10 de marzo de 2011
Para Dr. Marcelo Alberro
Cambios en la lactatemia.
Al inicio de un ejercicio, progresivamente creciente en carga de trabajo, trotando sobre la cinta de un treadmill, el nivel de lactatos comienza a subir en sangre desde un nivel basal de menos de 1 mM/L (si el individuo está tranquilo) hasta que la carga atlética se constituye en un nivel umbral, en ese momento el incremento del lactato se hace exponencial, este punto de carga de trabajo se denomina umbral anaeróbico o lactacidémico. El umbral láctico se desplaza hacia la derecha con el entrenamiento, con ello el mismo nivel de lactato es ahora producido con una mayor carga, expresada en Km/h o en m/seg. En otros términos, el músculo tiene memoria , lo que permite perfeccionar el rendimiento locomotivo con menor contaminación lactacidémica.
Lo que sucede es que para poder desarrollar más velocidad de trote, el sistema nervioso debe reclutar, desde la médula espinal, una mayor cantidad de unidades motrices de contracción rápida, en las que los ciclos de las cabezas de miosina son muy rápidos y repetitivos. Las fibras musculares que son capaces de experimentar acortamientos rápidos son glicolíticas anaeróbicas; es decir, producen piruvato que , de no entrar a quemarse en las mitocondrias, puede transformarse en ácido láctico. Así, aparece en escena uno de los más importantes factores predisponentes a la fatiga muscular, la acidificación de las fibras contráctiles.
Producción de lactato en carga atlética progresiva
La carga de trabajo está expresada en % del VO2.
El fenómenpo de la fatiga muscular se posterga significativamente si la carga de trabajo produce un nivel de lactato cercano a los 4 mM/L, nivel correspondiente al punto denominado OBLA (Onset Blood Lactate Accumulation), nivel en que se puede revertir el lactato a piruvato, posibilitando su reutilización metabólica como Acetil – CoA, entrando al Ciclo de Krebs si lo encuentra permeable (oxalacetato disponible). De modo que la reversibilidad del lactato permite quemarlo en el ciclo de Krebs, incluso reconvertirlo en glucosa y luego en glicógeno en hígado, incluso en el propio músculo.
Tanto los maratonistas como los equinos de enduro deben ser testeados para conocer con qué velocidad se acercan peligrosamente al nivel OBLA de lactato.
Los grandes corredores de la naturaleza, como el guepardo y el caballo de carrera, poseen un tampón citosólico para el ácido láctico, la Carnosina (Dipéptido de Histidina), que les habilita para correr a elevadas velocidades sin caer en una fatiga temprana. Desde hace algunos años, han aparecido en revistas de fisiología del ejercicio, publicaciones de trabajos experimentales que confirman haber conseguido en animales postergación de la fatiga suplementando la alimentación con amino ácidos precursores de la Carnosita (Beta-Alanina).
Resulta importante poder medir los lactatos venosos producidos tanto en la carrera misma como después de ella. Para conseguir medir lactatos en carrera debe contarse con un treadmill de alta velocidad y un equino habituado a esta modalidad de ejercicio. Se procede a ubicar un trocar yugular unido a un tubo de extensión heparinizado desde el que se acopla la jeringa de muestreo seriado. De cada muestra se toma una gota y coloca sobre la zona reactiva de una tira de química seca; se produce una reacción colorimétrica que es posible medir en terreno con el equipo portátil Accusport (Boehringer Mannheim) o bien con Accutrend Plus (Roche) . La lectura aparece en mM/L.
Para medir lactatos post ejercicio se procede a puncionar la yugular del ejemplar cada 5 minutos, procediéndose a medir en cada muestra lactatos, incluyendo hematocrito y PPT, para aprovechar la muestra.
Lactacidemia post carrera en Equinos FSC con diferente desempeño hípico. Carga de 1200m a velocidad supramaximal.
Concentración de lactato en mM/L.
Curva roja de ejemplares de bajo rendimiento y menor homeostasis.
Curva azúl de ejemplares con mayor velocidad, mayor lactacidemia
y más pronta homeostasis.
Tratándose de los valores de lactato, siempre se advierte que la concentración va creciendo hasta la tercera muestra, para luego estabilizarse o iniciar su descenso para llegar al mismo valor en reposo al cabo de 45 minutos, aproximadamente. Esta curva de lactatos post ejercicio, con un incremento inicial para luego declinar, demuestra que la proteína transportadora de lactato y protones, desde la célula muscular hacia intersticio y sangre es lerda y saturable.
Se ha visto, especialmente en velocistas, que la proteina mejora su velocidad de transporte si se anticipa una suplementación con bicarbonato de sodio. Efectivamente, una dosis de 0,3 g de bicarbonato por cada kilo de peso, entregada disuelta en 120 cc per os y 90 minutos antes de correr, favorece una velocidad elevada por más tiempo, postergando la fatiga de finalización. Lo mismo lo hemos probado en perros galgos, corriendo 240 m. Esta respuesta, que favorece sólo a velocistas, demuestra que facilitar la salida del lactato desde la fibra muscular es clave en el rendimiento en velocidad.
Resulta importante comentar que determinando lactatos en terreno es posible medir objetivamente los progresos del entrenamiento. Para ello, es necesario ajustarse a un mismo protocolo de carga atlética, incluyendo distancia, peso del jinete y estado de la pista. Al cabo de un tiempo variable según la calidad del ejemplar, es posible constatar que los lactatos suben menos y declinan más rápido después de la misma carga de trabajo. Una vez obtenido ésto, sí que es racional agregar distancia. El músculo tiene buena memoria y lo demuestra con la adaptación lactacidémica.