Patogénesis
La vía de administración del virus es determinante en la gravedad de la infección, tiempo de aparición de los signos clínicos y generación de inmunidad (van Santen et al., 2004). Este conocimiento tiene importancia en la prevención de la enfermedad debido a que las vacunas comercialmente disponibles son vivas y su aplicación es por vía parenteral (intramuscular, subcutánea, intradérmica) u oral (agua de bebida).
La inoculación experimental de CAV vía intramuscular en pollos libres de patógenos específicos (SPF) menores a 4 semanas de vida determina anemia (reducción del hematocrito) que se inicia 8 a 10 días post inoculación (PI) mientras que pollos inoculados por la vía oral demuestran una reducción menos severa que se inicia al día 14 PI (van Santen et al., 2004). La anemia ocurre como consecuencia de la destrucción de células eritroblastoides en la médula ósea. Los pollos afectados muestran médulas óseas de color amarillento en lugar del rojo característico de una médula ósea normal. El hematocrito usualmente se ha restablecido a niveles normales en pollos sobrevivientes alrededor del día 28 PI. Es frecuente observar hemorragias en diferentes puntos de la carcasa de pollos afectados por CAV incluyendo la musculatura. La causa de las hemorragias es la trombocitopenia (Taniguchi et al., 1982; Taniguchi et al., 1983) que al reducir la concentración de plaquetas, disminuye la capacidad de coagulación. La ganancia de peso se ve reducida siguiendo un patrón temporal similar al observado en el hematocrito. Así pollos inoculados por la vía intramuscular reducen el peso a partir de los 8 a 10 días PI mientras que la inoculación oral disminuye la ganancia de peso a partir del día 14 PI. La disminución de peso es más drástica en pollos infectados por la vía parenteral. A diferencia del hematocrito, la pérdida de peso no se ha restablecido hasta el día 28 PI con diferencias de hasta un 35% menor respecto de controles no inoculados (van Santen et al., 2004).
CAV induce destrucción de linfoblastos particularmente en el timo. Las lesiones histopatológicas en el timo se caracterizan por depleción linfoblastoide particularmente en la corteza del lóbulo tímico, presencia de cuerpos de inclusión intranucleares y células con alteración apoptótica (Taniguchi et al., 1983; Goryo et al., 1989; Jeurissen et al., 1992; Smyth et al., 1993). Pollos SPF inoculados por vía intramuscular presentan depleción linfocitaria significativa en al timo a los 10 días PI mientras que pollos inoculados por la vía oral muestran depleción linfocitaria significativa a los 14 días PI. Además, la depleción sufrida por pollos inoculados oralmente es significativamente inferior (P<0.05) a la inducida por inoculación oral (van Santen et al., 2004). En pollos mayores de 4 semanas de vida la infección experimental no determina anemia pero induce atrofia severa del timo y reducción de linfocitos en órganos linfoides secundarios. Las lesiones mencionadas se encuentran asociadas con la presencia de CAV en estos órganos. Nuestros estudios demuestran máxima concentración de DNA viral entre los días 7 y 10 PI en el timo de aves infectadas por la vía intramuscular y concentraciones menores en aves infectadas por la vía oral.
A pesar que CAV induce inmunodeficiencia, los pollos infectados desarrollan inmunidad protectora contra CAV. La existencia de niveles de anticuerpos específicos contra CAV en pollos se encuentra asociada con protección frente a la enfermedad (Markowski-Grimsrud & Schat, 2003) aunque mecanismos de inmunidad celular también juegan un rol importante en la protección contra CAV. La inoculación de CAV por vía intramuscular determina incremento en el nivel de anticuerpos de pollos SPF alrededor de los 14 días PI; por otra parte, la inoculación por vía oral determina niveles de anticuerpos menores y de aparición más tardía (posterior a los 14 días PI) (van Santen et al., 2004). Sin embargo, llama la atención el hecho que el virus es capaz de persistir en el huésped a pesar de ocurrida la seroconversión e incluso cuando los tejidos se han recuperado (Yuasa et al., 1983; Miller et al., 2003; van Santen et al., 2004).
Vacunación
En términos generales, actualmente existen en el mercado tres tipos de vacunas contra CAV que difieren entre sí principalmente en su nivel de atenuación. En los inicios de 1990 surgió la primera vacuna comercial producida por la empresa alemana TAD (hoy, Lohmann Animal Health). Esta vacuna de baja atenuación se aplica en las reproductoras entre las semanas 10 y 18 de vida. Esta vacuna, así como todas las vacunas actualmente disponibles en el mercado, no se recomienda en reproductoras que se encuentran en postura por la posibilidad de transmisión vertical del virus. Por tratarse de virus vivo sin mayor atenuación la vacuna determina una infección natural controlada. Su capacidad de replicación y transmisión eficiente permite su administración por el agua de bebida, incluso a un porcentaje de las aves del lote. Esta vacuna se encuentra disponible y emplea frecuentemente en el mercado europeo. La segunda vacuna, que surgió en el mercado mundial a fines de la década de 1990, corresponde a virus vivo altamente atenuado producido por la empresa Intervet. El alto nivel de atenuación de este virus y su incapacidad de infectar por vías naturales requiere de aplicación individual y por vías parenterales. Más recientemente (inicios de 2000) se desarrolló una vacuna con virus vivo atenuado en cultivo celular producida por la empresa Biomune que se encuentra indicada para aplicación por las vías parenteral u oral. Esta vacuna cuenta con licencia para ser aplicada en pollos jóvenes.
La vacunación por vía parenteral tiene la desventaja del alto costo en mano de obra pero induce excelente inmunidad. La vacunación con cepas menos atenuadas aplicadas por el agua de bebida reduce el problema del costo pero presenta desventajas por la biología del virus explicada anteriormente; es decir la infección oral es menos inmunogénica y su éxito probablemente se vea interferido en una proporción mayor por los niveles de anticuerpos maternos presentes en las aves.
El control de anemia infecciosa se realiza de diferente forma en distintas regiones del mundo. En los EEUU las líneas pedigree, vice-abuelas y abuelas son vacunadas activamente contra anemia infecciosa entre las 12 y 18 semanas de vida. Esta vacunación resulta en la transferencia de altos niveles de anticuerpos a sus progenies durante la mayor parte de la postura. Sin embargo, observaciones de veterinarios de la industria avícola indican que aves viejas tienden a disminuir sustantivamente el traspaso de anticuerpos maternos a la progenie (comunicación personal, Dr. G. Rosales, Aviagen).
En contraste con líneas pedigree y abuelas, las empresas avícolas de varios países muestran una tendencia a prescindir de vacunar a los reproductores contra CAV (p.ej. EEUU, Brasil, India, etc.). La protección conferida a la progenie en estos países es consecuencia de infección natural. La excepción a esta regla general ocurre cuando las reproductoras son criadas en galpones recientemente construidos, en cuyo caso, muchos productores vacunan a sus reproductores (comunicación personal Dra. M. Alfonso, Tyson).
En la Fig. 1 se muestran los niveles de anticuerpos contra CAV monitoreados al azar en 19 lotes de reproductores broiler comerciales sin vacunación en el sureste de los EEUU, es decir consecuentes a infección natural. Para la determinación de anticuerpos se empleo un kit de ELISA de origen comercial (Idexx) y las muestras de suero fueron diluidas 1:10. De acuerdo Idexx, al emplear esta dilución la correcta interpretación de los resultados es que valores de S/N <0.2 corresponde a altos niveles de anticuerpos, valores S/N 0.2 - 0.59 a niveles inferiores de anticuerpos, y valores >0.6 a aves negativas a anticuerpos contra CAV. Como se observa en la Fig. 1 existe variación significativa entre los promedios de anticuerpos exhibidos por los diferentes lotes de aves. Además existe significativa variación dentro de los grupos, es decir, mientras que en algunos lotes prácticamente todas las aves muestran valores <0.2, otros lotes presentan notorios porcentajes de aves con niveles de anticuerpos considerados bajos o definitivamente negativos. Los reproductores con bajos niveles de anticuerpos transmiten bajos o nulos niveles de anticuerpos a la progenie y estas se encuentran susceptibles a CAV. Los lotes de reproductoras con un porcentaje importante de aves con bajos o nulos niveles de anticuerpos se han denominado "stuttering flocks" o reproductoras tartamudas que usualmente originan progenies con problemas de salud e incremento en el decomiso.
En la Fig. 2 se muestran niveles de anticuerpos contra CAV monitoreados en forma rutinaria en lotes de aves de líneas abuelas o vice-abuelas comerciales sometidas a vacunación por la vía intramuscular. En este caso el valor de S/N fue obtenido con una dilución de 1:100 del suero de las aves por lo que la interpretación de los resultados es la siguiente: S/N >0.8 indica negativo a anticuerpos contra CAV; 0.8-0.2 títulos bajos, y valores <0.2 indica altamente positivo). Como muestra la Fig. 2, los lotes presentan niveles significativamente más altos y homogéneos de anticuerpos comparados con reproductoras sometidas a infección natural (Fig. 1). Estos resultados indican que la vacunación mejora el nivel de inmunidad poblacional y que las progenies de aves vacunadas reciben niveles de anticuerpos maternos altos y homogéneos que incrementan su resistencia frente a la infección.
La información a mi disposición en el presente no permite concluir con certeza sobre la conveniencia de vacunar pollos jóvenes. Desde una perspectiva económica esta alternativa resultaría costosa y hasta hoy no disponemos de estudios independientes que demuestren las ventajas de esta opción. Los resultados presentados en la Fig. 1 indican que la inducción de inmunidad por infección natural no es suficiente para prevenir un porcentaje de pérdidas económicas por CAV. Sin embargo, aparentemente muchas empresas han decidido que las pérdidas económicas consecuentes a prescindir de la vacunación son menores que el costo que implica la vacunación de sus reproductores. Claramente se requieren estudios económicos independientes que permitan cuantificar estos costos para tomar la mejor decisión.
Referencias
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