A lo largo de estos últimos 15 años, al rubro de la carne se le han realizado diversos diagnósticos, y un denominador común en ellos es la recomendación de incrementar la masa ganadera, ya que existiría el potencial para hacerlo. Surge entonces la pregunta del por qué no se ha avanzado en esta línea.
Lo cierto es que para que ello ocurra deben primero conjugarse varios factores. El primero es la base alimenticia, esto es que las praderas produzcan el suficiente forraje (cantidad y calidad) necesario para cubrir las necesidades de los animales. En este sentido, podemos destacar la existencia ya por muchos años del programa de recuperación de suelos, que ayuda a mejorar su fertilidad e indirectamente a incorporar especies forrajeras de mayor potencial productivo.
Lo segundo tiene que ver con el manejo del rebaño de crianza. Y en este punto, es importante destacar la adecuada elección del tipo de animal (que se ajuste al alimento disponible, al clima y geografía predial). En tal sentido, llama la atención la diversidad de razas bovinas presentes en el país, contando con una existencia de cabezas tan baja (haga usted sus cálculos, no son menos de 15). Esto sin duda complica el manejo, la homogeneidad del producto y la consistencia del mismo.
Independiente de aquello, otro punto muy importante es manejar adecuadamente la condición corporal de las vacas y vaquillas, por el impacto que esto tiene en el manejo reproductivo y en consecuencia en la rentabilidad de la crianza. Acá, una falencia evidente es la falta de registros, o bien el escaso análisis de éstos cuando están disponibles.
Y un último punto dice relación con el manejo y selección de los toros, variable que profundizaremos a continuación.
En Chile, la monta natural es todavía una práctica muy común en producción de carne, aun cuando el uso de la inseminación artificial ha adquirido mayor relevancia durante los últimos años. Sin embargo, la selección de toros en general no se realiza con criterios técnicos, sino más bien por el fenotipo del animal (su apariencia general), sin considerar otras importantes variables que abordaremos en este artículo.
Como el lector podrá imaginar, no todos los toros son iguales en términos de su calidad reproductiva y, como reza el dicho, a veces “las apariencias engañan”. En este sentido, estudios nacionales indican que entre un 15 a un 20% de los toros no son aptos para reproducción por diversos motivos. En efecto, Gática (1997) reportó que 11,4% de los toros evaluados en su estudio no eran aptos para reproducción. Lo anterior implica que cerca de 8.000 toros están causando problemas de infertilidad en Chile y, con ello, reduciendo la rentabilidad de los crianceros y la disponibilidad de animales para los engorderos.
¿QUÉ TAN IMPORTANTE ES EL TORO?
La fertilidad individual del toro es mucho más importante que la de la vaca, ya que si bien ambos aportan un 50% del material genético de cada cría (ternero/a), cada toro cubre no menos de 15 y hasta posiblemente 100 hembras anualmente, lo que indudablemente impacta el avance genético del rebaño. Así entonces, un 80 a un 90% del cambio en la genética del rebaño (mejoramiento de la población) corresponde al toro que se seleccionó para el rebaño. Por el contrario, un mal toro causará un gran impacto negativo, y aún más en caso de estar enfermo (enfermedad de transimision sexual).
¿EN QUÉ DEBEMOS FIJARNOS?
Básicamente hay tres factores que se deben considerar a la hora de seleccionar un toro. Lo primero es un examen anatómico, que incluye revisión de patas y pezuñas, aparato reproductivo y circunferencia escrotal (Cuadro 1).
Lo segundo es que esté libre de enfermedades, especialmente aquellas de transmisión sexual como trichomonosis (Tritrichomonas foetus) y campylobacteriosis bovina (Campylobacter fetus), las que causan muerte del embrión, abortos y reducción de la fertilidad en la hembra, pero siendo el toro asintomático y portador crónico de la infección.
Un tercer aspecto a considerar es la capacidad de servicio. La prueba se define como la cantidad de servicios que un toro realiza en un período de encaste a campo de 21 días, y este comportamiento es posible de estimar con más de un 90% de exactitud por el número de servicios que completa en una prueba estandarizada a corral durante 20 minutos (fue desarrollada en año 1975 por Blockey en Australia). Consiste en colocar una vaca en un cepo y observar cómo es montada por el toro y, además, se cuenta la cantidad de saltos que realiza cada toro en un determinado tiempo. Sirve para identificar los toros más aptos para el servicio natural y es un método eficiente para detectar defectos locomotores, de prepucio, observación de temperamento, libido y anomalías del pene. Es muy importante diferenciar entre monta y servicio. Solo hay servicio cuando hay golpe de riñón (estocada, empuje), que se corresponde con la eyaculación. Si no hay golpe de riñón no es servicio, es monta.
Cuadro 1: Clasificación de toros en función de su circunferencia escrotal y edad.
En Chile la selección de toros, en general, no se realiza con criterios técnicos, sino más bien por el fenotipo del animal, sin considerar otras importantes variables.
Cuadro 2: Determinación de Potencial de Encaste.
Según la cantidad de servicios que el toro completa, se lo clasifica en baja CS (0 - 1), media (2 - 3), alta (4 - 6) y muy alta (+ de 7). En toros vírgenes se debe realizar una reprueba, ya que muchos, por su inexperiencia sexual son clasificados de baja CS. Tomando en cuenta la capacidad de servicio (CS) y la circunferencia escrotal (CE) se determina el llamado potencial de encaste (PE), que permite determinar la cantidad de hembras ciclando en 21 días que ese toro podrá servir obteniendo excelentes resultados de preñez.
Estudios nacionales indican que entre un 15 a un 20% de los toros no son aptos para reproducción por diversos motivos.
Luego, si un toro tiene, por ejemplo, CS=6 y CE=34, su potencial de encaste es de 60 hembras y no de 80. En otras palabras, su capacidad de producción de semen es suficiente para 80 hembras, pero no logrará servirlas a todas en el período de 21 días. Si por el contrario, un toro tiene una CS=9 y CE=31, su potencial de encaste será de 50 hembras, ya que esa CS le permitirá servir 75 hembras pero no producirá semen suficiente para lograr preñarlas a todas.
¿CUÁNTAS HEMBRAS ES CAPAZ DE SERVIR UN TORO?
Los libros clásicos de producción de carne señalan una relación de 1:25. Pero eso es actualmente poco eficiente. Por ejemplo, en USA la relación toro:vacas es de 1:44 a 1:60, en el caso de Australia es de 1:40 a 1:75, y en nuestra vecina Argentina se han reportado relaciones de 1:100, en todos los casos con un 90% preñez.
Un buen indicador de la capacidad del toro está dado por su circunferencia escrotal. Por ello, actualmente se recomienda una relación de 1:60 en toros adultos (>24 meses) e idealmente con 34 cm de circunferencia escrotal y con una buena capacidad de servicio o monta. En todo caso, debe también considerarse la topografía y tamaño del potrero, así como la experiencia del animal. En el caso de los toros jóvenes estos valores son más bajos. El cuadro 1 presenta los valores de circunferencia deseables para toros y toretes.
¿QUÉ FACTORES INFLUYEN EN LA FERTILIDAD DEL TORO?
Como el lector podrá imaginar, son varios los factores que afectan la fertilidad y aptitud reproductiva del toro, destacando: producción de semen (estimado a través de la circunferencia escrotal), porcentaje de espermios normales, motilidad de espermios, normalidad del aparato reproductor, estado de salud y físico del toro, su habilidad de apareamiento y libido, la edad del toro, su interacción con otros toros y, finalmente, su condición corporal. Esto último porque durante el período de encaste el toro puede llegar a perder entre 50 y hasta 130 kilos de peso vivo, por lo que es necesario contar con un adecuado plan de alimentación previo, durante y después de la época de encaste.
Cuadro 3: Efecto del peso destete y porcentaje de destete sobre kilos producidos por vaca encastada.
¿VA A COMPRAR TOROS?
Si va a comprar toros, no olvide programar con anticipación la compra y llevar los toros (o el toro) al predio idealmente con un mes de anticipación al período de encaste (como mínimo). El objetivo es introducirlo(s) al rebaño de toros (si existe), para que se generen las jerarquías sociales, cuidando de que el potrero sea lo suficientemente grande. Si están gordos, reducir el consumo de energía en la dieta. En el caso de los toros jóvenes, deben seguir ganando peso, pero a un ritmo menor. Tampoco deben estar con sobrepeso o con una condición corporal muy alta.
En resumen
Recuerde que, el porcentaje de terneros destetados combinado con el peso de destete, es el factor más importante que influye en la rentabilidad de la crianza (Cuadro 3). Asimismo, el número de vacas preñadas durante la temporada de encaste tiene un importante efecto sobre este indicador, y el rol del toro aquí es también importantísimo. El peso del destete es más bien función de la habilidad materna, producción de leche y su manejo nutricional. Por lo tanto, la rentabilidad de una operación está directamente ligada a la capacidad de reproducción del toro. Así por ejemplo, vemos que pesos de destete de 250 kg pueden variar significativamente en la cantidad de kilos cosechados por vaca si el procentaje de destete fue 50 o 90% (diferencia de 100 kilos).