Con beneficios como una mejor circulación sanguínea, disminución de la tensión, mejora de la musculatura, entre otros –que en definitiva logran un mejor rendimiento del caballo– los masajes son ampliamente utilizados en países con tradición hípica, como Inglaterra, Nueva Zelanda, Argentina, Estados Unidos, etc.
Absolutamente nuevo en forma profesional en Chile son los masajes para caballos, animales que –al igual que cualquier deportista– están exigidos cada día a lograr excelentes resultados tanto en polo, carreras, saltos, adiestramiento, rodeo y un sinfín de actividades. Es por eso que una terapia de este tipo sirve como método preventivo de lesiones o bien como recuperación, lo que es totalmente recomendable, tal como lo realizan atletas, futbolistas, tenistas, ciclistas e incluso los mismos jinetes. Pero que constituya una actividad nueva en nuestro país no significa que sea una profesión desconocida en el mundo, ya que en países con tradición hípica como Inglaterra, Nueva Zelanda, Argentina, Estados Unidos, entre otros, este tipo de actividad es imprescindible, ampliamente conocida y utilizada cada día.
No obstante, ya está disponible en Chile gracias a la equitadora Ana María Barrientos Burgos –que formó la empresa Equussage–, quien realizó un diplomado en masajes para caballos en Nueva Zelanda. En dicho país, Barrientos comprobó tanto la eficacia de los masajes, como la popularidad que tienen.
“En Nueva Zelanda por lo general los caballos reciben masajes una vez a la semana, con lo que se logra prevenir cualquier tipo de lesión y además mejoras el tono muscular, la circulación sanguínea, se disminuye la tensión, relajas los espasmos musculares, aumenta el suministro de sangre y nutrientes a los músculos, entre otras características. Pero además se consigue la capacidad de crear un mejor vínculo entre el caballo y el jinete y el animal estará más tranquilo y consecuentemente más preparado para aprender y obedecer”, explica la equitadora.
Los masajes se realizan en forma muy similar a un masaje para humanos – utilizando sólo las manos–, con las únicas diferencias que la anatomía del equino es diferente, por lo que se necesita algo más de esfuerzo físico del masajista y luego del ejercicio el caballo debe quedar uno o dos días libres (sin montar) para el mayor aprovechamiento de la terapia.
Pese a que se podría pensar que este tipo de masajes se utiliza sólo para cierto tipo de corceles o casos determinados, la verdad es que está indicado para cualquier equino. Así, tanto caballos de polo, fina sangre, de enduro, de saltos, de adiestramiento, de rodeo, etc., debieran recibir este tipo de tratamientos. Ello, pues se ven sometidos no sólo a estrés por cumplir las exigencias requeridas, sino también a una cantidad inmensa de desgaste y problemas físicos por el uso de monturas, riendas y otros aparatos, lo que les significa músculos agarrotados, problemas de movilización, tensión muscular, entre muchas otras.
“Por lo general las partes que más sufren y en donde encontramos mayor cantidad
de problemas en los caballos, son el sector donde va la montura y en el cuello.
Esto, porque por lo general en Chile las monturas no están diseñadas para ser usadas en un solo caballo –lo ideal es un sillín a medida–, sino que tienes una montura y se la pones a cualquier caballo. Asimismo, el movimiento (balanceo) del jinete produce problemas. Por su parte, el cuello se ve constantemente forzado a realizar movimientos bruscos que contraen los músculos de esa zona”, revela Barrientos.
Los masajes se realizan por lo general en el lugar de descanso del equino (pesebreras, establo) y tienen una duración de entre 45 minutos a 1 y ½ hora, dependiendo de la condición física en que se encuentre el animal.