El Carbunclo Bacteridiano es una enfermedad de curso agudo, altamente contagiosa, conocida desde la antigüedad, la cual recibe el nombre de Carbunco, Grano Malo o Anthrax, entre otras denominaciones; afectando preferentemente a los rumiantes, siendo transmisible a otros animalese incluso al ser humano, por lo cual es considerada una zoonosis.
El agente responsable de esta enfermedad es una bacteria (Basillus anthrasis), que puede penetrar a través de heridas (carbunco cutáneo), vía oral (carbunco gastrointestinal) o por inhalación (carbunco respiratorio), siendo esta última la forma más grave en ser humano.
La bacteria, frente a condiciones adversas, forma una espora, que le permite desarrollar una forma de resistencia, las que pueden perdurar en el medio ambiente por más de 100 años.
Cuando son ingeridas por un animal susceptible, como por ejemplo los bovinos, u otros herbívoros, esta espora pasa nuevamente a su forma vegetativa, comenzando a generar las toxinas, las que, en muchos casos producen la muerte de los animales.
Si bien los programas de control redujeron sensiblemente los brotes, esta enfermedad se encuentra latente; y es responsable de importantes pérdidas económicas.
Por lo general, suele manifestarse durante periodos de sequía, momento en que los recursos forrajeros son sobre pastoreados y los bovinos u otros herbívoros, tienen acceso directo al suelo, lo que permite, en caso que las esporas estén presentes, el ingreso de estas formas de resistencia, por vía digestiva a los animales, las que, al recuperar su forma vegetativa, empiezan a reproducirse y a generar toxinas dentro del animal, creando una situación propicia para la manifestación de la enfermedad y la ocurrencia de brotes.
Los síntomas característicos de la enfermedad en los bovinos son la muerte súbita, con la presencia de sangre sin coagular en los orificios naturales (boca, nariz y ano), lugares en los cuales se encuentra presente el agente etiológico.
Ante la sospecha de muertes por carbunclo, se recomienda no “cuerear” ni mover los animales. Tampoco es aconsejable quemar los cadáveres, debido a que la incineración provoca la diseminación de las esporas y la posibilidad de contagio vía erógena.
Por otro lado, ante un caso de carbunclo, se recomienda tomar todos los recaudos en términos de bioseguridad, utilizando elementos de protección personal, como guantes descartables, botas, overol descartable, protectores oculares y buco nasales, a fines de minimizar riesgos, a la hora de manipular restos de animales.
Ante estos hechos, es fundamental la intervención y participación de un profesional veterinario, para hacer el diagnóstico correspondiente, que permita confirmar la etiología de la muerte del o los animales. Como el carbunclo se encuentra dentro del grupo de enfermedades de denuncia obligatoria, ante la confirmación de algún caso, el productor y/o el veterinario deben contactarse con la oficina de SENASA más próxima, para notificar sobre la novedad.
El carbunclo es una enfermedad que puede prevenirse, vacunando a los bovinos anualmente y en forma sistémica, en primavera, a partir de los 6 meses de edad. En campos donde existen antecedentes de la presencia de la enfermedad, se recomiendan dos aplicaciones al año, con un intervalo de 6 meses entre ambas, a fines de potenciar las respuestas inmunitarias.
Tras la confirmación reciente de casos de carbunclo, en el mes de octubre, en la provincia de La Pampa, se advierte a productores y veterinarios sobre la necesidad de vacunar a los rodeos, a fin de prevenir la ocurrencia de nuevos casos, recordando que se trata de una enfermedad contagiosa para el hombre.
En los establecimientos donde ocurrieron casos de carbunclo, se debe proceder ala eliminación de los cadáveres de los animales muertos y del material contaminado, de acuerdo al manual de procedimientos de SENASA, que consiste en realizar un “tapado controlado”; mediante el cual, tomando previamente todas las precauciones respecto a la bioseguridad personal, se debe rociar, con un aspersor, al cadáver y sus alrededores, con una solución de formol al 5% (250ml de formol 40% en 5 litros de agua).
Posteriormente, desplegando un polietileno negro (agropol) de 6 metros de largo por 3 metros de ancho, se tapa el cadáver, fijando el plástico con tierra, extraída a pala de los bordes del nylon. Una vez concluido el procedimiento, tanto el nylon como la tierra que lo fija, deben rociarse con la solución de formol, para que actúe como repelente de posibles animales carroñeros.
El tiempo que debe permanecer activo el tapado controlado es de 240 a 260 días (un año), lapso durante el cual se destruye toda la materia orgánica, quedando solamente los huesos. Transcurrido este período de tiempo, se procede a la desactivación por quemado, tomando todas las medidas de seguridad antes de iniciar el fuego. Se deben efectuar tres aberturas en el polietileno, una a la altura de la cabeza, otra en el medio y la última en el cuarto posterior, en las que se vierte aproximadamente 5 litros de gas oíl, repartidos entre las tres. Se enciende y se quema a fondo hasta que no se aprecien restos óseos. Por último, una vez frío, se rocía con la solución de formol al 5% la totalidad del terreno dónde se realizó el tapado controlado.
Ante cualquier duda, consultar con su veterinario de confianza.