La creciente demanda de alimentos para una población de 7.3 millardos de personas estimada en el 2014, conlleva forzosamente a la innovación en tecnología en producción animal para que los animales expresen su máximo potencial productivo. Colombia ocupa el lugar 28 en el ranking global, con una población estimada de 48.9 millones de personas (0.68% de la población mundial), 600 mil más que en el 2013[1].
Según el Consejo Nacional de fabricantes de alimentos balanceados y de la nutrición animal, A.C. (CONAFAB), de México, Colombia es el 5º más grande productor de alimentos balanceados en América Latina, con una producción estimada en 6 millones de toneladas anuales[2]. Esta misma publicación estima que en todo el mundo, 45% del alimento que se produce es para la industria avícola. La alta demanda global de granos y oleaginosas genera una continua escalada de precios internacionales y representan una buena oportunidad para buscar alternativas de ingredientes ricos en energía y proteína (aminoácidos). Según palabras de Don Andrés Valencia Pinzón, Presidente Ejecutivo de FENAVI, Colombia “Cada año demanda cerca de 5.4 millones de toneladas entre maíz amarillo, soya y sorgo. Se debe implementar una política para la siembra a gran escala en la altillanura que sustituya estas importaciones, dejando de lado la discusión ideológica alrededor de este asunto. Lo que necesita Colombia es generar los incentivos para producir materias primas a precios internacionales.”[3] Esta declaración deja muy en claro que el costo de alimentación es uno de los pilares fundamentales para lograr alta productividad en el sector avícola.
Es de vital importancia reconocer que la formulación de alimentos balanceados consiste en aportar los nutrimentos necesarios para el óptimo crecimiento del pollo, con el mejor retorno de la inversión posible. La formulación no se hace con ingredientes, sino con nutrimentos. Es decir, no es la mezcla de maíz, sorgo, y soya lo que produce un alimento bien balanceado, sino la mezcla de proteína (aminoácidos), Energía (carbohidratos y ácidos grasos), minerales y vitaminas, lo que conforma un buen alimento en un primer paso; el segundo paso es conocer qué tan digestibles son esos nutrimentos.
Los subproductos de origen animal
Una fuente muy valiosa de nutrimentos altamente digestibles son los productos de origen animal, es decir, Harina de carne y hueso, harina de sangre, harina de pluma, sebo, aceite de pollo, manteca, y mezclas de todo lo anterior.
El proceso de reciclado de productos de origen animal, o rendering (palabra de origen francés), consiste en cocinar, secar, y moler los residuos “no aprovechables” de aquellos animales destinados para el consumo humano. Estos productos son excelentes fuentes de calcio, fósforo, aminoácidos, y ácidos grasos; dicho en otras palabras, fuentes de proteína, energía y minerales de alta digestibilidad.
Los aceites y grasas contienen típicamente 2.25 veces más energía que la proveniente de los carbohidratos. Generan un menor gasto metabólico para ser utilizadas por los animales en general, particularmente por las aves, y específicamente en condiciones de estrés por calor. De estas grasas y aceites, las de origen animal son más estables que las de origen vegetal, es decir, son menos propensas al proceso de oxidación y rancidez. En cualquier caso, es de la mayor importancia estabilizar estos productos para conservarlos en buen estado durante su almacenamiento. Se debe evitar en la medida de lo posible su contacto con el agua, el aire, y metales como el cobre y el hierro, así como cambios bruscos de temperatura y la luz del sol.
Además de ser una fuente de energía de alta calidad, su uso conlleva algunas ventajas adicionales, como son:
- Reduce los efectos negativos de estrés por calor.
- Contribuye al transporte de vitaminas liposolubles y mejora el proceso de pigmentación.
- Reducen la presencia de polvos provenientes de la fabricación o del alimento mismo.
- Concentran la dieta, mejorando la conversión alimenticia.
El perfil de aminoácidos presente en las harinas proteicas de origen animal son ideales para la síntesis de músculo, es decir, la producción de carne en el pollo.
Cuadro 1: harinas proteicas de origen animal comúnmente disponibles en el mercado de ingredientes[4].
Existen, además, harinas especiales, o hechas a la medida del consumidor, que pueden cumplir necesidades específicas para ser incluidas en ciertas dietas; no es raro encontrar harinas avícolas o de porcino con niveles por encima de 60% de proteína cruda. La industria de alimentos para mascotas es un gran consumidor de estas especialidades.
Por su naturaleza, dado el alto grado de variabilidad en el origen de las materias primas, el mayor reto que enfrentan los proveedores de harinas proteicas animales, es la consistencia en el producto terminado. El grado de variación es muy elevado en ocasiones, por lo cual, el desarrollo de proveedores se convierte en una herramienta fundamental para este ingrediente. Es muy importante evaluar no solo el contenido de proteína y aminoácidos totales, sino la digestibilidad de éstos. De nada sirve tener alta concentración de proteína isgstibilidad ntración de protelidad de estos.protee ingrediente. es do. el mas, el mayor reto que enfrentan los proveedores d y aminoácidos, si no son digestibles. La digestibilidad promedio de la mayor parte de los aminoácidos en estas harinas debe ser muy cercano al 90%, quizá con excepción de la cistina, que normalmente tiene valores inferiores a 80%[5].
Los retos en su uso.
A finales del siglo pasado un brote de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), mal conocida como enfermedad de la vaca loca, posicionó un reto en el uso de este valioso ingrediente para la nutrición animal. El origen y comportamiento de esta enfermedad, así como su variante en humanos: variante Creutzfeldt-Jakob (vCJD), es poco conocido y escasamente entendido incluso por la comunidad científica mundial. Ha sido utilizada por grupos ambientalistas y “enemigos” de la producción intensiva de carne para desacreditar a la industria de producción animal. En muchos países se ha reglamentado el uso de este ingrediente, prohibiendo el uso de harinas en la propia especie, es decir, prohibiendo el uso de harinas de origen rumiante en rumiantes, de aves en aves, y de porcinos en porcinos; en otros casos se ha prohibido el consumo de harinas de origen rumiante en cualquier especie; y en otros se ha prohibido totalmente el uso de harinas de origen animal en la nutrición animal.
Un reto adicional es la contaminación bacteriana. Entre los patógenos más temidos en la producción animal encontramos la Salmonella, Listeria, Clostridium, y Campilobacter. Si bien es conocido que estas bacterias son desactivadas a temperaturas entre 55 ºC y 60 ºC, y las harinas de origen animal son procesadas típicamente a temperaturas por encima de los 115 ºC, la posibilidad de re-contaminarse durante el proceso de transporte y almacenamiento siempre es posible. También es cierto que no es la única materia prima que corre el riesgo de contaminación, pero ciertamente es la que más escrutinio recibe al respecto[6], particularmente cuando se habla sobre su uso en reproductoras.
Este reto se debe de enfrentar con el uso de buenas prácticas de manufactura, y la implementación de programas Análisis de Riesgos y Control de Puntos Críticos (HACCP, por sus siglas en Inglés), así como – nuevamente – el desarrollo de proveedores.
Las mayores ventajas
Si bien es cierto que ampliar la gama de ingredientes que usamos para formular las dietas conlleva mayor manejo y atención, es indudable que nos brinda mayor flexibilidad para enfrentar los cambios repentinos de precio en un mercado tan volátil como el que vivimos actualmente. Más aún, la formulación moderna que considera la formulación a proteína ideal, a partir de aminoácidos digestibles, representa una gran ventaja para usar ingredientes alternativos con las siguientes ventajas:
- Reducir el costo de la dieta.
- Prever y modular la curva de crecimiento de las distintas parvadas.
- Implementar estrategias acorde con las necesidades del mercado.
Conclusión
El uso de productos de origen animal para la formulación de piensos para aves, puede traer grandes beneficios para la producción de alimentos sanos, seguros y asequibles, para la población humana en crecimiento, y cada vez más demandante de proteína de alta calidad.
Referencias:
* AAS = Aminoácidos azufrados (Metionina y Cistina)
- http://www.worldometers.info/world-population/population-by-country/
- La industria alimentaria animal de México 2014. CONAFAB.
- http://www.fenavi.org/index.php?option=com_content&view=article&id=2964:nuestras-preocupaciones-para-el-proximo-presidente-de-la-republica&catid=454:comunicados-de-prensa&Itemid=1348
- http://assets.nationalrenderers.org/north_american_rendering_v2.pdf
- http://www.fao.org/docrep/007/y5019e/y5019e0g.htm
- http://www.fao.org/docrep/007/y5019e/y5019e0g.htm
Trabajo presentado por el autor en el III Seminario internacional de nutrición avícola AMEVEA 2014, Colombia