18 de enero de 2007
Todos los comentarios que he leido tienen algo de razón, pero la intervención que ha realizado el Dr veterinario D. Carlos Carabajal me ha parecido muy correcta y la que mas creo se acerca a la realidad.
Yo entrene caballos de carreras en el hipódromo de Madrid (españa) y conozco un poco este mundillo, mucho menos seguramente que casi todos los entrenadores. Pero tambien quise aprender a conocer al animal que nos lleva al entusiasmo extremo cuando gana una carrera y se nos llena el saco de nuestro ego y nuestro supuesto exito.
Creo que decir que el caballo llega a un estado de euforia similar al que sufren los atletas en una competición es sino equivocado un tanto ingenuo. Un atleta corre con la convicción de querer ganar para obtener así un reconocimiento a su esfuerzo, para progresar en sus logros, y porque le gusta lo que hace y vive para ello.
Un caballo corre porque no le hemos dado otra opción y porque lo hemos preparado para que lo haga. ¿que el caballo se acostumbra a la carrera, a la cercanía de otros caballos, y al publico?, puede pero al latigo, lo dudo, y a la victoria se acostumbrará el jockey porque el caballo no comprende ni interpreta que tiene que correr para pasar a los demás y así le dan un premio a su propietario, al preparador, y al jockey. Entiendo que el autor ha querido terminar su articulo de una forma mas literaria, pero para algunos profesionales del caballo estas interpretaciones no ayudan nada a mejorar realmente el método de preparar a un caballo.
Todas las reacciones fisiológicas que en el articulo se citan son ciertas, pero no es un exceso de euforia, es un exceso de estres, de alerta continuada que desgasta al caballo, en algunos casos cuando llegan a los cajones de salida ya han sudado tanto como si hubiesen corrido dos carreras, y se muestran con gran nerviosismo por el contrario otros se muestran mas tranquilos y serenos como si la carrera no supusiera nada que temer, es un gran abanico de comportamientos que bienen determinados o son la consecuencia directa de: la forma de ser del caballo, su temperamento, el manejo de los mozos, el adiestramiento en la cuadra, el ejercicio aplicado en la pista de entrenamiento, el ambito y el medio en el que vive (box, instalaciones) en los cuidados veterinarios, la carga genética, el clima, el estado anímico del animal ese día,y por supuesto las condiciones tanto físicas como de forma en las que se encuentre el caballo, y por supuesto en muchas ocasiones la suerte, o la mala partida de un serio contrincante que nos pueda hacer sombra. En fin un conglomerado de circunstancias que determinan el exito o el fracaso.
Lo que si creo un fracaso es ver el mundo del caballo desde la perspectiva humana, cuando nos acerquemos un poco más y adaptemos las tecnicas de trabajo y entrenamiento a la perspectiva y el punto de vista del caballo seguro comenzaremos a cosechar exitos no solo para nosotros los profesionales, sino para la vida mas digna de estos poderosos velocistas que nos transmiten tanta energía, velleza y emoción.
Yo siempre he conservado como una de las sensaciones mas hermosas que se puedan sentir, el galope de un caballo. Galopar a lomos de un animal que te atrabiesa su energía de atrás hacia adelante desde las rodillas hasta la punta de tus dedos para que la corriente siga por las riendas hasta la comisura de su boca, para que sepa que estas ahí con el, que lo acompañas, que lo empujas...es maravilloso, pone su corazón y su alma en tus manos.
Creo que cada caballo necesita un entrenamiento y formación diferentes, son muchos detalles a tener en cuenta de los cuales nos vamos dando cuenta a lo largo de la preparacion, solo quiero incidir en una cosa, no lo que funciona en un caballo tiene que tener el mismo efecto en los demas, si notamos que no responde satisfactoriamente y comienza a rechazar el trabajo debemos preguntarnos el porque, cambiar rutinas, cambios de intensidad en los entrenamientos para suavizarlos o intensificarlos dependiendo de nuestros criterios y de lo que mejores resultados nos de, una supervisión veterinaria continua,y sobre todo tratar de aproximar en la medida de lo posible su vida natural al estado de estavulación e incomunicación con otros caballos al que le sometemos, dando largos paseos, dejarle pastar en un cercado para que se estire...en fin una serie de cambios a los que no estamos demasiado acostumbrados a desarroyar precisamente con los caballos que quizás más lo necesiten, los poderosos que nos conducen a la gloria, y en realidad las victimas de las carreras, mis hermosos caballos los que sufren el látigo que nos conduce a la victoria.