Hoy en día, más del 74 % de los cunicultores profesionales en Europa, practican la banda única o integral. Obviamente, de ellos, el 100 % la realiza con reproducción asistida. El 17 % utiliza bandas múltiples, en tanto el resto, un 8%, no racionaliza su trabajo (FENALAP 2002).
La técnica de la banda única, consiste en equipar dos células de explotación idénticas, utilizadas simultáneamente. Las madres se sitúan en una célula limpia y desinfectada algunos días antes del parto y son retiradas 35/38 días después, mientras que los gazapos permanecen allí hasta los 75 días, edad en la que son sacrificados. De esta manera, las células son vaciadas cada 42 días, procediendo a su limpieza y desinfección total, cortando los ciclos de los patógenos, que de otra manera, viven eternamente dentro de los criaderos. Este sistema, conocido como vacío sanitario, permite una productividad mucho mayor en el criadero, por un lado, por la mejor producción de las hembras, y por el otro, por la menor mortalidad de gazapos.
Una de las opciones con este sistema, es el trabajo de sobreprolificidad. La única limitación del sistema es disponer de instalaciones adecuadas. La mejor utilización de las jaulas de espera, (reposición o gestación -por la posibilidad de colocarles nido-), compensan las variaciones en el índice de fertilidad y prolificidad. Efectivamente, están equipadas para poner nido, en caso que las hembras a parir superen el número de jaulas hembra en el criadero. En estos casos basta con retirar los gazapos y repartirlos entre las camadas que disponen de jaulas clásicas. Esta técnica, conocida como “destete al nacimiento” se aplica, sobre todo, a las hembras primíparas que están todavía en crecimiento (para no entorpecerlo) y porque además, sabemos que no son las mejores lactantes. Así, se puede igualar camadas a 10 en hembras multíparas.
La proporción de jaulas de espera con posibilidad de colocar nido, la podemos ver en estas tablas:
Registros zootécnicos Otra posibilidad que aparece con este sistema, es la de la “ficha por banda” (8.7 fichas / año) en detrimento de la ficha individual. Sin embargo, a fin de tener en cuenta una parte del historial de la vida productiva de una madre, los criadores utilizan zonas geográficas de la explotación, y una simple marca sobre la oreja en colores diferentes, en el momento del destete. Así, en cada nueva puesta de nido, unos días antes del parto, las hembras se sitúan según los resultados del parto anterior o de los dos últimos y su producción determinará si debe ser o no eliminada. Todas estas opciones mencionadas, se hacen más factibles, cuando se trabaja con híbridos de alta producción, ya que un sistema de banda única con animales de pobre valor genético, puede tornarse de una gran solución, a un gran problema.
En relación al tema de la coloración en orejas, una coneja con algún fallo será coloreada de un color (aviso), un segundo fallo recibiría otro color (segundo aviso) y en caso de fallar estando pintada con el segundo color, habilitaría su eliminación. Que quede claro que el criterio para aplicar un color no es un fallo grave (que determinaría su inmediata eliminación aunque no esté pintada – p. ej.: aborto), sino la proporción de animales perdidos en la lactancia o prolificidades consideradas bajas. O sea, una coneja con excelente fertilidad, y excelentes características maternales, pero que haya parido 7, es tal vez candidata a ser pintada con un aviso. Nuevamente, es el productor el que debe ajustar estos criterios al nivel genético de sus animales.
El manejo en banda única, asociado a la mejor utilización del tiempo de trabajo y a la posibilidad de contratación de personal temporario (en lo posible más capacitado para tareas específicas), hacen que una producción de 40 gazapos/jh/año, pueda llegar a alrededor de 70.