Crecimiento y desarrollo Óseo en los Potrillos
Si bien son sólo cerca de un milímetro de ancho las placas de crecimiento (Físis) en un caballo joven es impresionante el crecimiento longitudinal a futuro de los huesos largos, dando a un caballo su alzada y formando su conformación estructural. A cierta edad, este crecimiento depende de varias articulaciones, cartílago dentro de las placas de crecimiento el cual se sustituye por tejido óseo; entonces los huesos largos comienzan a alargarse aún más.
El tejido entre cartílago común y el cuerpo del hueso que proporciona soporte estructural para cartílagos adyacentes se conoce como hueso producido. Este es el lugar donde surgen problemas de enfermedades ortopédicas del desarrollo (DOD), como Osteocondrosis, en donde los cartílagos no se desarrollan completamente y, en su lugar, forman un quiste o un colgajo.
La adaptación funcional normal, particularmente en respuesta al ejercicio, estimula las placas de crecimiento y permite también al hueso producido soportar la carga de la extremidad y desafío deportivo. Los caballos que se ejercitan tienen una menor incidencia de defectos de Osteocondrosis en comparación con aquellos con ejercicio limitado.
La capacidad de responder a estimulación mecánica del tejido esquelético proporciona una herramienta invaluable a la hora de "formar" un atleta duradero. Por ejemplo, se producen cambios óptimos en articulaciones importantes para la futura fuerza y resistencia a la lesión antes de que el potro tenga 5 meses de edad.
Es importante aprovechar la vida temprana del caballo para proporcionarle la participación regular y el ejercicio controlado garantizando la durabilidad y resistencia del esqueleto futuro. Los investigadores se han centrado en el impacto del confinamiento en el desarrollo esquelético de caballos jóvenes, con la conclusión inequívoca que la restricción del ejercicio de un potro joven, retarda el desarrollo de huesos y cartílagos. Sin embargo, si finalmente se proporciona a un potro ejercicios sobre pisos con pastos (potreros), estos tejidos pueden desarrollarse dentro de límites normales.
Por el contrario, introducir demasiado ejercicio a un sistema de apoyo creciente podría ser contraproducente, y producir lesiones de cartílago que no se pueden curar esto puede ser un preludio al desarrollo de osteoartritis. Permitir a los caballos jóvenes jugar en libertad sobre pisos con pasto logramos cargas sub-máxima del sistema esquelético, Considerando que si los confinamos a un box esto crea condiciones para lesiones, particularmente si se le suma ejercicio pesado y corto donde se sobrecargan huesos, tendones y articulaciones condicionándolas.
El ejercicio moderado "Entrena" a los tejidos óseos para aceptar las fuerzas del peso de desplazamiento dentro de límites razonables. Una receta para el ejercicio forzoso es imposible de determinar; algunos ejercicios forzados podrían ser demasiado rigurosos y potencialmente perjudiciales.
Durante los años de crecimiento, la actividad excesiva puede provocar fusión temprana de las placas de crecimiento y deformaciones angulares de las extremidades, lo que limita el tamaño potencial de un caballo o su conformación (VER ARTICULO ANALISIS MORFOLÓGICO FUNCIONAL EQUINO). Cualquier lesión que reduce la carga de la extremidad puede retardar el alargamiento de la extremidad.
La nutrición y los factores genéticos desempeñan papeles importantes en la determinación de crecimiento incluso del esqueleto apendicular. El crecimiento musculo esquelético no se produce en forma continua estable, sino como una serie de "chorros" más como un patrón dentado de una curva de crecimiento diferencial. Fases de crecimiento rápido presentan problemas de alimentación— nutrición excesiva (más aún que la nutrición inadecuada) es una causa común en la historia de caballos jóvenes que desarrollan DOD. Tener en cuenta reevaluación periódica de la dieta, junto con micro minerales (cobre, zinc, calcio, fósforo) y análisis de perfil nutricional del forraje, asegura que estamos ofreciendo al equino una dieta adecuada.
Observacion:
Las características de conformación tienen influencia sobre la carga mecánica del sistema esquelético. Por lo tanto la distribución desigual de peso en la columna ósea (a menudo evidenciado por desgaste anormal de pezuña) también puede colocar tensiones desiguales en las placas de crecimiento. Adams O.R., DVM (autor de cojera en caballos), señaló que "conformación defectuosa es una señal de advertencia".
Esqueleto Adaptación al Ejercicio
La información más necesaria está codificada genéticamente, lo que formará un hueso reconocible incluso en ausencia de actividad funcional.
La competencia estructural del hueso depende de la cantidad total de tejido óseo presente, su corpulencia, espesor cortical, la forma de corte transversal y densidad y disposición de su arquitectura interna. Cada una de estas características está influenciada por la actividad funcional, pero puede modificarse por capacitación.
La adaptación funcional de los tejidos óseos es útil en el desarrollo de un atleta equino para actividades recreativas. Los huesos se vuelven cada vez más fuertes cuando los propietarios y entrenadores aplican estratégicamente regímenes de entrenamiento controlado gradualmente.
La respuesta adaptativa del hueso a la carga de estrés se llama "remodelación". El ejercicio tiene un efecto de entrenamiento en el esqueleto ajustando la masa y la disposición de tejido óseo sin modificar la naturaleza de la materia constitutiva mineral.
Segmentos muy cortos de entrenamiento diario, tales como un breve periodo de trabajo de trote o galope sobre una superficie dura, afectará rápidamente al esqueleto apendicular y proporcionará suficiente estímulo para provocar la respuesta del hueso. En el libro de locomoción equina, autores (espalda y Clayton, 2000) señalan que "Cuando el nivel y la duración del trabajo aumenta, respectivamente las ganancias en rendimiento se reducen." Hay una línea muy fina entre lograr adaptaciones funcionales e incurrir en problemas patológicos. Mientras que la estimulación mecánica a través de cargas cíclicas de los huesos largos puede generar mayor masa ósea, este estímulo puede tener un efecto perjudicial sobre huesos cortos, como en el carpo (rodilla).
La arquitectura interna de estos huesos cortos proporciona máxima resistencia y absorción de choque para proteger el cartílago, conjuntamente utilizando material óseo mínimo.
Sin embargo, inadecuado ejercicio puede aumentar la rigidez del hueso producida, que disminuye su capacidad de absorción de choque. Finalmente, daños al cartílago común podrían conducir al desarrollo de la enfermedad de articulación degenerativa (DJD). Surgen problemas en casos donde el ejercicio demandado supera la adaptación estructural, provocando cambios patológicos como microfracturas, inflamación de hueso, crecimiento de placa, anomalías o lesiones conjuntas, por nombrar algunos. La fatiga que puede ocasionar daño al hueso, tales como microfracturas que ocurren desde la carga acumulada, esto puede ser reparado por el proceso de remodelación. Si la carga de la extremidad continúa antes de que las células de producción de hueso (osteoblastos) fijen una nueva matriz, puede producirse una fractura de estrés.
Hasta cierto punto las mujeres menopáusicas pueden modular osteopenia influido por hormonas (la densidad mineral ósea baja) y la osteoporosis (reducción del hueso masa) a través del ejercicio regular que carga mecánicamente el esqueleto. Se puede utilizar este mismo principio para rehabilitar un caballo el cual estuvo un período de descanso extendido debido a una lesión que impide la carga funcional con ejercicio regular. La investigación actual está examinando el uso de marcadores bioquímicos de formación de hueso como un método no invasivo de seguimiento a efectos de formación de hueso. Las fluctuaciones de biomarcadores representan cambios sutiles en la remodelación de parámetros. Una serie de pruebas de sangre mensuales medidas productos de degradación y síntesis involucrados en la remodelación de tejidos: remodelación que se produce tanto durante el entrenamiento del atleta joven y como consecuencia de la lesión. El objetivo es diferenciar biomarcadores que representa la remodelación ósea normal desde aquellos relacionados con la lesión o enfermedad. Niveles de biomarcador sospechosos sugieren más herramientas de diagnóstico, como un análisis del hueso o MRI, podrían ser útiles para el diagnóstico. (VER ARTÍCULO “PERFILES DE METABOLISMO ÓSEO”. EN ESTA MISMA WEB).
Por último el sistema esquelético equino es un sistema diverso y organizado de varios tipos de tejido, capaces de remodelación y adecuación en respuesta al ejercicio y al entrenamiento. Planificar y proporcionar apoyo nutricional adecuado al caballo ( TEMA DEL PRÓXIMO ARTÍCULO) para el desarrollo constante y mantenimiento de la salud como vigilar estrechamente anomalías que puedan indicar un problema.
1 – Cartílago Articular 2 - Placa de crecimiento 3 - Nuevo hueso 4 - Epífisis 5 – Metáfisis 6 – Diáfisis 7 - Cavidad Medular
Diáfisis: Centro de osificación primario ubicado cerca del centro del futuro tallo de los huesos largos. L a osificación avanza en todas las direcciones a partir de estos centros primarios.
Metáfisis: Es el hueso de formación más reciente, situado en los extremos de la diáfisis.
Epífisis: En los extremos de los huesos largos se forman uno o más centros de osificación denominados epífisis.