Es muy habitual encontrarse con notas u opiniones que definen los cambios que deberá llevar adelante el productor agopecuario que quiera convertirse en empresario , pero no es tan frecuente encontrar opiniones respecto al perfil profesional de aquellos que también estamos vinculados al sector desde el área del asesoramiento o la consultoría para el sector rural ( Ing. Agrónomos, Veterinarios, Lic. en administración, y otros profesionales).
Quisiera entonces aprovechar esta oportunidad para aportar algunas ideas y compartir algunas de las dudas que me planteo, para que lleven a la reflexión de los profesionales que como yo están vinculados con la actividad agropecuaria, particularmente cuando más allá de las bonanzas transitorias, muchos colegas están pasando momentos complicados por falta de trabajo.
La primera pregunta que me hago es ¿quién puso en jaque nuestro negocio?. Si antes nos iba mejor o al menos era un trabajo con pocas sorpresas, ¿Quién puso en jaque este negocio y tantos otros negocios?: mi conclusión es que no fue ni mas ni menos que el cambio, lo miren como lo miren, cambios tecnológicos, políticos, sociales, de hábitos de consumo etc. Lo que tendríamos que analizar entonces es como tomamos al cambio, algunos lo toman como una barrera, como una terrible amenaza, otros como un impulsor, como algo que los va a empujar para adelante para que les vaya mejor y los haga avanzar.
Me encontré hace un tiempo con una imagen que quiero compartir con ustedes. Me parece que viene directamente a colación con el tema del cambio. Imaginen un ejército de soldados medievales asediando un castillo, tratando de derribar sus murallas o de treparlas mientras atacan con cañones, arcos y flechas, y adentro, los defensores, a su vez rechazando a los atacantes con todos los medios a su alcance.
Las guerras de asedio, normalmente se basaban en el agotamiento, o sea el señor feudal se encerraba en su castillo, trataba de guardar todos los alimentos que podía, y tenía sus fortalezas con estructuras rígidas, sólidas para soportar asedios. Un asedio podía durar desde meses hasta años. Se imaginan la vida dentro del castillo o la ciudadela, por lo general terminaban agotados, debilitados por hambre, por enfermedades o pestes.
Cuando vi esta imagen me puse a pensar y me dije "¡Esto es más o menos lo mismo que nos pasa a nosotros! El cambio es parecido a estos soldados que están atacando desde afuera, el cambio se parece a la amenaza desde la distancia, el cambio es la fuerza que se nos viene encima y acá estamos nosotros, adentro de nuestra fortaleza, resistiendo el asedio del cambio y las nuevas tendencias y técnicas".
Estudiamos durante 8 , 10 años y nos metimos en nuestra fortaleza pensando "Estamos bien sólidos aquí adentro, tenemos lo último en conocimientos en nuestra materia y no queremos que nadie nos cambie las reglas del juego", cada uno en lo suyo. Médicos, veterinarios, agrónomos, arquitectos, ingenieros, lo que sea. Cada uno está en su "castillo de conocimientos" y no quiere que le vengan a cambiar las reglas del juego porque no desea, de nuevo, tener que salir a aprender. El cambio hace todo lo posible por conquistarnos, y nosotros hacemos todo lo posible por defendernos del cambio, por resistirlo, por atacarlo, por no mirarlo, por mirar para otro lado, por buscar culpables etc.
Volviendo a la imagen con los soldados que tratan de tomar el castillo, me pregunté: ¿Qué tipo de profesionales seremos? Los que tratan de construir puentes, derribar obstáculos, o los que levantan obstáculos y buscan excusas para amurallarnos y encerrarnos cada vez más, ¿cómo actuamos cada uno de nosotros?, ¿somos factores de cambio, de evolución, somos derribadores de barreras?. Es muy diferente jugar este juego desde el lado de atacante, del lado del cambio, que desde el lado del defensor, del lado del castillo que es el que resiste el cambio. Si nos ponemos a pensar en los que estaban encerrados dentro de la fortaleza, en su agotamiento, en la desnutrición, en la miseria, en las enfermedades, vamos viendo mas o menos lo mismo que nos pasa a nosotros como país, como profesionales o como empresas. Rechazamos el cambio y defendemos el pasado, "Los viejos buenos tiempos", y cada vez estamos mas agotados y nos va peor, y tenemos menos resto para invertir en los cambios que hacen falta para salir adelante.
Otra cuestión a analizar, ¿Cómo actuamos en estas circunstancias?, ¿Cómo líderes, pioneros, oseguidores? .
¿Por qué es importante ser pionero en este momento de cambio?: Creo que básicamente porque si vamos a tratar de construir el futuro no podemos descubrirlo si vamos en el pelotón del medio o estamos en la última fila. La única forma de poder descubrir el futuro y poder preparar a nuestros clientes, a nuestros socios o a nuestras empresas es estando en la primera fila. ( A este respecto, los americanos tienen una frase interesante: "Levanta el polvo, o muerde el polvo").
En algún momento todos nos replanteamos las situaciones que nos toca vivir, particularmente cuando nos empiezan a doler, cuando perdemos clientes, cuando nos va mal. Sin embargo, hay que poder planteárselas con tiempo, pero para esto, hay que vivir la historia siempre en primera fila.
Cuando alguien me la cuenta, alguien la vivió por mi y esa persona me sacó ventajas, entonces es imprescindible si vamos a ser pioneros, factores de cambio, estar en primera fila. Tengo que estar yo descubriendo las cosas de primera mano, mirando lejos y anticipándome a mis competidores.
Otro planteo : Los profesionales también debemos pensar y actuar como empresarios.
¿Acaso no arriesgamos nuestro futuro al igual que los productores según la forma eficiente o no en que llevamos adelante nuestra gestión?, ¿Acaso no es mucho mayor en nuestro caso el riesgo de fracasar, porque en general no tenemos el respaldo del capital (tierra, hacienda o maquinaria) que tiene un productor? ¿Cómo analizamos el futuro de nuestro mercado laboral?, porque si se verifica una disminución en el número de empresas agropecuarias como tendencia global, lo mas lógico será que también haya una menor demanda de profesionales, y si así fuera, ¿cómo nos preparamos para cubrir esa demanda?, ¿ Qué perfil tiene que tener ese profesional que ya hoy están buscando en muchas empresas ?
Frente a esta realidad, creo que es muy diferente ser asesor de productores que asesor de empresasagropecuarias.
El asesor en producción (para los productores) centra sus objetivos mayoritariamente en aumentar los rendimientos físicos de las actividades, está permanentemente en busca de mayores rindes en toneladas, terneros, kilogramos de carne o litros de leche por hectárea, y si hace algún análisis económico se limita a presupuestos parciales o márgenes brutos de actividades aisladas. Un caso aparte es el "profesional" que no sabe hacer análisis económicos del más mínimo tipo, por no hablar de las peligrosas "cuentas de almacenero" que ya hemos ejemplificado en alguna nota en el pasado.
Hoy creo que este tipo de técnico dificilmente pueda competir contra otros profesionales, por lo menos con posibilidades de vender en buenas condiciones sus servicios a organizaciones de primer nivel.
El asesor de empresas también intenta mejorar la producción física, pero sabiendo que cada actividad se inserta dentro de un todo que es la empresa, que se rige por los objetivos, necesidades y aspiraciones de nivel y calidad de vida del empresario. Este asesor analiza la empresa como un todo, con visión de sistema, y da peso relativo a cada actividad en función de su aporte a la rentabilidad que se busca lograr, y aunque tenga vocación por alguna actividad productiva, sabe que debe subordinarla al mandato de las necesidades de la empresa.
El asesor en producción o áreas complementarias a la producción (sanidad animal por ejemplo) por lo general (y siempre hay honrosas excepciones) se maneja con decisiones para el corto plazo , lo que lo lleva en muchos casos a responder a urgencias y dedicarse como el productor a apagar incendios permanentemente. Por todo esto, valora mas la "receta" o el dato puntual que la planificación o visión global del negocio.
El asesor de empresas también responde a urgencias pero intenta proyectar la empresa en el mediano y largo plazo por medio del planeamiento técnico/económico y la capacitación permanente del productor y su personal, porque sabe que es la única manera de dejar de actuar como bombero.
Creo que aquellos profesionales que se adapten a la demanda de los productores que hace tiempo están cambiando a empresarios, sin duda deberán aprender nuevas habilidades. Habilidades que les permitan entender, diagnosticar y resolver problemas de la empresa con criterio sistémico, analizando escenarios futuros, definiendo estrategias exitosas, anticipandose en lugar de reaccionar, orientando y facilitando la toma de decisiones por parte de los empresarios que hoy nos piden no solo la receta del herbicida sino también que los ayudemos a analizar un nuevo negocio o actividad.
Todas estas son habilidades que hasta hace un tiempo atrás no eran de ninguna manera necesarias, pero la misma crisis se encargó de cambiar las reglas del juego y ponernos ante el desafío de superar estas nuevas dificultades, primero nosotros, para luego ayudar a nuestros clientes a superarlas.
Una última reflexión:
"HAY QUE APRENDER A APRENDER, Y A APRENDER LO QUE HAY QUE APRENDER"
¿Qué quiero decir con esto?
Primero que hay que tener la capacidad de aprender permanentemente, aprender de las buenas y malas experiencias, propias y ajenas, aprender de los cambios tecnológicos, aprender de las dificultades, aprender de otras personas, y en segundo lugar, y dado que no tenemos una capacidad infinita de atesoramiento de conocimientos, debemos aprender lo que hay que aprender, lo útil, lo necesario, lo que nos dé mayor competitividad, lo que nos haga verdaderos agregadores de valor para nuestros clientes y nuestra sociedad.
En esta capacidad reside nuestra única posibilidad de adaptarnos, sobrevivir a los cambios permanentes que nos plantea la coyuntura y tener posibilidades de seguir viviendo de nuestras profesiones.
Espero que estas reflexiones sirvan para anticiparnos y poder ser así factores de cambio y no por el contrario los que suframos las consecuencias de los cambios.