CULTURA EMPRESARIAL GANADERA
19 de noviembre de 2008
Cordial saludo para todos los lectores de mi artículo, así como a los participantes de este nutrido foro de sana y abierta discusión.
He leido atentamente todos los comentarios aquí publicados. Por una parte, encuentro que una gran mayoría se sienten agradecidos con nuestra generosidad al compartir tan abiertamente la información publicada en el respectivo artículo, especialmente por el amplio acompañamiento fotográfico que da cuenta de la realidad de estos trabajos realizados por nuestra entidad. Por otra parte, encuentro una minoría que se divide en dos, un muy pequeño grupo de oportunistas que desea promover sus servicios aprovechando el escenario, contra quienes no tengo ninguna objeción puesto que esta es una web de libre expresión, aunque desearía que mostraran un poco más de respeto por la propiedad intelectual y material ajena. El otro grupo, mucho menor, pero al cual si deseo condenar, es a aquellos comentaristas que por conceptos personales, seguramente alimentados por comentarios del vos populi carente de argumentos sólidos, enmascaran sus relatos y participación en este foro, ante poniendo la frase críticas constructivas, pero que al final evidencian su escepticismo y su deseo por obstaculizar el desarrollo del sector ganadero con sus comentarios malintencionados y cisañosos que siembran la duda entre los que si creen en los procesos de tecnificación de la ganadería nacional y de otros países del trópico en vía de desarrollo.
Quiero añadir un comentario adicional: Quien no conoce su historia está obligada a repetirla.
Y amplio este viejo adagio de la siguiente manera: Me siento en verdad indignado al encontrar comentarios negativistas o malintencionados que pretenden poner en duda todo un trabajo serio y profesionalmente dirigido, cuyas bases están puestas en argumentos sólidos.
La humanidad va en retroceso y espejismo es creer que la llamada evolución de la ciencia no es otra cosa que un descubrimiento de lo que ya estaba inventado pero que nunca nos percatamos de que estuvo allí desde siempre por envanecernos en nuestros propios razonamientos, creyendo que los humanos tenemos más razón que nuestro creador. Nuestra sabiduría es como una muy pequeña partícula de agua en comparación con la inmensidad de los grandes océanos, si la comparamos con la sabiduría de quien alguna vez nos imagino y decidió crearnos.
En La Biblia, epístola que el Apóstol Pablo dirigió a los Romanos unos años después de la muerte de Jesús, encontramos el siguiente relato: La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de aquellos hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios mismo nos lo hizo manifiesto: Lo visible de él, su eterno poder y deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y SE PUEDE DISCERNIR POR MEDIO DE LAS COSAS HECHAS. Por lo tanto, no tenemos excusa para negar la existencia, poder y deidad de Dios, ya que, habiendo conocido a Dios no lo glorificamos como tal, ni le damos gracias. Al contrario, nos envanecemos en nuestros propios razonamientos, por lo cual nuestro necio corazón es entenebrecido. Pretendiendo que somos sabemos, en realidad cada vez nos hacemos más necios...
La perdición y corrupción que hoy agobian al mundo, no son más que la consecuencia de nuestra absurda necedad de creer que somos fruto de la naturaleza, que no hay un Dios creador y que todo lo que vemos a diario es producto de una explosión cósmica o de una evolución de las especies que la misma ciencia aún no se atreve a asegurar debido a los grandes vacíos para fundamentar tal teoría. Nos hemos creído más sabios que nuestro propio creador, y ni siquiera abriendo los ojos cada mañana para contemplar las indiscutibles maravillas de la naturaleza que dan cuenta de la existencia de un Dios soberano sobre su creación, ni aún así, queremos dar crédito a Dios como máxima autoridad y dueño absoluto de todo lo visible y aún de lo invisible (lo que aún no nos es revelado - lo que aún no hemos logrado descubrir). Al buen entendedor, que entienda lo profundo de estos párrafos.
De la misma manera, quienes en vez de retener lo bueno del artículo y aportar soluciones complementarias, se dedican a hacer sobresalir su análisis negativista y a sembrar cizaña para crear un ambiente de duda y escepticismo en los lectores y foristas, y peor aún, en los ganaderos que si le apuestan al cambio, ni siquiera viendo los ejemplo reales de casos de campo exitosos con programas rigurosamente dirigidos por profesionales de las ciencias agropecuarias con años de trayectoria investigativa y un arduo trabajo con alta inversión intelectual, física, emocional, espiritual, e incluso económica, de la mano de productores con mente abierta al cambio, ni siquiera así nos dan crédito.
Finalizo diciendo que no tengo un alto nivel económico. Soy un profesional independiente comprometido con el gremio, más por pasión con responsabilidad social, queriendo administrar lo más correctamente posible todo lo que Dios ha puesto en mis manos. No me creo más sabio que nadie y no quiero pasar por encima de nadie. Por eso he preferido dejar de lado el egoísmo y poner a ojos vistas todo lo que he podido aprender en mi ejercicio profesional. Hasta ahora no he trabajado con ganaderos que tengan alto poder adquisitivo, o que les sobre el dinero, o que utilicen su negocio ganadero como fachada. A quienes Dios me ha dado la gracia de acompañar profesionalmente en la ejecución de sus programas ganaderos, son personas naturales, completamente normales, que han querido invertir en tierras que en su gran mayoría recibieron por herencia o que ven en el campo una buena alternativa de inversión para su futuro independiente. por ello me cuido mucho de proponer ilusiones o espejismos como algunos prefieren denominar nuestro trabajo.