Coccidiosis Aviar. La enfermedad que genera las mayores pérdidas económicas de la industria avícola requiere nuevas estrategias de control

La coccidiosis aviar genera pérdidas anuales en la industria avícola mundial por 14.5 billones de dólares (Blake et al, 2020).

A pesar de que existen varias estrategias de control como anticoccidiales ionóforos, sintéticos, coccidicidas y coccidiostatos (Gomez-Osorio et al, 2020), se requieren estrategias “no tradicionales” con eficacia demostrada (Mesa-Pinesa et al, 2021) 

Estrategias como manejos nutricionales, vacunas recombinantes, sueros hiperinmunes, péptidos antimicrobianos, prebióticos, probióticos, fitobióticos deben ser evaluados rigurosamente y en diferentes ambientes y con diversas especies de Eimeria (Gomez-Osorio, et al, 2021; Lee et al, 2022). 

La coccidiosis aviar afecta no solo la productividad avícola sino el bienestar animal, el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria de las naciones. 

La carne de pollo es una de las fuentes de proteínas más importantes del mundo y su demanda continúa incrementando. La disminución en el uso de Antibióticos Promotores de Crecimiento (AGPs) y la falta de nuevos descubrimientos antimicrobianos deben motivar la búsqueda de alternativas “no tradicionales”. 

La coccidiosis aviar es una enfermedad intestinal causada por diversas especies de parásitos de Eimeria que afectan el sistema inmune del hospedero (pollo de engorde y ponedoras principalmente) y en especial el del intestino. Por ende, ocasiona una baja absorción de nutrientes, tasa de crecimiento reducida y frecuentemente la muerte del ave (Mesa-Pineda et al, 2021). 

Estudios recientes han evidenciado que estrategias de modulación de la respuesta inmune tales como manejos nutricionales, vacunas recombinantes y aditivos dietarios inmunomoduladores pueden actuar como anti-inflamatorios intestinales y mejoradores de la respuesta inmune intestinal contra el parasitismo intracelular, reduciendo el efecto que dicha enfermedad pudiese llegar a ocasionar (Gomez-Osorio et al, 2021; Lee et al, 2022). 

Es por esto por lo que un entendimiento profundo de las complejas interacciones entre el sistema inmune del hospedero (pollo o gallina), la microbiota intestinal, sistema entero-endocrino, nuevos conceptos de la relación cerebro-intestino y la interacción celular y molecular hospedero-parásito, es fundamental para establecer programas de prevención y control de la coccidiosis en la era de retiro de AGPs incluyendo los anticoccidiales ionóforos (Lopez-Osorio et al, 2020). 

Se han realizado grandes esfuerzos en desarrollar estrategias efectivas no antibióticas como la nueva generación de vacunas. Si bien existen vacunas vivas desde los años 50s, su mecanismo de acción requiere que el parásito se replique en el intestino induciendo una inmunidad activa, lo cual es una desventaja desde el punto de vista económico y productivo generando un riesgo alto de coccidiosis subclínica. Sin embargo, ha sido bastante dificultoso encontrar inmunógenos del parásito que generen una inmunidad protectora efectiva comparada con la de los parásitos vivos (Lee et al, 2022). Otras alternativas han sido evaluadas como fitobióticos, probióticos, prebióticos, sueros hiperinmunes y bacteriófagos (virus que infectan bacterias) con resultados inconsistentes (Mesa-Pineda et al, 2022).   

Un mejor entendimiento del papel que juega la microbiota y su interacción con el tejido linfoide asociado a intestino (GALT) del ave, es parte de la clave a la solución de este problema que no solo afecta la productividad sino el bienestar animal y la seguridad alimentaria mundial.