La Coccidiosis Aviar es una enfermedad que se encuentra dispersa en todo el mundo causada por protozoos Apicomplexos del género Eimeria (1,2). Esta enfermedad parasitaria causa enormes pérdidas económicas en la industria avícola, debido a la mala absorción (3), la reducción en la ganancia de peso (explicada por una menor ingesta de alimento y también por una falla en la absorción de nutrientes), el incremento en la mortalidad y el uso de medicamentos anticoccidiales y vacunas (4).
Actualmente, la Coccidiosis Aviar continúa siendo un problema importante para los productores de aves de corral en un gran número de países (5), incluido Colombia (6), con un costo para la industria avícola mundial de 0.023 Euros por Kg de pollo producido lo cual significa pérdidas por más de 3 billones de dólares anuales (7,8). Una nueva publicación ha estimado el costo global anual de la coccidiosis en 14 billones de dólares (9).
Sin embargo, la coccidiosis subclínica (también llamada Coccidiasis) es más costosa para los productores que la coccidiosis clínica, debido al deterioro de la CA (conversión alimenticia) y a la disminución en la GDP (ganancia diaria de peso), la resistencia a los anticoccidiales y la dificultad en el diagnóstico (10,11).
Las especies de coccidias de las aves, pasan la mayor parte del tiempo como parásitos intracelulares del epitelio intestinal, con una corta interrupción durante el proceso de esporulación, donde se originan las formas infectivas que se diseminan en el ambiente para transmitirse a sus hospedadores (12,13). La infección con Eimeria empieza cuando el ave ingiere ooquistes esporulados, que mediante procesos mediados por la molleja y las sales biliares ocasionan la “exquistación” o salida de los esporozoitos los cuales quedan libres en el intestino para infectar las células epiteliales generando daño en la mucosa intestinal (13). La infección es causada normalmente por la mezcla de especies de Eimeria. Cada especie infecta diferentes regiones anatómicas del intestino y pueden generar daños que varían de grado leve a grave (14). Hay varias especies de Eimeria que infectan a las aves, pero las más importantes son E. maxima, E. acervulina y E. tenella [3]. El proceso de la infección es muy rápido, con una duración aproximada de 4 a 7 días, dependiendo de la especie y con grandes impactos para el animal y para la producción avícola. Estudios previos con desafíos controlados con coccidia, reportaron 29.5, 24.7, 18.8 y 96.2% de reducciones en la digestibilidad ileal aparente de la materia seca, el nitrógeno, el almidón y la grasa, respectivamente.
De manera notoria, los efectos negativos en la digestibilidad de la grasa sugieren la existencia de mecanismos dependientes de este nutriente (3,15).
Este artículo discute sobre la importancia de los anticoccidiales, los programas de rotación y su impacto en la generación de resistencia.
Historia de los AnticoccidialesLa erradicación de la coccidiosis ha sido imposible y los parásitos se encuentran de manera ubicua y están presentes en la mayoría de los galpones comerciales.
En la mayoría de los países, el método preferido es la incorporación de anticoccidiales en el alimento de los cuales varios compuestos han sido desarrollados para este fin (16). Debido al alto poder de reproducción y transmisión, unidos a la acción destructiva de estos parásitos, se hace prácticamente imposible el desarrollo de la avicultura sin un efectivo tratamiento y control de la coccidiosis.
La primera referencia sobre tratamientos contra la coccidiosis fue en 1936, cuando se intentó usar la flor de azufre y peróxido de hidrógeno en brotes de la enfermedad (12). De igual manera, se descubrió que el sulfuro al 1.5% en el alimento era activo contra las infecciones agudas contra E. tenella. Posteriormente, en 1936, se demostró que la Sulfonamida y la Sulfamidina eran efectivas contra esquizontes y merozoitos en la segunda generación de E. tenella y E. necatrix, permitiendo el tratamiento curativo de estas infecciones (17). La acción eficaz de estas sustancias se vio limitada en la práctica por sus efectos tóxicos, pero estimuló la búsqueda de otras sulfas como agentes anticoccidiales. En 1942 apareció la Sulfaguanidina como alternativa segura para tratar infecciones clínicas suministrándola en el agua de bebida. De la misma manera, en 1948 surge una nueva era con la quimioprofilaxis mediante el empleo de la Sulfaquinoxalina, incorporada en el alimento de las aves y fecha considerada como el verdadero despegue de la industria avícola incluyendo los beneficios percibidos para la seguridad alimentaria.
Este nuevo esquema (alimentación-medicamento) con algunas modificaciones, se ha mantenido, hasta la presente fecha como la vía más confiable en la prevención de la coccidiosis aviar. Durante los últimos 82 años (1939-2020) se han controlado las coccidias aviares mediante el uso sistemático de más de 40 anticoccidiales, desde Sulfas en sus inicios hasta Ionóforos en la década presente e inclusive compuestos naturales (18), manteniéndose la necesidad por la investigación y producción de nuevas sustancias anticoccidiales para poder enfrentar la resistencia (19).
Es un medicamento (natural o sintético) que tiene una toxicidad selectiva mayor contra las coccidias que contra sus hospederos. Los compuestos actúan por interferencia de procesos físicos, nutricionales o metabólicos esenciales para la vida del parásito (eficacia) sin tener efectos negativos sobre ¿Qué es un anticoccidial y que características debe tener? la salud de las aves (seguridad) ni interferir con su crecimiento y rendimiento económico (productividad).
Si la coccidia puede realizar el proceso metabólico afectado por mecanismos alternos, estos últimos se harán más importantes y el medicamento perderá efectividad parcial o total (resistencia).
Finalmente, los anticoccidiales profilácticos deben actuar rápidamente para bloquear la penetración celular de formas invasivas, o destruir las fases iniciales del ciclo entero-epitelial. De igual manera los anticoccidiales terapéuticos deben concentrar su acción sobre las fases de segunda y tercera esquizogonia y sobre el ciclo sexual que provocan los mayores daños en la pared intestinal y los signos clínicos de la enfermedad (12). Las características ideales de un anticoccidial se resumen en: Amplio espectro, alto margen de seguridad (diferencia entre la dosis máxima efectiva y la dosis mínima que genera los primeros signos de toxicidad), facilidad de mezclado en el alimento, compatibilidad con otros medicamentos, no alterar el sabor de la carne o huevos, no generar resistencia, estable y fácil de usar (clima, formulación de niveles en alimento), mínimo tiempo de retiro, alta seguridad para los seres humanos (operadores y consumidores de productos avícolas) y animales y por último y no menos importante, ser rentable con una adecuada relación costo-beneficio (20,21).
Clasificación de los Anticoccidiales
Los anticoccidiales no actúan indiscriminadamente ni eliminan todas las formas asexuales y sexuales de los parásitos, sino que tienen acción específica contra una o más fases del ciclo (12). También, es frecuente escuchar el término coccidiostatos (aquellos medicamentos que solo detienen o arrestan el desarrollo de las formas intracelulares de las coccidias) y coccidicidas (aquellos que realmente matan el parásito) (1). Existen dos categorías de Anticoccidiales en el control de la coccidiosis en aves (Tabla 1), los ionóforos y los sintéticos (en algunas ocasiones llamados químicos) (22).
Tabla 1. Clasificación de los principales anticoccidiales y su mecanismo de acción (23).
Tabla 2. Dosis de Anticoccidiales, espectro y efectos sobre el ciclo de la Eimeria.
Et: Eimeria tenella; En: Eimeria necatrix; Ea: Eimeria acervulina; Em: Eimeria maxima; Eb: Eimeria brunetti; Pr: Profiláctico; Tp: Terapéutico PPM: partes por millón
¿Qué es un programa de rotación de anticoccidiales?
Consiste en una decisión consciente la cual se toma para cambiar los medicamentos usados en un tiempo dado en el futuro. Por ejemplo, posterior a 4 meses o dos lotes consecutivos se debería considerar un cambio en el programa anticoccidial teniendo en cuenta variables no solo de la resistencia del parásito sino en el ambiente (época de lluvia o seca).
Los programas de rotación buscan evitar el uso continuo de un producto de forma indefinida generando resistencia y empeoramiento de los resultados zootécnicos. Un ejemplo en un programa de rotación de anticoccidial sería como se menciona a continuación.
En la práctica, se observa que el uso continuo de ionóforos contra coccidiosis, pero últimamente el desempeño en los pollos no es tan bueno de lo que era antes. Esto amerita intentar un cambio hacia un nuevo programa que incluya moléculas de diferente estructura química y mecanismo de acción. Es importante mencionar que para evaluar dichos programas es fundamental evaluar la CA, mortalidad, consumo de alimento y agua y ganancia de peso para estimar si el programa está funcionando o no.
Como comentario de campo, el uso de ionóforos está basado en la filtración o “leakage” de ooquistes para el estímulo del sistema inmune especialmente de inmunidad celular contra la coccidia (29–31). En situaciones donde el desafío anticoccidial es alto (determinado por el conteo de ooquistes por gramo [OPG]) en cama o heces y lesiones intestinales), los desafíos pueden cambiar entre lotes y con la edad de los animales, afectando la curva de crecimiento y la optimización en la producción de carne (14).
Las granjas con programas anticoccidiales ionóforos resultan en un desarrollo paulatino de inmunidad de las aves. Inicialmente, los resultados podrían ser satisfactorios si el desafío se mantiene bajo, pero con el tiempo, tiende a subir el reto y el pico de OPGs, lo cual desencadena una resistencia y menor efectividad del programa. La filtración intestinal continua de ooquistes puede lentamente aumentar los OPGs en los siguientes lotes y es común observar que el desempeño se deteriore sutilmente coincidiendo con el pico de producción de OPGs. Dicho en otras palabras, un número alto de ooquistes al final de un lote significará que el próximo lote tendrá un desafío grande con cepas resistentes a los anticoccidiales usados por la granja. Si en la granja hay 10% de ooquistes resistentes, y el conteo de ooquistes es de 100, esto significa que se tendrán 10 ooquistes resistentes en mi galpón, sin embargo, si tengo el mismo porcentaje de ooquistes pero con conteos de 100.000 ooquistes por gramo de cama, para el siguiente lote tendré 10.000 ooquistes resistentes lo cual es un desafío bastante grande para el siguiente lote y seguro generará el fracaso del programa anticoccidial actual.
Factores para ser considerados en un programa de control de Coccidiosis Aviar
El momento (edad de las aves) en el que se presentan los signos más importantes: La experiencia en el pasado es un factor clave y se debe tener un registro del mismo y que resultados se obtuvieron para poder establecer las mejores estrategias que fueron exitosas. Por ejemplo, si se conoce que E. maxima actualmente genera problemas como disminución en la curva de crecimiento y eficiencia alimenticia pero no en mortalidad, se debería pensar en un medicamento particularmente efectivo contra esta especie.
Basado en experiencias de campo en Colombia, distintas especies de Eimerias que afectan la etapa de engorde podrían tener algunas preferencias por edades y orden secuencial tales como E. acervulina la cual tiende a presentarse entre los 18-28 días de edad, E. maxima entre los 25-35 días y E. tenella entre los 32-42 días d edad. Por tanto, la planeación de un programa anticoccidial efectivo y dirigido contra un tipo de Eimeria en particular debería ser tenido en cuenta.
Efecto del ambiente sobre el programa anticoccidial:
Además del control de la coccidiosis, los anticoccidiales pueden influir en factores tan críticos como el consumo de agua (32,33) y alimento (33), tolerancia al calor (34), entre otros. Si es difícil mantener la calidad de la cama debido a la mala calidad del agua (por ejemplo, aguas altas en sulfatos), un anticoccidial que restrinja el consumo de agua en las épocas más frías del año podría generar un beneficio importante. Sin embargo, un anticoccidial que no restrinja el consumo de agua o disminuya la tolerancia al calor es esencial en los meses más calientes.
Inmunosupresión: Es frecuente asociar un brote de coccidiosis con un problema inmunosupresor (Marek, enfermedad de Gumboro, Anemia). Esto es porque los ionóforos actúan en asocio con la inmunidad del ave (35). Si esta falla, el ave se verá abrumada con cientos de ooquistes y el brote se dispara. Cuando esto sucede, se debe acudir a anticoccidiales diferentes a los ionóforos.
Período de retiro: La seguridad alimentaria es una prioridad y los tiempos de retiro deben ser respetados al pie de la letra (19). Los anticoccidiales con período de retiro “0” generan una mayor flexibilidad en las dietas de finalización. Sin embargo, si dichos medicamentos restringen el consumo de agua o alimento, se podría considerar sacarlos unos días antes de enviar las aves a sacrificio para optimizar el crecimiento compensatorio.
¿Por qué usar programas de rotación?
La resistencia es un término frecuentemente usado en la coccidiosis aviar y el cual indica una falta de protección por una molécula. Lo anterior se reconoce por una baja ganancia de peso y eficiencia alimenticia, más que una enfermedad clínica. En general, está bien documentado que la resistencia se desarrolla a cualquier anticoccidial que se use de manera continua (10,36,37). El programa ideal debe compensar la resistencia que pueda estar presente en los productos actuales y preservar la eficiencia de los nuevos productos. Los programas alternados (del ingles shuttle) permiten el uso de anticoccidiales correctos y adecuados para cada necesidad. Los programas de rotación logran esto por eliminar la resistencia particular a un grupo de moléculas por el uso de otras completamente diferentes en su modo de acción. Los principios básicos para establecer un buen programa de rotación deben estar fundamentos en el monitoreo continuo de las variables productivas, OPGs y lesiones intestinales y en la alternancia de anticoccidiales ionóforos y sintéticos.
Sin embargo, hay una excepción a esta norma y son la mezcla de ionóforos y sintéticos en las etapas de pre-inicio e inicio que inclusive pueden extenderse hasta 28 días de edad (23). También, el uso de ionóforos en las etapas de engorde evita el reciclaje tardío de ooquistes y la aparición de casos tardíos en los lotes. Por ende, se recomienda fuertemente usar programas de rotación que incluyan ionóforos a partir de los 21-28 días de edad hasta sacrifico o antes dependiendo del tiempo de retiro. Los programas de rotación deben cambiar al menos cada dos lotes y estar basados también en los meses de más calor y frío, al igual que período seco o lluvioso el cual afecta de manera importante la excreción de OPGs y la tasa de esporulación de las coccidias (38–40)