El término “piojo” (y/o su diminutivo “piojillo”) para referirse a cualquier ectoparásito artrópodo que transite por la superficie de nuestras gallinas, es cuanto menos, una expresión poco feliz.
Resulta difícil determinar en que momento, el problema deja de ser semántico para ingresar al plano de lo conceptual.
“Las diferencias de hábitos son importantes en relación con las medidas de control. Los ácaros, como grupo, no pueden controlarse con éxito con ningún método singular de ataque, en virtud de las diferencias de hábitos entre las varias especies.
Esto indica la necesidad de empezar por una identificación del parásito.”
Estas expresiones sencillas, claras y concretas, fueron vertidas hace más de medio siglo (1959) por el doctor E. A. Benbrook en el capítulo 32 sobre parásitos externos, de uno de los textos de referencia de aquellos tiempos: Enfermedades de las Aves de Biester y Shwarte
Clasificación:
Piojos.
El piojo se contagia y multiplica rápidamente cuando las aves se arriman unas contra otras durante los meses más fríos.
Los huevos se presentan adheridos a las plumas en forma de racimos, en especial, las que se encuentran en torno de la cloaca (M stramineus).
Una pareja de piojos puede producir alrededor de 120.000 descendientes en unos cuantos meses.
Fuera del cuerpo de las aves solo sobreviven 5 a 6 días.
Se alimentan básicamente de escamas cutáneas, plumas y fragmentos de heces adheridas alrededor del ano; pueden, sin embargo, alimentarse ocasionalmente de sangre cuando logran roer la epidermis.
Si bien los piojos no se consideran demasiado patógenos para las aves adultas, existen indicios clínicos de que irritan las terminaciones nerviosas alterando el sueño y el reposo.
En infestaciones fuertes pueden, por lo tanto, afectar el crecimiento y la producción de huevos (10/15%).
Aunque los piojos “per se” resultan menos agresivos que otros ectoparásitos, teniendo en cuenta su especificidad para las gallinas, su labilidad en el medio externo y que el contagio ocurre por contacto, desde el punto de vista de la bioseguridad, su sola presencia debe interpretarse como grave.
Acaro Rojo (Dermanyssus gallinae)
El ciclo vital está constituido: por el huevo, la larva, dos estadíos ninfales y el adulto.
El D. gallinae ataca principalmente durante la noche. Con excepción de las larvas, tanto las ninfas como los adultos son chupadores de sangre.
El D. gallinae se cría cerca, pero fuera de las aves. Utiliza todo tipo de escondites: nidos, agujeros, rajaduras, etc; se los ha observado incluso en la cara interior de las tapas que cubren los tanques de los bebederos de las jaulas.
Cuando encuentra el huésped adecuado es capaz de producir irritación y anemia, disminuyendo sustancialmente su producción (hasta un 30%) llegando incluso a matar el animal
Sus hábitos hematófagos lo convierten en un potencial y transmisor de diversas enfermedades virales y bacterianas (encefalomielitis equina, occidental y oriental, enfermedad de New Castle, encefalitis humana de San Luis, Salmonellas, Pasteurelas, Espiroquetas, etc.
Acaro del Norte (Ornitonyssus sylviarum)
Completan su ciclo de vida en un periodo tan corto como 7 días pudiendo desarrollar infestaciones fuertes.
Pueden horadar el epitelio provocando proliferación tisular y formación de costras.
Los efectos adversos sobre las aves son similares y aún más graves que los provocados por el D. gallinae
Prefieren las cercanías de la cloaca, y al separar las plumas, se encuentran ácaros, huevos, restos de la muda y excrementos sobre la piel y las plumas, confiriéndole al ave un aspecto sucio.
Su presencia se transforma en fin, en una evidencia biológica concreta sobre la fragilidad de nuestros programas de bioseguridad, ya que está revelando la convivencia de las aves con pájaros silvestres diversos (gorriones, tordos, palomas, etc.)
D. gallinae O. sylviarum
Acaro del Norte A, Hembra antes de alimentarse. B, Hembra repleta. C, Racimos de huevos sobre la pluma. D, Ninfa.
Tanto los ácaros rojos, como los del Norte, pueden atacar al hombre en el que producen pápulas y picazón.
Algunas diferencias entre los ectoparásitos más importantes de las aves
Control: Control Biológico: Strongylopsalis mathurinii
Bibliografía.
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5. Héctor Sumano López y Lilia Gutiérrez Olvera. Farmacología Clínica en Aves Comerciales. Editorial McGraw-Hill. (2010)
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7. Garcia Trevin Oscar. Reporte Avícola (2008)
Trabajo presentado en GTA. 16 de septiembre de 2011.