Introducción
El ganado de cría lo constituyen los hatos vacunos dedicados a la obtención de terneros, para ser destinados fundamentalmente a la producción de carne. Las razas mayoritarias que componen los rebaños de cría son la Cebú, la Charoláis, los cruces de estas razas y pequeños hatos de otras razas como la Santa Gertrudis, la Criolla, Crimousín y otras cuyo número no es significativo. La potencialidad para producir carne de los rebaños de cría esta determinada por la cantidad de terneros que se destetan anualmente, la supervivencia de los rebaños, la tasa de reemplazo, la velocidad de crecimiento de los terneros y de la productividad de las razas que se explotan.
Los factores que determinan la eficiencia productiva de los rebaños de cría, están relacionados con las alternativas reproductivas que se apliquen, con la productividad que se logre y con la capacidad de alimentar a los rebaños (Benítez y col. 2009b). En la región oriental cubana, existe el genofondo cubano más importantes de razas especializadas para la producción de carne, con más de 1667 reproductoras de las razas Charoláis, 934 Criollas, 2286 Cebú y 1024 Santa Gertrudis, que potenciadas convenientemente en los sistemas de cría y ceba, constituyen capacidades inestimables para rescatar la eficiencia de la producción de carne vacuna en el país, y lograr indicadores de rendimiento y calidad que cumplan las normas internacionales de calidad (Benítez 2009a).
Materiales y Métodos
Se analizó el comportamiento productivo de las hembras en la reproducción de las razas charolais, criollas y cebú, en la empresa pecuaria Manuel Fajardo de la provincia Granma. La reproductoras se mantuvieron en fincas de 120 reproductoras, organizadas en 3 grupos en sistemas de pastoreo rotacional suplementado con forraje durante la seca, que se suministró atendiendo a los resultados de los respectivos balances alimentarios operativos mensuales. Se utilizó la técnica de inseminación artificial para la gestación de los rebaños y se les controló a cada reproductora su comportamiento reproductivo, se asentaron los períodos reproductivos en la tarjeta individual de cada vaca y el peso al nacer y destete de cada ternero así como su identificación. De idéntica forma se analizaron los registros del comportamiento de las estaciones de producción de sementales, los que se mantuvieron en fincas de 93,94ha en pastoreo rotacional complementado con forrajes en la seca y suplementos según el balance alimentario, en la época seca para las razas criolla y cebú y durante el año en la raza charoláis. Para el análisis estadístico de los datos, se aplicó diseño completamente aleatorizado, con arreglo factorial, que controló los efectos de raza, año y mes para determinar el comportamiento productivo de las hembras en la reproducción. Las medidas controladas fueron: los períodos reproductivos; el peso de los terneros al nacer y al destete. Se utilizó la prueba de Neuwan Keuls para la comparación de medias, (Statsoft, 1999).
Resultados
En la tabla 1 se muestra el comportamiento productivo de las tres razas estudiadas. Las diferencias encontradas en el presente trabajo, están relacionadas con las diferencias en la suplementación que recibieron los rebaños dado que las razas cebú y criollo no se suplementaron con concentrados durante las lluvias y esto influyó en las ganancias de pesos observadas, aunque debemos destacar que, a medida que es más pesado el ternero al nacer, mayores son los pesos tanto al destete como al finalizar la ceba independientemente de la raza y que se utilice concentrado o no , apoyado en una buena oferta en calidad y cantidad de pastos y forrajes que permitan cubrir los requerimientos de los animales, permitiendo a estos un crecimiento adecuado, (Benítez y col, 2009a). La capacidad de producción de carne de los rebaños de razas especializadas, depende en primera instancia de su capacidad para reproducirse, de la habilidad materna y del progreso genético, que está condicionado por el intervalo en que se suceden las generaciones e influenciado por los factores edafoclimáticos. (Pedroso y col, 1997; Benítez y col, 2004).
En la figura 1 se muestra la incidencia de la natalidad en la producción de carne de tres razas vacunas en el Valle del Cauto.
Cuando se evalúa integralmente la productividad de los sistemas ganaderos, la producción de carne se incrementa a medida que lo hace la natalidad de los rebaños, es decir, que estos factores son directamente proporcionales a las ganancias de estos sistemas de producción, permitiendo implementar las tecnologías que propicien la mejora de las producciones. En el proceso de ceba solo se genera el 36% de la producción total de carne en pie que se produce en el sistema evaluado integralmente, ya que el 43% del peso que procede de la ceba, se genera como terneros en los rebaños en la reproducción, por tanto la clave del éxito se encuentra en el buen manejo del rebaño de las reproductores incluyendo la alimentación (Iglesias y col. 1990).
En el gráfico 2 se muestra la influencia del mes de inicio de la ceba sobre le peso final que se obtiene. En los sistemas tradicionales de ceba en pastoreo, los animales procedentes de los rebaños de cría demuestran capacidad de crecimiento y la posibilidad de obtenerse animales competitivos para cualquier sistema de control de la calidad, si se crean las capacidades para esto.
Figura 1.- Incidencia de la natalidad en la producción de carne de los sistemas ganaderos de tres razas vacunas en el Valle del Cauto.
La época en que se gestan los rebaños de cría se asocia al comportamiento en la natalidad, la calidad en los terneros que se producen y a la disminución de las pérdidas (Santiago, 1989; Pedroso y Roller 1998), lo que se asocia al rendimiento y calidad de los pastos, que constituyeron la base de la alimentación de estos rebaños (Ray 2000). Cuando la ceba se inició al final de las lluvias o en los meses de inicio de la temporada poco lluviosa, los pesos finales fueron significativamente superiores a los que iniciaron la ceba en el resto del año. Esto se relaciona al aporte relativo del suplemento concentrado a la ración, durante los primeros meses de ceba, que osciló alrededor del 30 % de la capacidad de ingestión de los animales, lo que influyó en la conversión de alimentos y mitigó la reducción de la disponibilidad y calidad del pasto en este período. Los animales arribaron a la época lluviosa con suficiente peso vivo y capacidad de ingestión, para aprovechar eficientemente el pasto, y a su vez disminuyeron las necesidades relativas de nutrientes por unidad de peso metabólico, lo que favoreció la respuesta productiva, con relación a los animales que inician la ceba al inicio de la época lluviosa y lo terminan en la época contraria, donde se deprime el aporte del pasto y disminuye el aporte relativo del suplemento concentrado a la ración (Valdés y Senra 1999; Ray 2000).
Figura 2.- Influencia del mes de inicio de la ceba sobre el peso final, (covariables peso inicial y edad final de los toros).
Si se tratan convenientemente, cada uno de los procesos ganaderos que determinan la productividad de los rebaños y se crean las capacidades para la ceba vacuna eficiente, los rebaños de razas carniceras existentes en la región oriental, constituyen herramientas y oportunidades inestimables para la recuperación ganadera cubana.
Conclusiones
Si se crean las capacidades para la explotación eficiente de los rebaños de las razas carniceras existentes en la región oriental del país y se introducen las tecnologías adecuadas según el objetivo productivo del ganado, Se pueden obtener mayores volúmenes de producciones de carne que permitirán la recuperación ganadera en Cuba.