Storebakken et al., 2000; Ipharraguerre y Clark, 2003). esspere aportar la importancia de la soya
A lo largo de los últimos 55 años, la demanda de productos derivados de la soja por parte del sector pecuario ha crecido sostenidamente. Sin lugar a dudas, la harina de soja ocupa un lugar de privilegio entre los numerosos recursos proteicos que actualmente se emplean en la alimentación animal. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de USA, la misma representa aproximadamente 70% del consumo mundial de harinas proteicas, siendo la producción de carne, huevos, y leche su principal destino (Soystats, 2005).
Durante el año 2004, se produjeron en USA 35.7 millones de toneladas de harina de soja de las cuales el 50% fueron consumidas por aves, 26% por cerdos, 18% por bovinos, y 2.5% por peces. Durante el mismo año, Argentina y Brasil exportaron conjuntamente 34.5 millones de toneladas (75% del comercio global) que siguieron similar destino en otras regiones del mundo (Soystats, 2005). Al mismo tiempo, el consumo en la actividad pecuaria de otros productos derivados de la soja, tales como los concentrados proteicos, fosfolípidos y aceites, y cascarilla, es significativo y ciertamente promisorio (Ej., Storebakken et al., 2000; Ipharraguerre y Clark, 2003).
Estas estadísticas evidencian el rol integral que la producción animal cumple en determinar la demanda de soja a escala global.