Introducción
El correcto calostrado de los terneros es clave para disminuir el riesgo de morbilidad y mortalidad. Para ello, es necesario garantizar el consumo de una adecuada cantidad de calostro de buena calidad en las primeras horas de vida. El objetivo de este trabajo fue evaluar la calidad de calostros y la transferencia de inmunidad pasiva (TIP) en terneros de la cuenca lechera de Villa María, Provincia de Córdoba.
Materiales y Métodos
Se trabajó en 6 establecimientos lecheros vinculados en su labor a una misma empresa. Se realizaron encuestas sobre prácticas de calostrado a los operarios, análisis de calidad de calostro de vacas primíparas (P; n=14) y multíparas (M; n=18) y estimación de la TIP en los sueros de sus terneros (n=25). En los calostros se determinó el contenido de sólidos totales (ST), materia grasa (MG) y lactosa (LAC) mediante espectrofotometría infrarroja; contenido de proteína totales (PT) con kit Pierce BSA; y recuento de coliformes totales (RCT) según ISO 6887 (2004). La composición inmunológica de calostros y de sueros de terneros de entre 2-5 días de vida fue estimada por refractometría digital (RD) y se cuantificó la Inmunoglobulina G Total (IgG Total; ELISA sándwich). Los calostros se clasificaron en alta (A), regular (R) y baja (B) calidad inmunológica, según Morrill et al. (2012).
Los datos se analizaron mediante análisis de la varianza. Las medias se compararon mediante el test LSD Fisher (α ≤ 0,05).
Resultados y Discusión
El 71,73% de los establecimientos encuestados suministraba a la cría calostro fresco de su madre y, ocasionalmente, calostro descongelado. El 71,4% realizaba una rutina de ordeñe (mecánico) completa. Todos poseían banco de calostro a -20 °C, sin identificación ni estimación de sus calidades. El 71,4% los almacenaba en botellas de 2-2,5 L recicladas. El 57,1% congelaba calostros únicamente de M. Todos seguían la técnica de baño María para descongelarlos, pero solo uno monitoreaba la temperatura. La dosis de calostro que ofrecían variaba entre 2 a 4,5 L en 1 a 2 tomas, siendo la primera después de las 6 h de nacido en el 57,1% de los casos. Ninguno evaluaba TIP. La mitad de los operarios no había recibido capacitación en calostrado.
La composición química, microbiológica e inmunológica no presentó diferencias entre los calostros de P y M (P> 0,05). La MG se encontró dentro de los valores de referencia, mientras que ST, PB y LAC resultaron inferiores (Davis y Drackley, 1998; Tabla 1). El RCT fue de 4,52 ± 1,0 Log UFC/ml, presentando el 47% de las muestras un valor satisfactorio (< 4 Log UFC/ml; Godden, 2008).
La estimación de anticuerpos de los calostros (Tabla 2) por RD arrojó 26,27 ± 6,91° Brix, siendo el 75% de las muestras de calidad A (> 22°Brix). Mientras que IgG Total arrojó resultados de 42,01 ± 7,92 mg IgG total/ml, con solo 15,6% de calostros de calidad A (> 50 mg/ml). El coeficiente de correlación (R) entre ambas técnicas fue de 0,56 (P< 0,001), similar a lo reportado por Quigley (2013) y Morrill et al. (2012) e inferior a Giammarco et al. (2021).
La TIP estimada por RD fue del 8,4 ± 1,09 °Brix, presentando el 24% de los sueros valores adecuados (> 9°Brix). Se obtuvo una media de 5,41 ± 2,56 mg de IgG total/ml, superando una sola muestra el valor considerado adecuado (10 mg/ml) (Godden, 2008).
Tabla 1. Composición química de calostros de vacas primíparas (n=14) y multíparas (M; n=18).
Tabla 2. Distribución de frecuencias de calostros de vacas primíparas y multíparas, clasificados por técnicas de refractometría digital (RD) y cuantificación de IgG total (CIgG).
Conclusiones
Los valores medios de calidad composicional (excepto MG), microbiológica e inmunológica de los calostros provenientes tanto de vacas P como M, no fueron adecuados, consecuentemente la TIP fue deficiente en los terneros evaluados. Se recomienda generar capacitación a los productores y operarios, para lograr la adopción de buenas prácticas de manejo con monitoreo de las mismas a los fines de mejorar la transferencia de inmunidad pasiva.