Introducción
En México, a partir de la institucionalización de la Medicina Veterinaria, en el siglo XIX, en México las escuelas e instituciones formadoras de médicos veterinarios zootecnistas (MVZ), han establecido diversos Planes de Estudio cuyo fundamento se basa en el contexto socio histórico y zoosanitario de la época, es decir, la situación sanitaria internacional que directa o indirectamente impacta al país, ocasiona que el perfil profesional se vaya modificando; de tal manera, que el abanico de áreas de desarrollo de la profesión se han ampliado y diversificado y, en consecuencia, los planes de estudios y sus contenidos, a fin de dar respuesta a estas necesidades y al mercado laboral. (3)
De igual manera las instituciones de educación superior, tienen que ajustarse tanto a la tecnología como a los lineamientos mínimos originados por los organismos internacionales, las tendencias sanitarias, el desarrollo sustentable y la globalización comercial; a fin de que los futuros MVZ cumplan de manera eficiente en su ejercicio profesional.
El MVZ debe estar consciente de su misión trascendente, de haber sido formados y mantenerse actualizados, competentes, pero sobre todo competitivos, con un alto nivel académico, profesional y ético, con conciencia ecológica y como promotores de acciones que respeten el desarrollo sustentable. También de su responsabilidad para generar conocimientos, a través de investigaciones y desarrollo de tecnología apropiada para difundirlos y aplicarlos a la solución de problemas de su campo de responsabilidad gremial (3).
La medicina veterinaria y zootecnia es una profesión de servicio a la sociedad por lo que está en continua adaptación, pues el desequilibrio zoosanitario es dinámico y la constante modificación del entorno donde se llevan a cabo las interacciones de la salud humana, animal y la existencia de influencias sociales, económicas y políticas que impulsan y promueven estos cambios organizacionales, estructurales o institucionales, tienen un impacto en los programas de salud pública veterinaria y en los conocimientos, habilidades y experiencias requeridas por los veterinarios en la conducción e instrumentación de estos programas (5).
Sus actividades se realizan en diversos sectores, en el sector público, se desempeña en Secretarías de Estado, coordinaciones, instituciones bancarias y de seguros e instituciones de docencia e investigación. En el social, en la atención de las diversas organizaciones de productores y campesinos. En el ejercicio privado, de acuerdo a los requerimientos de la sociedad en las regiones agrícolas y ganaderas del país: ranchos ganaderos, avícolas, porcícolas, entre otros; en las empresas de producción de alimentos agropecuarios, de fármacos veterinarios, en hipódromos, galgódromos y cuadras. Y, en el ejercicio libre, con actividades independientes de consultoría, en hospitales y clínicas privadas. (6)
En la actualidad, con los cambios generados por la globalización comercial, se ha modificado la estructura de la industria pecuaria nacional; por ello, la necesidad de los países de fortalecer sus servicios veterinarios para promover y proteger la salud animal, humana y, al mismo tiempo, facilitar el comercio internacional en el marco de la Organización Mundial de Comercio, con base en el Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (2).
Todo ello, genera que el perfil del médico veterinario zootecnista, también evolucione, ya que son los responsables de la prestación de servicios veterinarios nacionales (públicos y privados), dentro del marco legislativo y bajo las políticas de la autoridad gubernamental, para garantizar la sanidad y el bienestar de los animales, las poblaciones y los ecosistemas.
Desarrollo
La labor del MVZ debe tener un impacto global, ya que el comercio internacional de animales y sus productos es cada vez más intenso, las enfermedades no reconocen fronteras, la movilidad de personas internacionaliza rápidamente cualquier problema de salud. (7)
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), señala: “Los servicios veterinarios nacionales deben cumplir con las normas adoptadas por cada país, al igual que con las normas y recomendaciones internacionales en vigor, en particular las del Código Terrestre de la OIE. Al prestar servicios veterinarios nacionales, los veterinarios participan plenamente en el esfuerzo de la estrategia “Una Salud”, fruto de la colaboración de múltiples disciplinas que trabajan a escala local, nacional, y mundial para responder a retos críticos y alcanzar una salud óptima para el hombre, los animales domésticos y salvajes; así como para el medio ambiente (2).
Después de varias reuniones con sus países miembros y otros organismos internacionales, la OIE emitió un documento que señala las: “Recomendaciones de la OIE sobre las competencias mínimas que se esperan de los veterinarios recién licenciados para garantizar Servicios veterinarios nacionales de alta calidad”, consideradas como un importante referente mundial para la Educación Veterinaria.
La OIE define las Competencias, como: a) Conocimientos: habilidades cognitivas, es decir, capacidad mentales; b) Habilidades: destreza para llevar a cabo tareas específicas; c) Actitudes: capacidad afectiva, refiriéndose a sentimientos y emociones; y d) Aptitudes: habilidad natural, talento o capacidad de aprendizaje del estudiante.
En el documento se clasifican las competencias en Básicas, como los conocimientos, habilidades, actitudes y aptitudes mínimas requeridas para la práctica de la profesión, lo mínimo que debe saber hacer un egresado de medicina veterinaria y zootecnia, entre ellas están las siguientes: Epidemiología; Enfermedades transmisibles de los animales; Zoonosis; Enfermedades emergentes y reemergentes; Programa de prevención y control de enfermedades; Higiene de los alimentos; Productos de uso veterinario; Bienestar animal; Legislación y ética Veterinarias; Procedimientos Generales de certificación; Habilidades de comunicación.
En torno a Legislación Veterinaria y a la Ética (2), constituye un elemento esencial de la infraestructura nacional que permite que las autoridades veterinarias lleven a cabo sus principales funciones, entre ellas la vigilancia epidemiológica, la detección precoz y el control de enfermedades animales, incluidas las zoonosis, la inocuidad de los alimentos derivados de la producción animal y la certificación de los animales y productos de origen animal destinados a la exportación. Aún más, los establecimientos de educación veterinaria deberán enseñar la ética y el tema de los valores para promover normas de conducta irreprochables y mantener la integridad de la profesión. (2).
Los conocimientos a desarrollar son básicos, tales como: conocer la normatividad que aplica en el país en los estados y municipios; así como, saber dónde buscar y como aplicarla, ya que es un tema transversal en la enseñanza de todas las actividades del veterinario. Señala, también, que es responsabilidad de los médicos veterinarios aplicar las normas éticas de la profesión y asumir el liderazgo que tiene como orientador de la sociedad en los temas éticos y de bienestar animal.
En cuanto al bienestar animal, se enfatiza en los objetivos principales del aprendizaje para esta competencia, permitirá que los veterinarios tengan los conocimientos y habilidades para: Explicar el bienestar animal y las responsabilidades correspondientes de los propietarios, operarios, veterinarios y de otras personas a cargo del cuidado de los animales; identificar los principales problemas de bienestar animal y participar en las medidas correctivas; saber dónde encontrar información actualizada y fiable sobre las reglas y normas locales, nacionales e internacionales de bienestar animal, con el fin de describir métodos de cuidados ideales en las actividades de: producción animal; transporte; sacrificio de animales para consumo (abasto) y matanza de animales con fines profilácticos.
Los médicos veterinarios, en materia de bienestar animal, deben tener la capacidad de: Explicar y orientar a la sociedad en aspectos; formar y transmitir conocimientos básicos, tanto a otros profesionistas, como a propietarios, operarios, personas a cargo del cuidado de animales; identificar los principales problemas de bienestar animal y participar en las medidas correctivas pertinentes; saber encontrar información actualizada y fiable sobre las reglas y normas locales, nacionales e internacionales, con el fin de describir métodos de cuidados en la producción animal, el transporte; en el sacrificio de animales con fines de consumo humano y matanza de animales con fines profilácticos. (2)
La medicina veterinaria debe integrar elementos fundamentales para dar respuesta eficiente a la demanda del mercado laboral, la sociedad, las tendencias mundiales y los intercambios comerciales de animales, productos y subproductos; además de los conocimientos técnicos o competencias mínimas, es importante que ejerza con valores éticos y sociales (8). Es importante, también, que cuente con habilidades extracurriculares; y, sobre todo creatividad, que le permita enfrentarse y resolver de manera eficaz y eficiente a las situaciones que se le presenten en su ejercicio profesional en el ámbito público o privado.
Conclusiones
Debe considerarse vital el conocimiento de la normatividad, sin importar que la esfera de actividad profesional sea: Público, Social, Privado o en Ejercicio Libre. Nos da elementos para participar de modo activo en la toma de decisiones para un mejor ejercicio profesional, ya que la legislación en materia zoosanitaria es el vehículo para establecer políticas que tienen que ver, no solamente con el objeto de estudio, sino con los ámbitos relacionados especialmente de sanidad y bienestar animal, que se deben atender de manera integral.
El incremento mundial de los intercambios comerciales, el cambio climático, la emergencia y reemergencia de enfermedades, que pueden propagarse rápidamente a través de las fronteras internacionales, ocasiona que los MVZ deban contar, de manera obligatoria, con los conocimientos básicos de los principales organismos internacionales que dictan reglas y lineamientos en sanidad y bienestar animal. (9)
Es imperante la participación del MVZ en la elaboración de políticas públicas, legislación, bienestar animal y desarrollo tecnológico. Ser el líder que promueva la cultura jurídica sanitaria y de bienestar animal que sirva como herramienta para orientar a la sociedad y a los “hacedores” de leyes; a nivel federal, estatal y municipal.