INTRODUCCIÓN
Las estadísticas publicadas recientemente indican que el porcentaje de natalidad en el hato vacuno, dedicado a la producción de carne en pastoreo extensivo en América Tropical, es del 50% anual, lo que no le permite crecer, puesto que escasamente produce las novillas de reemplazo anual que demanda el descarte anual de las vacas del hato.
Los estudios financieros indican que un hato con menos del 70% de natalidad (equivalente a 17 meses o a 520 días de Intervalo entre partos o entre concepciones) no puede pagar un crédito bancario. (CORFOGA, 2000).
Para el año 2050 la población humana mundial se estima será de, al menos, 9 millardos (miles de millones) de habitantes, lo que, con relación al consumo actual, aumentará hasta en un 60% su demanda por alimentos para el consumo humano (FAO, 2014).
Se estima que existen actualmente 132 millones de vacas (40% del hato), sobre una población total estimada en 330 millones de bovinos en América Tropical, que equivalen al 23% del hato mundial y que pastorean en 400 millones de hectáreas de pasturas, degradadas actualmente en un 60% (FAO, 2012.; CIAT, 2012.).
Ojalá el potencial productivo de la tierra agrícola del mundo se mantenga, al igual que la disponibilidad de fuentes de energía, agua para riego y bebida, fertilizantes, abonos orgánicos y demás insumos, indispensables para aumentar la producción de alimentos para el consumo humano y animal.
El incremento en los precios de la tierra, sus altos costos de adecuación, infraestructura, maquinaria, equipos, semovientes, insumos, transporte y mano de obra, y las adversas y cada vez más inestables condiciones económicas y climáticas en América Tropical, obligan a la intensificación y demandan una alta rentabilidad de la empresa agropecuaria.
Se deberían implementar sistemas amigables con el ambiente, frenar la degradación de los suelos en pasturas y en cultivos forrajeros, sortear la menor calidad y escasez del agua para bebida y riego y mitigar el efecto de la ganadería sobre el calentamiento global, sobre el cambio climático y sobre la presentación de eventos climáticos extremos, cada vez de mayor frecuencia e intensidad (Botero, 2012).
VARIACIÓN ESTACIONAL DE LAS PREÑECES EN EL GANADO VACUNO
Entre los aspectos más estudiados en la ganadería tropical está la influencia de las estaciones climáticas (lluvias y secas) sobre la incidencia de las preñeces en el ganado vacuno, bufalino y en rumiantes menores para cría, manejados en pastoreo.
Esto, con o sin la influencia del pastoreo, corte, conservación y acarreo de gramíneas y de leguminosas y/o de otras plantas herbáceas, arbustivas, arbóreas, palmas, bambúes y plantas acuáticas forrajeras, nativas y/o introducidas, suplementación o no con sal mineralizada, con o sin el suministro de Nitrógeno no Proteico – NNP, de forrajes conservados como heno, henolaje, ensilaje, forrajes amonificados, o de granos o subproductos de cereales u oleaginosas (Botero, 1986, 1993; Kleinheisterkamp, et.al 1981; Botero y Hernández, 1996).
El inicio de la época de lluvias tiene una influencia muy marcada en la ganancia de peso compensatorio, el que se refleja en una mayor condición corporal e igualmente en la mayor incidencia de celos y preñeces, dándose una estacionalidad reproductiva natural en las vacas, al venir de una época de sequía, donde se presenta una pérdida severa de peso, debida al inicio estacional natural de la lactancia y a la baja disponibilidad y calidad que poseen los forrajes durante la época seca (Kleinheisterkamp y Botero 1979a, 1979b; Gómez, et. al. 1984; Botero, 1985, 1989a, 1992a, 1992b, 1992c, 1992d, 1993, 1995, 1996, 2012a. Botero y De Alba, 1990. Lopera, et. al, 2013).
En el caso de los eventos productivos y reproductivos en las vacas interesa principalmente definir con anticipación, una vez se confirma la fecha de preñez, en que fechas deberán ocurrir el parto y el destete y la expresión de su eficiencia económica en la forma de variables productivas contables.
En estos casos, el uso del calendario permite estimar dichas fechas, que son indispensables para generar las variables de eficiencia económica anteriormente mencionadas.
EL CALENDARIO
Existen varias formas de saber el número de días que posee cada mes del año. Entre ellas revisar un calendario impreso del año, utilizando los nudillos de la mano o en la forma de un verso: Uno de los versos, aprendido de mi madre, dice: “30 días trae noviembre, con abril, junio y septiembre, de 28 solo hay uno (febrero) los demás de 31” (Botero, 2012b).
*NOTA 1: Tomando como referencia el año bisiesto 2020, cada cuatro (4) años (atrás – 2016, o adelante - 2024), habrá un nuevo año bisiesto, en cada uno de los cuales al mes de febrero se le asignan 29 días (365,25 días x 4 años ═ 1 día más cada 4 años). Los próximos años bisiestos serán el 2024; 2028; 2032; 2036; 2040; 2044; 2048; 2052, etc. En vacas de razas europeas o criollas la duración de la gestación es de entre 280 – 282 días; en vacas con influencia racial cebuína dominante (90% del hato vacuno en pastoreo en América Tropical), se le suman 285 - 290 días de duración a la gestación, y 310 - 320 días a cada búfala, a la cifra acumulada en la columna al final de cada mes, al momento de la preñez confirmada. Al promediar los días de cada mes esto da (365,25 ÷ 12 ═ 30,4 días/mes).
NOTA 2: Para calcular la fecha del destete, a la cifra equivalente a la fecha confirmada del parto en días acumulados en la columna al final de cada mes se le suman 243 días (si el ternero o el bucerro se desteta con ocho (8) meses de edad). Únicamente en el caso de que la suma sea mayor de 365 días, esta misma cifra (365) se resta y da la cifra que corresponde con la fecha de cada evento (parto o destete) al año anterior o siguiente. Para calcular la fecha de concepción, a la cifra que corresponde con la fecha de confirmación de la preñez (febrero 11 = día 42 de cada año), se le restan los días que faltan hasta sumar los días acumulados de preñez (120 días – 42 días = 78 días) y los días faltantes se restan de abajo hacia arriba (de diciembre hacia atrás) en la columna de los días acumulados al final de cada mes, y luego se calcula la fecha de concepción para cada vientre.
Ejemplo: Si una vaca cebuína se palpó el 11 de febrero del año 2015 (día 42) con 120 días (4 meses) de preñez (día 42 – 120 días = 78 días) (365 – 78 días = día 287, su concepción fue el 14 de octubre del año 2014). Parto (287 + 285 = 572 – 365 = día 207 = 26 de julio del año 2015). Destete (207 + 243 = 450 – 365 = 85 = 25 de marzo del año bisiesto 2016).
NÚMERO DE PERÍODOS REPRODUCTIVOS ESTACIONALES POR AÑO
Un solo período reproductivo estacional por año
Aunque no es igual en todos los ecosistemas, la monta y/o la inseminación artificial estacionales únicas o conjuntas en cada año se iniciarían con las lluvias el 1 de abril o mayo y terminarían el 31 de julio o agosto, con 122 días o cuatro meses de duración del período de reproducción estacional para cada año. La reproducción estacional única, entre estas fechas, con duración promedio de la gestación de 285 días en vacas cebuínas, daría lugar a partos que se iniciarían entre el 11 de enero hasta el 12 de mayo del año siguiente. La vaca que tiene su parto el 11 de enero tendría hasta el 31 de julio, (un máximo de 201 días posparto) para reconcebir o volverse a preñar (201 días abiertos + 285 días de gestación = 486 días de IEP (365 ÷ 486 = 75% de natalidad). La última vaca, que tiene su parto el 12 de mayo, tendría hasta el 31 de julio para reconcebir (un mínimo de 80 días posparto, lo que corresponde con dos ciclos estrales, después de la involución uterina ocurrida cerca de los 40 días posparto).
En caso de que las vacas lactantes no reconciban, es mejor engordarlas después del destete, luego venderlas para sacrificio y sustituirlas por novillas de vientre de remplazo con preñez confirmada.
Potencial de natalidad en las vacas y fechas de destete de los terneros nacidos como producto de un solo período reproductivo estacional cada año
En estos casos hay que definir la duración de la lactancia de los terneros. Para los terneros que se destetan con 8 meses de edad (30,4 días x 8 meses = 243 días), sus fechas de destete se iniciarían a partir del 11 de septiembre y hasta el 10 de enero del año siguiente, en el caso de un solo período reproductivo estacional anual con duración de cuatro meses.
En este caso específico, es más fácil que la vaca que desteta su ternero en septiembre pueda recuperar su condición corporal, ya que, después del destete, le sigue un período de alta disponibilidad y calidad de forraje, a diferencia de la vaca que desteta su ternero en enero, que es cuando generalmente ya se inició la sequía anual, con baja disponibilidad y calidad de forrajes (Morales, et al, 2015; Botero, 1989b; 2012b).
Dos períodos reproductivos estacionales por año
Se pueden hacer dos períodos de monta o de inseminación artificial estacionales cada año. Como ejemplo, aunque no es igual en todos los ecosistemas: el primer período reproductivo estacional anual se podría iniciar el 1 de abril hasta el 30 de junio y el segundo período reproductivo estacional anual entre el 1 de octubre y el 30 de diciembre de cada año, con una duración de 91 días para cada período reproductivo estacional y con un total de 182 días o seis meses de reproducción para cada año.
Para el primer período reproductivo estacional anual sus partos se iniciarían a partir del 10 de enero y terminarían el 11 de abril del año siguiente. Para el segundo período reproductivo estacional anual sus partos se iniciarían a partir del 12 de julio y terminarían el 11 de octubre del año siguiente. En este caso, las vacas tendrían el chance de reconcebir en uno de los dos periodos de monta o de inseminación artificial estacional anual, durante el segundo o durante el cuarto trimestre de cada año, en este caso específico.
Potencial de natalidad en las vacas y fechas de destete de los terneros nacidos como producto de dos períodos reproductivos estacionales cada año
En el caso de tener dos períodos de monta y/o de inseminación artificial estacionales cada año, para los terneros nacidos como producto del primer período reproductivo estacional anual (a partir del 1 de abril hasta el 30 de junio), sus partos ocurrirían entre el 10 de enero al 11 de abril del año siguiente. Esto les permitiría, a esas mismas vacas, tener entre 80 a 170 días abiertos posparto para reconcebir y lograr un intervalo entre partos – IEP de hasta 455 días como máximo, que incluiría 170 días posparto más 285 días de gestación. Ello equivaldría a una natalidad mínima del 80% anual, que indica un índice de alta eficiencia reproductiva.
Las fechas de destete de estos terneros (con 8 meses de edad) ocurrirían entre el 10 de septiembre al 10 de diciembre del mismo año del parto, logrando un alto peso al destete, ya que tuvieron su lactancia durante toda la época de lluvias y habría que suplementarlos en pastoreo, confinarlos parcial o totalmente con forrajes conservados u otros suplementos, para que puedan continuar con una alta ganancia de peso, inmediatamente después del destete, al final de la época de lluvias e inicio de la época seca.
En el caso específico de los terneros concebidos como producto del segundo período reproductivo estacional anual (a partir del 1 de octubre y hasta el 30 de diciembre), sus partos ocurrirían entre el 12 de julio y el 11 de octubre del año siguiente, lo cual les permitiría, a esas mismas vacas, tener entre 80 y 171 días posparto para reconcebir, lo que les garantizaría lograr el mismo porcentaje mínimo de natalidad de alta eficiencia (80%), mencionado arriba para el primero de los dos períodos de monta anual.
Las fechas de destete anual para estos terneros estarían entre el 12 de marzo al 11 de junio del año siguiente, lo que les permitiría continuar pastoreando, logrando una alta ganancia de peso, con suplementación de sal mineralizada, NNP y pastoreo de praderas asociadas de gramíneas con leguminosas herbáceas, arbustivas o arbóreas, durante los seis meses restantes de la estación lluviosa.
Edad y peso de las novillas de remplazo a su primera preñez y parto
Una característica negativa de las ganaderías extensivas en el trópico americano es el lento crecimiento de las novillas de remplazo, las cuales al poder tener una mejor alimentación durante la fase de levante (Fonseca, 1992), logran el peso de empadre (320 kg a los 24 meses de edad) y su primer parto a una edad más temprana (34 meses), tienen por ello una vida útil más larga (cercana a 8 años) y un mayor número de partos y de crías destetadas durante toda su vida útil (CUADRO 1). Al tener dos períodos de monta y/o de inseminación artificial estacional anual aumentarían sus opciones de preñarse (Botero, 1991).
CUADRO 1. Ganancias de peso de novillas Cebú comercial, desde el destete hasta alcanzar el peso de empadre, en tres tipos de pasturas en el Piedemonte Amazónico del Caquetá, Colombia, Bosque Húmedo Tropical (BHT).
En una finca privada localizada en la sabana alta de los Llanos Orientales de Colombia a partir de 1980, se evaluó el desempeño reproductivo de 130 novillas divididas al azar en cinco grupos y levantadas desde el destete (9 meses) hasta el segundo parto (CUADRO 2). La fase de levante se realizó en una pastura asociada de gramínea y leguminosa herbácea (AS), o en pastura nativa sujeta al manejo tradicional del ganadero y en tres situaciones intermedias de pastoreo entre la pastura nativa y la pastura mejorada asociada con leguminosa. El Cuadro 2 muestra la edad al primer parto en cada uno de los cinco grupos y la edad al segundo parto, en los dos únicos grupos que lo lograron, durante el período de evaluación de cuatro años.
Se demostró que el pastoreo en pastura nativa durante la época seca y en pasturas mejoradas en asociación con leguminosas durante la época de lluvias, permite obtener resultados muy similares en eficiencia reproductiva, a los logrados en el pastoreo permanente de la pastura mejorada asociada con leguminosa. Los datos confirman la superioridad de la asociación Andropogon gayanus CIAT 621 con Stylosanthes capitata CIAT 1019 en ganancia de peso, capacidad de carga y desempeño reproductivo de los animales, en comparación con la pastura nativa. Consistentemente, se observó una diferencia de 100 kg de peso vivo a igual edad de las novillas, en favor de la pastura mejorada asociada con leguminosa y manifiesta la influencia del mayor peso en el aumento en la tasa de concepción de las novillas y en la reconcepción posterior de ellas mismas como vacas (CUADRO 2).
CUADRO 2. Promedio de edad al primero y segundo parto en novillas levantadas en pastoreo de pastura nativa o de una asociación Andropogon gayanus CIAT 621+ Stylosanthes capitata CIAT 1019 (AS) y en tres diferentes combinaciones de pastoreo, en la Altillanura Oriental de Colombia, Sabana Bien Drenada (SBD).
En trabajos experimentales realizados durante dos años en 16 fincas privadas de la Altillanura Colombiana, Kleinheisterkamp et al., 1981, encontraron que la reconcepción de las vacas lactantes que pastoreaban en pasturas nativas fue del 6,3% (CUADRO 3).
Al comparar la reconcepción de vacas lactantes ante un manejo mejorado de hatos experimentales de cría (suplementación con sal mineralizada con 8% de fósforo, destete a 270 días de edad del ternero, eliminación de hembras subfértiles, pastoreo en pasturas nativas de condiciones muy similares a las de las fincas privadas evaluadas, con una carga animal de 6 ha/UA y monta estacional, que se restringió a dos periodos anuales de 90 días en cada período), su reconcepción se incrementó al 24,5%.
Manteniendo el manejo mejorado de los hatos experimentales de cría y al dar acceso temporal (cuatro meses iniciales de la lactancia) a pasturas de Brachiaria decumbens CIAT 606 (0.8 ha/U.A.), y a 0; 700 y 2000 m2 de banco de proteína por vaca, e incrementar la carga animal de la sabana nativa a 5 ha/U.A., la reconcepción de las vacas lactantes se incrementó al 25,4%; 41,7% y 64,4%, respectivamente con el acceso a áreas crecientes de banco de proteína de la leguminosa Stylosanthes guianensis CIAT 136.
En conclusión, no se presentó incremento en la reconcepción de las vacas lactantes en la sabana nativa, al darles acceso a la pastura de gramínea mejorada pura. Sin embargo, fue bastante claro el efecto de áreas crecientes de acceso al pastoreo del banco de leguminosa, en el notable incremento de su eficiencia reproductiva (CUADRO 3).
El efecto de una mejor nutrición, sobre la eficiencia reproductiva del ganado, se comprobó también en un experimento con un grupo de hembras que estuvieron, desde la edad de un año, en pasturas mejoradas de Brachiaria decumbens CIAT 606. Inicialmente estas pasturas se suplementaron con sal mineralizada con 8% de fósforo y con un banco de Stylosanthes capitata CIAT 1019, que ocupaba el 15% del área total, pero desde el segundo año del experimento la gramínea mejorada constituyente de la pastura mejorada invadió el banco, convirtiéndolo en una asociación dominada por ella (CUADRO 4). La carga media anual fue de 1,2 animales/ha. Una vez alcanzado un alto peso para el primer empadre (420 kg), se inició la monta estacional, que se restringió a dos periodos anuales de 90 y 45 días respectivamente. En el CUADRO 4 se observa que el primer parto se presentó a los 48 meses de edad de los animales, o sea, a una edad similar a la requerida normalmente en los hatos tradicionales. Al disminuirse paulatinamente el intervalo entre partos (IEP), se presentó un aumento gradual de la natalidad para cada parto posterior. Es importante notar, que la mayor eficiencia reproductiva observada, estuvo relacionada con una reducción leve pero gradual en el peso de las vacas. Su única explicación fue la degradación paulatina de la pastura mejorada, puesto que, al renovarla, después de seis y medio años de pastoreo rotacional, las vacas recuperaron el peso que tenían como novillas, al momento de la primera concepción (Vera, R.R., 1990, comunicación personal).
Se ha comprobado, que los altos niveles de nutrición y la mayor condición corporal en las hembras vacunas, no solo incrementan su eficiencia reproductiva, sino que permiten la aplicación de prácticas de manejo como la reproducción estacional, que contribuyen a aumentar dicho rendimiento. Frecuentemente, cuando las hembras de vientre están en condiciones de subalimentación, la reproducción estacional no es viable y puede ser contraproducente (Botero, 1991).
CUADRO 3. Reconcepción de vacas lactantes en sabana nativa (SN), en fincas privadas o en condiciones experimentales – CNIA Carimagua, sumada a una pastura de Brachiaria decumbens (GM) CIAT 606 y con acceso a áreas crecientes de un banco de proteína (BP) de Stylosanthes guianensis CIAT 136, en la Altillanura Oriental de Colombia, Sabana Bien Drenada (SBD).
CUADRO 4. Pesos a la concepción, edad al parto, e intervalos entre partos de vacas en pastoreo en B. decumbens CIAT 606 y Stylosanthes capitata CIAT 1019 en la Altillanura Oriental de Colombia, Sabana Bien Drenada (SBD).
RESULTADOS DE INVESTIGACIÓN EN FINCAS PRIVADAS CON BAJAS PROPORCIONES DE PASTOS MEJORADOS
CUADRO 5. Desempeño de un hato de cría comercial, antes y después de la introducción de pasturas asociadas de Andropogon gayanus CIAT 621 y Stylosanthes capitata CIAT 1019 en el 5% del área total de la finca. Altillanura Oriental de Colombia. Sabana Bien Drenada (SBD).
El incremento de todos los parámetros productivos es notorio (CUADRO 5), utilizando únicamente el 5% del área de la finca en pastoreo estratégico de pasturas asociadas con leguminosas con las vacas lactantes durante la época seca.
COMO SACAR MAYOR PROVECHO DE LA INFORMACIÓN GENERADA POR LOS REGISTROS PRODUCTIVOS
Según la FIGURA 1 la duración del Intervalo entre Partos y del Intervalo entre Concepciones es exactamente igual, en días o en meses. El cálculo del Intervalo entre Partos demanda tener al menos dos fechas de parto contiguas en un mismo animal, así que una vaca de primer parto solamente genera la información del Intervalo entre Partos, cuando tiene su segundo parto.
Al calcular el Intervalo entre Concepciones una vaca genera su primera fecha de concepción, una vez que tiene su primer parto (285 días antes) y la segunda fecha de concepción únicamente al confirmarse su segunda preñez, mediante la prueba de Elisa, ultrasonido o palpación rectal. Por tal razón se obtiene mayor información en menor tiempo a partir del cálculo del Intervalo entre Concepciones. Este permite ejercer una mayor presión de selección sobre los vientres del hato, logrando una mayor productividad y rentabilidad (Botero, 1989b).
FIGURA 1. El Intervalo entre Partos - IEP y el Intervalo entre Concepciones – IEC tienen igual duración en días o en meses (Botero y De Alba, 1990).
CONCLUSIONES
Esta información, que fue obtenida mediante investigación hace entre 30 a 40 años (1979 – 1992), describe la utilización en pastoreo de praderas asociadas de gramíneas y leguminosas, de bancos de leguminosas y de su efecto positivo sobre la persistencia productiva estable de las praderas, la ganancia de peso y sobre la mayor eficiencia reproductiva, lograda en vientres, en suelos de baja fertilidad natural como son los de la Amazonía Colombiana y de la Sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia. Sin embargo, esta tecnología continúa sin ser adoptada por la gran mayoría de los ganaderos productores de carne y de doble propósito en América Tropical.
Las pasturas asociadas entre gramíneas y leguminosas herbáceas necesitan evolucionar y ser adaptadas y adoptadas por los productores, hasta lograr establecer una ganadería baja en carbono y permiten avanzar hacia la implementación de sistemas silvopastoriles con cercas vivas, bancos forrajeros y sistemas agroforestales, establecidos mediante regeneración natural y/o por siembra directa de especies forrajeras arbustivas y arbóreas.
Estas silvopasturas pueden diseñarse como una asociación entre gramíneas, leguminosas u otras plantas herbáceas, arbustivas, arbóreas, bambúes y palmas en sistemas multipropósito (frutales, industriales, forrajeras, maderables, medicinales, aromáticas, ornamentales, etc.). Estos serán, sin duda, sistemas ganaderos más rentables y amigables con el ambiente.
Otra estrategia consiste en cambiarse a la cría de búfalo de agua, cuya vida útil en las búfalas de cría y de doble propósito, puede llegar a ser, mínimo dos y hasta tres veces mayor a la de una vaca (8 años en vacas vs 16 a 24 años en búfalas), y gracias a ello tener una tasa de reemplazo hasta del 6% anual y lograr al menos 14 a 20 crías destetadas durante toda la vida útil de una búfala.
Capítulo del libro Manejo y alimentación de vacunos y de búfalos con forrajes tropicales de Raúl Botero Botero MVZ, MSc. Para ver todos los capítulos ingresar al perfil del autor.