones encontradas en las pechugas de los pollos de engorde (Griffin et al., 2018, Lake at al., 2021). Petracci et al., (2019) reportan que las EB son las miopatías más reportadas en pechugas de pollo en Italia, Francia, España y Brasil.
La presencia de lesiones leves y moderadas también fue mayor que las severas en ambas miopatías en estudios previos (Kuttappan et al., 2013a, Tijare et al., 2016, Kuttappan et al., 2016, Alnahhas et al., 2016). La presentación de EB está determinada por la genética, el manejo y el medio ambiente de las aves (Kuttappan et al., 2013a). Pollos de líneas genéticas de rápido crecimiento, con mayor rendimiento de pechuga muestran mayor incidencia de EB comparada con pollos con rendimiento de pechuga estándar (Lorenzi et al., 2014, Soglia et al., 2021). La presentación de lesiones severas de EB en pollos Ross 308 fue mayor que en pollos Cobb 500 criados bajo condiciones comerciales (Lorenzi et al., 2014), lo que indica un un efecto de la línea genética de los pollos. Lake et al., (2021) estimaron una heredabilidad de 0.5 para ambas miopatías y una alta correlación entre ellas (0.88). Los factores ambientales y de manejo, como la calidad de la cama (Barbut, 2019) contribuyen en más del 65 % de la variación en la presentación de PM en pollos de engorde (Bailey et al., 2020). La tasa de crecimiento fue asociada con un incremento en la presentación y en la severidad de las lesiones de PM y EB (Kuttappan et al., 2012, Griffin et al., 2018). El crecimiento acelerado del músculo reduce el espacio intersticial entre el músculo pectoral mayor y el epimisio, limitando el movimiento de la fascia y provocando daño muscular e hipoxia (Griffin et al., 2018).
Cuadro 1. Porcentaje de lesiones observadas de acuerdo con el grado de severidad para estrías blancas y pechuga de madera.
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a, b, c, d Letras diferentes indican diferencias significativas p< 0,01 entre la severidad de las lesiones en cada miopatía.
La mayoría de los indicadores productivos en este estudio presentaron correlaciones altas entre ellos. La fuerza de corte y la energía de corte no mostraron correlación con respecto a los demás indicadores productivos y presentaron alta correlación entre sí (r 2 = 0.86). Ambos parámetros son utilizados para medir la textura de las pechugas y predecir los atributos sensoriales, no los productivos (Chatterjee et al., 2016). La edad mostró correlación alta con la proteína C reactiva (r 2 = 0.60) y baja con la relación heterófilolinfocito (r 2 = ­0.20) y con los eosinófilos (r 2 = 0.23). Crawford et al., (2006), Sproston y Ashworth (2018) indican que la proteína C reactiva presenta diferencias en sus concentraciones normales por efecto de la edad, sexo y del grupo étnico en humanos. La proteína C reactiva mostró correlaciones altas con los pesos vivo (r 2 = 0.50), en canal (r 2 = 0.46) y de pechuga (r 2 = 0.53). La proteína C reactiva se considera un marcador clínico no específico de inflamación en pollos (Marques et al., 2017) y las miopatías como PM y EB pueden causar inflamación de las miofibrillas en diferentes grados (Sihvo et al., 2014). La presentación de EB y PM también se ha relacionado con el peso corporal y el tamaño de la pechuga (Kuttappan et al., 2016, Griffin et al., 2018) de esta manera la presencia de pechugas más grandes con más lesiones se podría relacionar con la concentración de proteína C reactiva pero sin que este hallazgo se pueda mencionar como una posible causa.
Conforme aumentó la edad de los pollos fue observado un aumento significativo (p < 0.01) en la severidad de las lesiones, y diferencias significativas entre las lesiones normales, leves y moderadas para las estrías blancas y entre todos los grados de lesión para la pechuga de madera (figura 1). Esto indica que una mayor edad aumenta la presentación de lesiones de moderadas a severas. Kuttappan et al., (2016) reportaron lesiones severas de EB y PM asociadas a pollos de mayor de edad y mayor cantidad de lesiones leves y moderadas en pollos de 9 semanas de edad, con pesos corporales mayores, comparados con pollos de 6 semanas de edad. Al aumentar el tamaño del músculo con la edad, las estriaciones por EB se observan más cercanas a la superficie de la pechuga formando parte de los alrededores del epimisio según lo observado por Chatterjee et al., (2016). Soglia et al., (2021) mencionan que en estadios iniciales de ambas miopatías se ven afectadas las áreas superficiales y la porción craneal del músculo y que en aves de mayor edad se ha observado que todo el músculo está involucrado.
El aumento en el peso vivo y en el peso de pechuga también aumentó significativamente (p < 0.01) la severidad de las lesiones. Resultados similares fueron obtenidos por Mudalal et al., (2015), Griffin et al., (2018) quienes también observaron que pechugas de mayor tamaño presentaron mayor cantidad y severidad de lesiones por EB y PM lo que soporta la hipótesis de que el proceso de selección para un crecimiento más rápido y mayor rendimiento de pechuga contribuyen a la presentación de estas miopatías.
Figura 1. Promedio de lesiones por edad en semanas de acuerdo con el grado de severidad de las estrías blancas y pechuga de madera observadas (normal, leve, moderada y severa) en pollo de engorde, las barras de error muestran intervalo de 95 % de confianza.
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a, b, c, d Letras diferentes indican diferencias significativas, p < 0.01
Diferencias significativas fueron observadas entre todos los grados de severidad de las lesiones para PM (figura 2) de acuerdo con el peso vivo de los pollos y el peso de la pechuga.
Figura 2. Promedio de peso vivo y peso de pechuga de acuerdo con el grado de severidad de las lesiones observadas por pechuga de madera (normal, leve, moderada y severa) en pollo de engorde. Las barras de error muestran intervalos 95 % de confianza.
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a, b, c, d Letras diferentes indican diferencias significativas, p < 0.01.
En el caso de las EB se observaron diferencias significativas (p < 0.01) entre la mayor parte de los grados de lesión de acuerdo con la edad, peso vivo, peso de la canal en caliente, peso de la canal fría y en el peso de pechuga. Sin embargo; no se observaron diferencias significativas entre las lesiones moderadas y severas (cuadro 2).
La tasa de crecimiento rápido, asociada al aumento en las demandas metabólicas del músculo y el incremento en el rendimiento de la pechuga y de la canal se han relacionado con un incremento en la aparición de lesiones de PM (Mudalal et al., 2015, Petracci et al., 2019). Se ha encontrado una relación directa entre el crecimiento acelerado y la disminución en la densidad capilar, poco crecimiento del tejido conectivo y gran estrés metabólico (MacRae et al., 2006). El crecimiento rápido provoca hipertrofia de las fibras musculares asociado con poca capilarización y un inadecuado suministro de oxígeno y nutrientes, provocando estrés metabólico (MacRae et al., 2006). El rango de crecimiento, el repentino aumento de actividad de los pollos y número de células madre embrionarias también se han asociado con la presentación y severidad de ambas miopatías (Barbut, 2019).
Lesiones severas de EB fueron asociadas, por otros autores, con filetes de pechuga más gruesos, más pesados y con altas tasas de crecimiento corporal en pollos bajo condiciones comerciales (Kuttappan et al., 2012). Diversos estudios han reportado una asociación entre la profundidad del músculo pectoral mayor y la presentación de lesiones de EB y PM (Kuttappan et al., 2013a, Kuttappan et al., 2013b, Alnahhas et al., 2016, Griffin et al., 2018, Petracci et al., 2019). El crecimiento acelerado del músculo pectoral menor también resulta en un aumento de la presión intramuscular, en isquemia, hipoxia y necrosis (Griffin et al., 2018). La selección genética intensiva para obtener un rápido crecimiento, mayor rendimiento de canal y de pechuga se puede acompañar de una disminución en la llegada que capilares sanguíneos, resultado en la aparición de miopatías (Kuttappan et al., 2013b).
La severidad de las lesiones de EB y PM también se ha asociado con la parvada y con factores nutricionales como el nivel de proteína en las dietas de la fase de mayor crecimiento (Barbut, 2019). Pollos alimentados con dietas altas en grasa también mostraron un aumento en la severidad de las lesiones de EB (Kuttappan et al., 2013a). Wang et al., (2021) mencionan que los procesos inflamatorios y de estrés oxidativo del intestino pueden provocar una inflamación sistémica afectando la pechuga y sugieren que el uso de vitamina E y ácido alfa lipoico, combinados en la dieta, contribuyen al control de los procesos inflamatorios intestinales y al control de PM.
Cuadro 2. Descripción de los datos para los indicadores productivos analizados por grado de severidad para estrías blancas.
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a, b, c, d Letras diferentes indican diferencias significativas entre las filas, p < 0.01.
La fuerza de corte (p < 0.01) y la energía de corte fueron significativas (p < 0.01) para las EB (figura 3), pero no para la PM. Se observaron diferencias significativas (p < 0.01) en la fuerza y energía de corte para EB entre las pechugas normales y leves y entre las moderadas y severas. No se observaron diferencias significativas entre las pechugas leves y moderadas. Autores como Tijare et al. (2016) tampoco encontraron diferencias en la fuerza y energía de corte de filetes no marinados con PM ni con lesiones por EB. Chatterjee et al. (2016), Bowker et al. (2019), Tasoniero et al. (2020) observaron cambios en la textura en pechugas con lesiones de PM. La fuerza y la energía de corte fueron mayores para las pechugas con lesiones severas de EB, hallazgos similares fueron obtenidos por Mudalal et al., (2015).
Figura 3. Promedio de la fuerza de corte (N) y la energía total de corte (N*mm) y de acuerdo con el grado de severidad de las estrías blancas observadas (normal, leve, moderada y severa) en pollo de engorde, las barras de error muestran intervalos de confianza 95 %.
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a, b, c, d Letras diferentes indican diferencias significativas entre las filas, p < 0.01.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los indicadores fisiológicos: perfil hematológico, relación H/L y la concentración de proteína C reactiva (cuadro 3) y la severidad de las lesiones encontradas para ambas miopatías. Kuttapan et al., (2013a) tampoco encontraron diferencias hematológicas entre pollos con lesiones y sin lesiones de PM y miopatía craneal dorsal (Amaral et al., 2017).
Cuadro 3. Descripción de los datos para los indicadores fisiológicos analizados por grado de severidad para pechuga de madera.
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Sin embargo; algunos autores como Kuttappan et al. (2013b) reportan que un aumento en el conteo de leucocitos puede estar asociado con estrés y condiciones inflamatorias. Otros autores como Huang y Ahn, (2018) han reportado que la súper familia de las inmunoglobulinas puede ser sobre expresada en anormalidades musculares, indicando presencia de tejido inflamado.
Incrementos en la relación H/L reflejan la respuesta del sistema inmune al estrés crónico asociado a un aumento sostenido de las concentraciones de corticosterona en sangre. Pero no todos los estresores aumentan este parámetro, tal como se observó en este experimento. Estresores como el calor, el frío, deficiencias nutricionales o altas densidades incrementan en forma evidente la relación H/L (Scanes, 2016). A pesar de que la proteína C reactiva (CRP) es parte de la respuesta no específica de la fase aguda de la inflamación y se considera un marcador muy sensible de daño tisular (Sohail et al., 2010), no fue posible encontrar diferencias significativas entre las concentraciones de CRP y el grado de severidad para ambas miopatías. Por lo que se recomienda realizar futuros análisis con mayor número de muestras para este marcador fisiológico.
El modelo logístico final obtenido en este estudio mostró que el peso vivo y el peso de pechuga están significativamente (p < 0.01) asociados con la severidad de las lesiones (leve, moderada y severa) para ambas miopatías como muestra el cuadro 4. Esto indica que conforme aumenta el peso vivo y el peso de las pechugas en una unidad (1 kg) para ambas miopatías la probabilidad de que ocurran lesiones más severas aumenta. El riesgo de ocurrencia de lesiones de EB y PM está asociado con mayores pesos corporales y mayor tamaño de las pechugas tal como lo reportan Kuttappan et al. (2013b).
Cuadro 4. Odds ratio, intervalo de confianza 95% y valor de P para peso vivo (kg) y peso de pechuga (kg) según el grado de severidad para estrías blancas y pechuga de madera.
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De acuerdo con la prueba V de Cramer, la palpación de la pechuga realizada a los pollos en vivo estuvo altamente correlacionada (r 2 = 0.8667) con la consistencia de las pechugas procesadas. De Almeida­Mallmann (2019) observaron resultados similares en PM a los 26, 33, 40 y 54 días de edad. No se observaron diferencias significativas entre los diferentes grados de dureza de las pechugas a la palpación (0­3) y la fuerza de corte (p > 0.05) y la energía de corte (p > 0.05).
El peso vivo de los pollos se correlacionó significativamente (p < 0.01) con la consistencia más firme detectada durante la palpación de las pechugas en vivo y en canal (cuadro 5), tal como lo mencionan Mudalal et al. (2015).
Conforme aumentó el peso vivo hubo una mayor probabilidad de obtener pechugas más consistentes o duras (grado 3) en los dos tipos de palpación en vivo y procesada. Estos resultados sugieren que la palpación en vivo de las pechugas de los pollos puede ser utilizada como un indicador de la dureza y mayor consistencia de las pechugas procesadas y como un método no invasivo para el diagnóstico de lesiones severas en ambas miopatías.
Los cambios en el comportamiento de los pollos pueden ser considerados como un indicador consistente de su estado sanitario (Bozakova et al., 2007). Las miopatías pueden afectar el comportamiento de los pollos, algunos autores han observado que pollos con PM se mueven menos y presentan más problemas para caminar que pollos sin PM (Norring et al., 2018). Pollos con distrofia muscular mostraron un mayor número de veces el comportamiento de echarse y un menor número de veces comiendo, caminando o realizando baño de arena comparado con los controles en un estudio realizado por Mellor (2017).
Cuadro 5. Odds ratio, intervalo de confianza 95% y valor de P para la palpación de pechuga en vivo y el peso vivo.
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En este trabajo la densidad no se ajustó luego que los pollos fueron sacrificados, por lo que se muestra un análisis descriptivo (figura 4). Los pollos mostraron mayor cantidad de comportamientos de comodidad (acicalarse, dormir y acostarse de lado) durante todas las semanas de observación, posiblemente debido a que no se ajustó el espacio a la cantidad de pollos por semana. Yanai et al. (2018) observaron que pollos alojados en altas densidades (20 pollos por metro cuadrado) reducen la expresión de los comportamientos de comodidad.
Comer y beber también fueron comportamientos frecuentemente observados y estuvieron correlacionados con la temperatura (r 2 = 0.67) y humedad relativa ambiental (r 2 = 0.52). En días más calientes los pollos visitaron más al bebedero. Branco et al. (2021) observaron secuencias de comportamiento que incluían permanecer echados más tiempo, beber y acostarse de lado en pollos bajo estrés calórico. Los pollos permanecieron poco tiempo levantados durante todo el experimento, sin embargo, no fue posible relacionar este comportamiento con la presencia de miopatías. Lourenço da Silva et al. (2021) observaron que el comportamiento de permanecer echados fue el más frecuente en pollos de engorde sanos, sin estrés de calor y sin enriquecimiento ambiental. La conformación corporal de los pollos modernos puede explicar también el bajo nivel de actividad de los pollos, debido a que el crecimiento rápido de la pechuga mueve el centro de gravedad hacia delante y el tamaño relativamente corto de las patas, en relación con el peso y tamaño del cuerpo, dificulta el movimiento de las aves (Gentle, 2011).
Figura 4. Descripción del comportamiento de los pollos por observación contínua.
Severidad de miopatías de pechuga y su relación con indicadores de bienestarproductivos, fisiológicos y de comportamiento en pollos de engorde - Image 3
Conclusiones
Los indicadores fisiológicos y de comportamiento no tuvieron relación con la presentación y la severidad de las lesiones encontradas para ambas miopatías. La palpación de la pechuga de los pollos vivos estuvo altamente correlacionada con la palpación de la pechuga procesada y se sugiere como un indicador no invasivo de la consistencia y severidad de las lesiones de ambas miopatías. Los indicadores productivos y la edad estuvieron relacionados con la severidad de las lesiones. En estudios futuros, sería interesante evaluar otros indicadores fisiológicos y de comportamiento, e indicadores de dolor y su relación con la presentación y severidad de miopatías en pollos de engorde.

Agradecimientos

Este trabajo se realizó en una pasantía de investigación en el CEIEPAV de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, con una beca de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe de la primera autora. Los autores agradecen a los doctores Jorge Iriarte, Diana García Montaño, Osiris Pérez Segura, Lizbeth Olvera García, Luz María Gómez Juárez, Aldo Hernández Salgado, José Gerardo Cervera Archundia, Laura Sánchez Hernández y a los empleados y cuidadores del CEIEPAV por facilitar el acceso, la toma de muestras y el cuido de los animales.

Conflicto de intereses

Los autores, Rebeca Zamora, Alma Vásquez, Jorge Camacho, Jorge Elizondo y María del Pilar Castañeda, declaramos haber cumplido con todos los requisitos éticos y legales pertinentes, tanto durante el estudio como en el manuscrito; que no hay conflictos de interés de ningún tipo, y que todas las fuentes financieras se detallan plena y claramente en la sección de agradecimientos. Asimismo, están de acuerdo con la versión editada final del documento.

Contribución de cada autor

La declaración de la contribución de cada autor al manuscrito fue la siguiente: R.Z.S: realización de las pruebas, colecta de datos, análisis y redacción. A.V.D: realización de las pruebas, colecta de datos. J.C.S: análisis de datos, revisión del manuscrito. M.P.C.S.: redacción y revisión del manuscrito. J.E.S.: redacción y revisión del manuscrito.

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Publicado en engormix.com por gentileza de los autores

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Autores:
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