Un repaso de los fundamentos
Los semilleristas procesan semilla para prestar un servicio efectivo y eficaz a la agricultura. Su éxito depende del equipo disponible, la habilidad para manejarlo y del conocimiento de que disponen. Las pérdidas tienen una ponderación en dinero, pero algunas como la pérdida de clientela y de confianza, son difíciles de evaluar.
Los principios básicos del manejo de semillas no cambian, pero las técnicas y equipos disponibles, mejoran con rapidez.
Cada cambio en la agricultura, modifica características de los granos cosechados. Mientras el cultivo depende del clima, en el almacenamiento el hombre controla las variables. Toda mejora debe ser integral, con un objetivo: satisfacer al cliente.
El momento de cosecha se fija cuando la semilla llega a la maduración fisiológica con máxima facultad germinativa y vigor, pero también con altos contenidos de humedad, que no son compatibles con la posibilidad de almacenarlos en esa condición.
Durante el almacenamiento, el grano estaría expuesto a sufrir pérdidas importantes de vigor por el desarrollo de hongos que produce calentamiento debido a las altas tasas de respiración.
La importancia de los hongos
La microflora siempre acompaña al grano; son hongos, levaduras y bacterias sobre la superficie, aparentemente inactivos a baja humedad. Los responsables principales de la actividad de la microflora y de los mecanismos del deterioro son hongos, toda vez que se den condiciones ambientales (del espacio intergranario) favorables a su desarrollo. Todas las estrategias, destinadas a la conservación de los granos consisten en generar condiciones que impidan el desarrollo.
Cada especie de hongo tiene límites para crecimiento y multiplicación, expresados por temperaturas y humedades (aw), que muestra la tabla siguiente. La temperatura no es un límite para el desarrollo de todos los hongos.
Pero el desarrollo de los hongos solo es posible cuando la humedad relativa del aire, supera el 70 %, valor que se considera un "nivel de seguridad", para almacenar sin problemas.
La respiración es un proceso vital de los granos y demás organismos vivos presentes, donde las sustancias de reserva acumuladas en los granos reaccionan con oxígeno, liberando parte de su energía química, en forma de calor; se produce además dióxido de carbono CO2 y agua.
Esta reacción cuantifica la "transpiración" del grano, con pérdida de peso, humedecimiento y calentamiento de la mercadería, en un proceso que se llama "autocalentamiento espontáneo".
En los primeros estudios no se distinguió entre respiración del grano y de los hongos. Luego, llamó la atención que granos tratados con fungicidas respiran menos que grano sin tratar. Este fenómeno se puede observar en tabla siguiente, para trigo natural y del mismo libre de hongos (por agregado de fungicidas).
Se observa un rápido aumento de la respiración al aumentar la humedad, acompañado del aumento del número de colonias de hongos. En ausencia de hongos, la tasa respiratoria se mantiene baja, aún con humedades altas de hasta 18 %.
La conclusión es que, en granos húmedos, los hongos son los principales responsables del aumento de la respiración.
Las estrategias para el evitar los problemas de la conservación, se basan en acciones para evitar el enmohecimiento, en todas las etapas.
Las técnicas de aireación y mejor aún la refrigeración son adecuadas.
Necesidad del secado artificial
Es la operación tendiente a reducir el contenido de humedad del grano, para asegurar el almacenamiento sin daños.
Para cada grano se dispone de gráficos de "TAS" (tiempo de almacenamiento seguro) que indican el tiempo en días que se puede conservar el grano sin que ocurra un daño (1), para las diversas humedades y temperaturas. Este es entonces el período de tiempo máximo a partir de la recolección, en el que se debe secar el material.
La experiencia indica que el secado se hace con mayor rapidez y rendimiento con aire más caliente, pues tiene mayor capacidad para extraer agua. Pero el calor tiene también efectos negativos para el grano, según la severidad de la exposición, por la temperatura alcanzada y el tiempo de exposición.
Por ello, en el secado se deben combinar las condiciones para alcanzar el objetivo rápidamente, pero sin afectar la germinación, esto es sin exceder ciertas temperaturas (2). Las temperaturas que dá la bibliografía corresponden a una hora de exposición.
De exceder ese tiempo, la germinación del grano sería afectada.
Necesidad del control de plagas
Algunas plagas de insectos, ácaros, roedores y pájaros, pueden acompañar al grano, causando pérdidas.
Los daños que provocan las plagas son de dos tipos:
* los directos, por consumo del producto (entre ellos del germen),
* indirectos se refieren al calentamiento producido, con eventuales alteraciones sensoriales.
El uso masivo de plaguicidas químicos, no ha dado en las últimas décadas, el resultado esperado debido al problema de las resistencias.
Por otra parte el control biológico de plagas, a diferencia del control químico privilegia los procedimientos que preservan el medio ambiente y se incorporaran en los próximos años a la práctica normal.
Los preparados de tierras inertes no tóxicos para el hombre, son polvos mejorados de depósitos fósiles de algas, con un alto contenido de silicatos, que en contacto con la capa exterior de la piel de insectos (epicutícula) la disuelven, produciendo una fuerte pérdida de agua.
Las principales especies de insectos se desarrollan en el rango de temperaturas comprendidas entre los 15- 37 °C. Para el desarrollo ácaros, la temperatura mínima es algo inferior, 7 °C.
Ello nos indica que es posible evitar la presencia de las plagas, enfriando al grano debajo de este valor mínimo, mediante el uso de una adecuada aireación o refrigeración.
Bibliografía:
(1) Hack, A. "Almacenamiento de granos" Agrimedia 2008 p. 49.
(2) Hack, A. "Almacenamiento de granos" Agrimedia 2008 p. 109.
El material es un extracto del libro de Alberto Hack: Almacenamiento de Granos, Aireación y Secado.