Hoy en día la reducción de metano en rumiantes, especialmente aquel producido a través de eructación está en experimentación. Resultados positivos existen a ese nivel, sin embargo en la practica es otro verso.
Por ejemplo, la utilización de algas marinas en la ración de vacas lecheras en la Universidad de California ha resultado con reducciones de hasta 80% de CH4, con la inclusion de 3 onzas diarias de estos aditivos (algas marinas).
Se está experimentando también con vacunas que producirían una respuesta antigénica dirigida a reducir las bacterias metanógenas encontrados en el rumen.
Se ha observado que hay líneas genéticas de vacas, por ejemplo, que producen menos CH4 que otras, lo que ha abierto la posibilidad de selección genética a largo plazo.
El problema que la mayoría de los investigadores encuentran con estos productos es "consistencia", algunos de ellos trabajan muy bien an algunos animales en otros no lo hacen, o sea que a nivel de rebano, todavía hay un largo camino que recorrer.