Piensa y responde a esta pregunta: ¿A qué oriento mi trabajo diario, a objetivos o a resultados? En función de cuál sea tu respuesta, tus emociones y tus actuaciones serán diferentes.
En cuanto a las emociones, cuando te comprometes con un objetivo, genera ganas de hacer lo que sea por conseguirlo, y el tesón y la constancia imperan. Pones todo lo que está en tus manos para conseguirlo, y si no es así, al menos te queda el haber aprendido y la posibilidad de que se te abran nuevas oportunidades y nuevos objetivos que facilitarán tu crecimiento.
En cambio, trabajar por resultados lo que genera es angustia, preocupación, inseguridad y miedo, porque puedes no conseguir lo que esperas. (Artículo de Maite Gómez Checa, Coach Ejecutivo Senior por la Metodología CORAOPS®, acreditada Senior por ICF y AECOP, y socia de ICE Coaching.2013).
Completamente de acuerdo y en esta oportunidad de manifestar mi rutina diaria con 150 colaboradores directos en la planta de proceso de aves he aprendido y puesto en marcha este muy bien acertado Título.
La velocidad marca la diferencia – (libro escrito por Bob Davis) Eduardo Cervantes, hace mención de dos estilos administrativos:
- Lento y perfecto
- Rápido y bien hecho
En base a este enunciado les puedo manifestar que mi aplicación diaria es el número dos, por cuatro razones fundamentales:
a.- Viejo refrán que dice “El Tiempo es Oro”, para efecto de una planta de proceso de aves es fundamental de no tener espacios muertos o cuellos de botella ya que una planta mediana minutos parados, puede ser la diferencia de eficiencia vs ineficiencia, en materia de producción.
b.- Se conserva o mantiene el concepto de disciplina cuando se maneja tiempo/aves/colaborador en línea de producción continua.
c.- Los objetivos marcan una constancia en el flujograma cotidiano.
d.- Cumplir con libras procesadas con la capacidad instalada de planta originalmente.
Conclusión
Cierto que lo que vas a conseguir (el resultado) no podrás saberlo hasta que acontezca, pero el objetivo y el plan de acción están presentes y tienes el control sobre ellos. Trabajar por resultados hace que te sientas responsable de todo el proceso: de lo que está en tu mano y de lo que no y eso te resta eficacia y seguridad.