Mauro Farchetto
6 de diciembre de 2006
Mis estimados cunicultores, Sra. Marcela Gallo, Sr. Adolfo:
Respecto a las consideraciones vertidas anteriormente, y en función a vuestros comentarios, desearía ampliar mis conceptos, a fin de ser bien interpretado.
a) Desde nuestra Cámara de Cunicultores de San Francisco (Cba) y región Centro nunca hemos pedido subsidios a ningún gobierno municipal, ni provincial y mucho menos nacional. Si con todos ellos nos hemos reunido en múltiples oportunidades, y JAMAS, JAMAS, ni siquiera entendían el negocio de la cunicultura. Al contrario, fue usado en una época del país para fomentar microemprendimientos sin ton ni son, con ningún seguimiento serio de la situación (al menos en esta región).
b) Cuando hablo de ayudas al sector por parte del gobierno nacional, no hablo ni de préstamos, ni de subsidios, que coincido con uds. de nada sirven, sino que me refiero a gestiones, por ejemplo de parte de los agregados comerciales o cónsules en otros países, donde con muy poco que nos compraran solucionábamos el problema de la gran cantidad de productores que había en todo el país (Sólo en nuestra región se entregaban a frig. exportadores cerca de 10.000 conejos mensuales durante el año 2005).
c) Obviamente de parte del gobierno nacional nada de eso se hizo, o si se hizo, no tuvieron resultados positivos, pero si el gobierno nacional tuvo resultados positivos a su gestión cuando PERMITIO que frigoríficos argentinos IMPORTARAN carne de cerdo desde Brasil, con el sólo ánimo de bajar el precio del cerdo en pie argentino, y también tuvo resultado positivo cuando CERRO la exportación de carne bovina; en ambos casos, los productores argentinos y trabajadores del campo argentino perdimos un 30 por ciento del precio, con lo que se podrán imaginar que la rentabilidad desapareció y en algunos casos, como con los conejos, se desanima el productor y deja de producir.
Entonces la pregunta:
¿Qué hacemos con nuestro cerdos, nuestros terneros y nuestros conejos?
Según vuestra opinión, tenemos que comerlos nosotros, o salir puerta por puerta a venderlos (alterando todo tipo de normas higiénicas y sanitarias) a nuestros vecinos, y así retornar a la época de nuestros abuelos, cuando el carro lechero pasaba casa por casa.
Señores, no nos engañemos, si no exportamos, con un criadero por pueblo de 100 madres cada uno, hay conejos para todos, y jamás saldremos de un pequeño ingreso extra, que por cierto muy valioso es en muchos casos, pero no hace a la economía y desarrollo de los productores de conejos argentinos.
Por todo esto es mi disgusto hacia la situación. Personalmente comencé a criar conejos en época que no se exportaba, y realmente el avance era lentísimo, y eso que promocionábamos su consumo en todo tipo de exposiciones y ferias que se realizaban en toda la zona; cuando la exportación comenzó a consumir animales, el precio aumentó casi un 70 por ciento, y todo el mundo tenía rentabilidad (frigoríficos, plantas de balanceados, acopiadores, y sobre todo productores), y nadie se peleaba con nadie por tema de mercado interno o externo, simplemente se vendía a mercado externo. Pero bueno, como toda actividad productiva en este bendito país, gobernados por autistas, un día se terminó.
Ojalá se encuentre una salida a esta situación, y se vuelvan a producir al menos lo que se llegó a producir en el año 2005. Por lo pronto, a seguir discutiendo entre los que producimos y arriesgamos lo nuestro, que total los gobernantes tienen su dieta asegurada.
Un abrazo a todos, y espero sepan interpretarme.