La selección genética que ha tenido lugar durante las últimas décadas ha proporcionado una mejora significativa en términos de productividad y eficiencia. (Gráfica 1),
Gráfica 1. Evolución de la masa de huevo en gallinas Lohmann (2001-2015).
A tenor de la mejora en productividad, el lector podrá entender que esta no puede recaer enteramente sobre la mejora en el índice de conversión y que inevitablemente es necesario proporcionar al ave una mayor cantidad de nutrientes para alcanzar el máximo potencial productivo. En este sentido, inevitablemente, se ha de considerar el coste del alimento que normalmente supone entre el 60-70% del coste total de producción.
Por tanto, el principal objetivo del productor y nutricionista debe ser el aporte de aquellos nutrientes que garantizan las necesidades de mantenimiento, crecimiento y producción (De Groote, 1972; Hughes, 1983; Peguri and Coon, 1988; Keshavarz and Nakajima, 1995).
La rentabilidad del negocio se basará en minimizar los costes de producción empleando los recursos de manera eficiente, a la vez que se maximiza la producción en base a las demandas del mercado (número de huevos, tamaño, etc.…).
Cuando analizamos el coste de los distintos nutrientes de las dietas con las que alimentamos a nuestras aves, la energía se presenta como el más costoso. El incremento del nivel de la misma está relacionado con el aumento significativo en el número de huevos, peso del huevo y la masa de huevo a la vez que provoca una reducción en la ingesta diaria de pienso (Grobas y col., 1999) lo que, a priori, supone una reducción en la índice conversión.
El nivel de proteína-aminoácidos en la dieta ocupa la segunda posición en términos de coste. Son diversos los estudios que relacionan el aumento del peso del huevo con el nivel de proteína (Parsons y col., 1993; Keshavarz y Nakajima, 1995), metionina (Schutte y De Jong, 1994; Keshavarz, 1995) y lisina de la dieta (Zimmerman, 1997).
Gráfica 2. Evolución de la puesta, peso del huevo e índice de conversión frente a la ingesta de lisina digestible fecal verdadera (mg/ave/día) en gallinas LSL Classic (Bonekamp y col., 2010).
El ácido linoleico (Jensen y Shutze, 1963; Scragg y col., 1987) y el nivel de grasa de la dieta (Sell et al., 1987) han sido también relacionados con el aumento del peso del huevo.
Existe una relación importante entre los factores descritos anteriormente. Esta debe ser analizada en detalle puesto que, dependiendo el estudio, podrían confundirse los efectos. Ejemplo: la incorporación de aceite a la dieta (2-3%) mejora la palatabilidad y el consumo del pienso que indudablemente afecta a la productividad e índice de conversión. Este hecho es más acusado en piensos con excesivo nivel de finos (% de partículas <1mm ø >25%).
En la búsqueda permanente en la reducción de costes, la inclusión de enzimas exógenas se ha convertido en práctica habitual desde hace décadas. Así, debido a que la energía es el principal factor responsable del consumo, la sobrestimación del valor energético de carbohidrasas conllevará un incremento del consumo de pienso en un intento del ave por alcanzar la ingesta energética diaria que necesita y, por tanto, empeorando el índice de conversión y el coste. Del mismo modo, la sobrevaloración de proteasas resultará en una reducción excesiva de los niveles de aminoácidos digestibles de la dieta que afectará a la masa y tamaño del huevo, e indirectamente a la conversión. Idéntica consideración debe hacerse con la inclusión de fosfatasas (fitasas) donde es frecuente ver sobrevaloraciones, aun cuando la dieta presenta bajo contenido en ácido fítico, el sustrato. Por tanto, la correcta aportación de cada una de las enzimas determinará la eficiencia de producción.
El formato y presentación del pienso es otro de los factores a considerar. Numerosos estudios describen las ventajas de las migajas y pellets. Los beneficios se basan en la mejora en la conversión alimenticia (de especial interés en las primeras semanas de vida, gráfica 3) debido a un mayor consumo y mejora en la ganancia de peso, aunque conlleva otras implicaciones a nivel de desarrollo del sistema digestivo y capacidad de ingesta:
Una reducción en el tamaño de partícula, como el que tiene lugar con moliendas finas para producir pellet y migajas, reduce el tiempo de retención de la digesta en la molleja, reduciendo y tiempo de tránsito y por tanto reduciendo el desarrollo de este órgano (Abdollahi y col. 2011), considerado el “peace maker” del sistema digestivo.
Gráfica 3. Índice de conversión en diferentes periodos de la fase de levante comparando harinas vs migajas (Saldaña y col., 2015).El formato en harina con una óptima distribución de partículas (60-70% de partículas entre (1-2.5mmø) se presenta como el más adecuado. Piensos en harina con una granulometría excesivamente fina provocan descensos en el consumo de hasta 4-5g (dependiendo del nivel energético de la dieta) lo cual se traduce en una reducción del porcentaje de puesta mientras que aquellos con granulometrías excesivamente groseras conducen a un consumo selectivo. Un pienso con una estructura adecuada, bien por el contenido en fibras o la proporción de partículas groseras adecuadas, presentará una mejora en la utilización de los nutrientes frente a piensos con una excesiva proporción de finos. Las aves son granívoras y, de manera natural, tienden a buscar aquellas partículas que se adaptan mejor al tamaño del pico. Independientemente de cuál sea la presentación del pienso, las partículas más pequeñas (< 0.60mmø) desaparecerán más lentamente del comedero (gráfica 4).
Por último, y no menos importante, se encuentra el consumo de pienso. Es importante ajustar las dietas al consumo y las necesidades de las aves en función de la masa de huevo producida y no restringir en modo alguno la ingesta de pienso, ya que de este modo se estaría penalizando a las aves más productivas y por tanto empeorando los parámetros productivos, incluyendo la conversión.
Gráfica 4. Porcentaje de desaparición de partículas en relación con la concentración inicial. Portella y col., 1988 Mención especial para el agua: la “gran olvidada” dentro de los nutrientes. El consumo de agua está íntimamente relacionado con el consumo de pienso: una reducción en el consumo de agua inevitablemente conlleva la reducción en el consumo de pienso. El agua debe de estar disponible en todo momento y las condiciones higiénicas y de calidad deben de ser adecuadas para su consumo.