19 de mayo de 2017
Para todos aquellos interesados en ofrecer tratamiento homeopático para curar brotes epidémicos en los animales...
Samuel Hahneman, creador de la Homeopatía, en una conferencia ante Veterinarios de su época sugirió que la homeopatía serviría igual en los animales, siempre y cuando se aplicase adecuadamente y siguiendo fielmente su método:
Para el caso de las enfermedades epidémicas, las indicaciones para su registro y su análisis las encontramos en los parágrafos 100 a 102 del Organon de la medicina de Hahnemann de donde interpretamos y damos el enfoque hacia la clínica veterinaria, lo cual es nuestro principal objetivo. En estos parágrafos, se alude a las afecciones epidémicas, las cuales el médico veterinario que pretenda enfrentarlas con medicamentos homeopáticos deberá actuar ante ellas como si lo hiciera con otra afección aguda cualquiera.
Para la medicina homeopática aplicada a la veterinaria, tratándose de enfermedades epidémicas, es deber del médico estudiar cada caso individual como algo nuevo y desconocido. El médico debe, ineludiblemente, contemplar el cuadro de toda enfermedad predominante como si fuera algo nuevo y desconocido e investigarla cabalmente por sí mismo, si es que desea practicar la medicina homeopática, en casos de enfermedades colectivas en hatos ganaderos, parvadas de aves y camadas o manadas de cánidos u otros animales, de un modo real y efectivo, y jamás dar por admitido que el caso de enfermedad que enfrenta es algo conocido total o parcialmente; el homeópata siempre debe examinar al animal sospechoso de enfermedad epidémica. Tal modo de proceder es requisito ineludible en estos casos, dado que un examen cuidadoso mostrará que toda enfermedad que predomina es, en muchos aspectos, un fenómeno de carácter único que difiere vastamente de todas las epidemias previas a las que ciertos nombres les han sido adjudicados, con excepción de esas epidemias que son consecuencia de un principio contagioso que siempre permanece invariable, como ocurre con la viruela o la influenza en la aves.
En otras palabras, la primera función del médico veterinario homeópata al tener el primer contacto con una enfermedad que se sospeche de epidémica, deberá ser la de enfocarse a encontrar características predeterminadas según los síntomas con que se han presentado en ocasiones anteriores, y conforme a ello preparar su tratamiento, que tal vez modifique por alguna modalidad que se conceda a la nueva forma de esa entidad patológica a la que va a enfrentarse.
Con el tratamiento homeopático, este enfrentamiento será siempre acorde con el principio de individualidad. Aun tratando de buscar un profiláctico, preventivo o más apropiado a lo característico de los casos que puedan presentarse, se basará especialmente en las características que individualizan el trastorno.
Ante el primer brote del caso de enfermedad epidémica en animales, el médico debe intentar formarse una imagen cabal de ella. Bien puede ocurrir que ante el primer caso que se presente ante la observación del médico, éste no logre de inmediato un conocimiento total del cuadro completo, pero pronto se familiarizará con todos sus signos y síntomas luego de una cuidadosa observación de varios casos de esa enfermedad colectiva. No obstante, el médico que sea un observador cuidadoso, puede con frecuencia, desde el examen del primero y el segundo pacientes, lograr un conocimiento tan aproximado a lo que es la verdadera epidemia como para llevar en su mente la imagen característica de ella y más aún, lograr dar con el remedio homeopático adecuado, que mejor se le adapte.
Dicho de otro modo, las enfermedades epidémicas son verdaderas enfermedades colectivas que presentarán numerosos síntomas comunes que, sin embargo, adquieren mayor precisión cuando sean captados y registrados los síntomas más sobresalientes, los singulares, aquellos que darán las características distintivas a la afección contagiosa. Así es que, el cuadro completo de una enfermedad epidémica en los animales, se logra registrando los síntomas generales y los característicos extraídos de varios casos individuales. A mejor cuadro, mejor remedio. A medida que se anotan los síntomas obtenidos de varios casos de esta epidemia, el bosquejo del cuadro se va haciendo más completo, menos desleído y verboso, más pleno de significado (más característico) e incluye mayor número de peculiaridades de tal enfermedad colectiva. Por otra parte, los síntomas generales (pérdida de apetito, somnolencia, etc.) se van definiendo con precisión como particularidades suyas y además, los síntomas más notables y especiales que pertenecen a unas pocas enfermedades poco frecuentes, al menos en similar combinación, se vuelven prominentes y constituyen lo que es característico de esta enfermedad. Cuantos hayan sido afectados por una enfermedad predominante en una época dada, por cierto que la han contraído de una misma fuente, por lo que están padeciendo la misma enfermedad, pero la magnitud total de tal enfermedad epidémica y la totalidad de sus síntomas (el conocimiento de ella es esencial a fin de capacitarnos para elegir el remedio homeopático que mejor convenga a este conjunto de síntomas, y debe obtenerse, mediante una investigación completa del cuadro mórbido) no pueden ser aprehendidas sobre un solo paciente sino que habrán de ser deducidas (extractadas) y precisadas a la perfección de los sufrimientos de varios pacientes de diferentes constituciones dentro de una misma raza o especie.
Se lee complejo, pero en la realidad es simple, se busca la totalidad sintomática de la parvada afectada, incluyendo los factores climáticos que detonaron la enfermedad, para buscar un medicamento que produjo síntomas similares o semejantes durante las experimentaciones en animales o personas sanas, ese medicamento similar es el que se ofrecerá a la parvada en su tratamiento, que en este caso se trata de viruela, en la que la homeopatía puede ofrecer hasta 63 medicamentos, de los cuales se buscará aquél que sea, por su descripción patogenésica, el más semejante al brote que se ha de tratar; lea el interesado a Antimonium tartaricum, Mercurius vivus y Rhus toxicodendrum y contraste los síntomas de viruela del brote de su granja con los síntomas concernientes a los síntomas de la viruela que provocan estas sustancias en los experimentadores, aquél que se asemeja más a su caso será su medicamento por esta vez para su parvada afectada de viruela.