El transportador aéreo es un puente a unir el pasado y el presente de la avicultura, pues gracias a su desarrollo es que ha sido posible automatizar la faena. Su misión en la planta no es solo transportar la materia prima de un lado al otro, sino que la de compartir la responsabilidad por el éxito global diario del procesamiento.
El transportador, al recorrer todos los procesos del matadero, es el hilo conductor de la faena. Distribuyendo primero las aves vivas, y luego las canales y los cortes, él es clave en el esfuerzo diario por maximizar la productividad, calidad y rendimiento de la faena. Por tanto, su perfecta condición operacional es el prerrequisito para el suceso de su función. Mecánicamente poco complejo, el transportador es vulnerable a pocos y sencillos problemas que, aun así, son capaces de generar significativas pérdidas técnicas y económicas para la empresa.
Al transportador hay que mantenerlo bien estirado y reemplazar la cadena, o cable de acero, al caducar su vida útil, pues cuando se hayan dilatado impiden los trolleys de acoplarse sincrónicamente a las ruedas, reduciendo la productividad de la faena. Lubricar los rodillos para alargar su vida útil, y una vez desgastados, sustituirlos prontamente. El aplazar su reemplazo, aumenta el esfuerzo de tracción de las motrices y el riesgo de quiebra, se reduce la velocidad del transportador y la productividad de la faena, y se favorece que sus esferas de acero se caigan y contaminen a los productos. Los tornillos de los trolleys y de los ganchos deben acoplarse a tuercas con traba, impidiéndoles de soltarse y caerse con el uso, rompiendo una máquina o contaminando los productos.
El operar el transportador con ganchos faltantes reduce la capacidad de la faena, la productividad y la competitividad del matadero y eleva los costos operacionales. Si se elige aumentando la velocidad del transportador para atajar los ganchos faltantes, la faena estará salvaguardada, mientras las consecuencias afectarán a la ergonomía, por el aumento del ritmo operacional; la organización de la planta, por las acumulaciones que el mayor flujo productivo hacía los sectores producirá, y la efectividad de los procesos y la calidad y el rendimiento de los productos, por el acortamiento del tiempo de contacto mutuo entre ellos.
Cuando torcidos o damnificados, los ganchos dificultan la acomodación suave y uniforme de la materia prima. En el colgado, el esfuerzo adicional sobre los muslos para hacer correr las patas puede lesionar los muñones.
En las otras áreas, los productos mal acomodados en estos ganchos no se presentarán adecuadamente a los muchos equipos y procesos, quedando más susceptibles a los problemas de calidad y de rendimiento.
Además, los ganchos torcidos o damnificados son mucho más susceptibles de engancharse en las guías y equipos, generando los paros de planta, con consecuencias negativas para la productividad y los costos de producción